El rol clave de las universidades chilenas para confirmar la seguridad de las vacunas contra el COVID-19
Las universidades de Chile, Católica y de La Frontera pusieron a disposición a sus especialistas e infraestructura técnica para que las inoculaciones sean eficaces y generen confianza en la población.
Tres universidades chilenas se transformaron en protagonistas centrales de la carrera por encontrar una vacuna que permita controlar la pandemia del coronavirus, la que mantiene al país en una emergencia sanitaria que se ha extendido por cerca de nueve meses.
La Universidad de Chile, la Universidad Católica y la Universidad de La Frontera pusieron a disposición toda su capacidad profesional e infraestructura técnica para recibir los ensayos clínicos de fase 3 de diversos laboratorios internacionales.
La misión de estas instituciones, que se realizó junto con el Ministerio de Ciencia y la asesoría experta del Comité Vacuna Coronavirus, no es solo seleccionar a los voluntarios que se inocularán, sino que también generar confianza en una sociedad que parece dudar por la rapidez del proceso.
Tanto desde el Gobierno como en las propias instituciones educativas han asegurado que estos procesos se realizan con los máximos estándares de seguridad, descartando algunas informaciones falsas, como las del diputado Gonzalo Fuenzalida (RN), quien recibió duros cuestionamientos tras asegurar que no se vacunaría contra el COVID-19.
El trabajo académico, de los hospitales y del Gobierno pareciera estar dando resultados por el gran interés que está despertando el enrolamiento de participantes, el que hasta ahora ha sido totalmente exitoso y que espera avanzar para contar con los resultados necesarios que permitan la mayor cantidad y alternativas de inmunización dentro del mercado farmacéutico local.
El ingreso de las universidades en la lucha contra el COVID-19
Durante los días más complejos de la primera ola del COVID-19, el Ministerio de Ciencia comenzó con la gestión para la obtención de las vacunas, con la composición de un comité que revisó las diversas opciones que se estaban desarrollando alrededor del mundo.
En el mes de junio, la Universidad Católica informó de la firma de un convenio con la empresa china Sinovac Biotech. El Instituto Milenio de Inmunología e Inmunoterapia (IMII) de dicha casa de estudios quedó a disposición para probar dosis de la compañía, que tiene como principal aval su anterior participación en la creación de una vacuna para la gripe H1N1.
Tras esto se revisaron y aprobaron las pruebas de las vacunas de Janssen y la de Oxford-AstraZeneca en la Universidad de Chile. La casa de estudios pública dispuso de todos sus recursos para reclutar, inocular y seguir a los pacientes, quienes serán revisados constantemente para descubrir la eficacia del producto.
Una de las últimas instituciones en sumarse fue la Universidad de la Frontera (UFRO). El plantel con sede en la Región de La Araucanía estará a cargo de probar la fórmula del consorcio canadiense-chino CanSino, en una fase experimental que se realizará principalmente en ciudades del sur del país.
El ministro de Ciencia, Andrés Couve, señaló que el hecho de que nuestro país “participe hoy de cuatro ensayos clínicos con los desarrollos más avanzados de vacunas a nivel mundial es fruto de una estrategia que impulsamos desde nuestra cartera con la asesoría experta del Comité Vacuna Coronavirus”.
La visión es compartida por los encargados de los estudios, quienes con su trabajo buscan entregar un aporte para generar aún más conocimiento sobre la superación de esta enfermedad.
Un trabajo para la confianza
Sergio Vargas, académico de la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile, es uno de los líderes de los ensayos de las vacunas en las universidades nacionales. El investigador es uno de los participantes del equipo que está probando la fórmula elaborada por la farmacéutica británica AstraZeneca y la Universidad de Oxford.
En conversación con EL DÍNAMO, el experto señaló que la realización de los ensayos de fase 3 en diversas instituciones chilenas muestra que Chile “genera un conocimiento clínico que va a dar seguridad a nuestra población, ya que la posibilidad de que una vacuna se pruebe en participantes chilenos da mayores chances de su eficacia en el país”.
“Se traen vacunas que son probadas en nuestra gente, que tiene diferencias en alimentación, ambiente y otros aspectos en comparación de personas que viven en otros países”, añadió Vargas.
Por las señales de desconfianza entregadas por autoridades como el diputado de Renovación Nacional Gonzalo Fuenzalida, el médico afirmó que se trata de algo “lamentable“, porque desconoce toda la labor que están realizando los científicos de Chile y el mundo para superar la pandemia.
“Nosotros tenemos que dar seguridad a la población chilena de que la vacuna que llegue es eficaz”, afirmó el investigador, señalando que los ensayos son “un entrenamiento” necesario para el desarrollo de un antígeno.
El experto también destacó que la tarea en materia de seguridad está muy avanzada y explicó que la rapidez de los procesos -que generó las principales dudas del congresista- se deben “al tremendo esfuerzo a todo nivel de los científicos, en la cadena de producción paralela y en la logística”.
Vargas destacó que el ensayo de Oxford y AstraZeneca avanzó gracias a un convenio con el Hospital San José de Santiago, que está recibiendo a algunos de los voluntarios. Hasta el momento la fase experimental ha sumado a cerca de 600 personas, y según el académico “hay colas de personas interesadas en participar”.