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Actualizado el 15 de Enero de 2021

Inacap convierte un auto convencional en uno eléctrico para investigar las rutas óptimas para las baterías

Esto a través de un software que medirá el rendimiento de este componente del vehículo según las condiciones del camino y así alargar su vida útil. El equipo desarrollador está compuesto por profesores y estudiantes de la Sede Osorno.

Por Camila Luengo
auto eléctrico baterías Furgón originalmente de motor diésel, el que cambiaron por uno eléctrico para instalar el software de investigación en Inacap Osorno.
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Para una empresa que cuenta con una flota de vehículos convencionales, cambiarlos por autos eléctricos significa un gran ahorro de combustible, pero esto se contrarresta si es que las baterías de estos últimos fallan y hay que cambiarlas antes del periodo especificado por el fabricante.

Por ello, en Inacap sede Osorno un grupo de profesores y estudiantes están trabajando en el desarrollo de un software que investigue cuáles son las rutas óptimas para cuidar el estado de las baterías de los autos eléctricos, alargando su vida útil. Esto significa no sólo seleccionar el tramo más rápido, sino que también considerar la geografía del lugar, el clima y las condiciones del camino, entre otros elementos.

Según explicó Felipe Núñez, profesor de Inacap sede Osorno y director del proyecto, “se ha demostrado que, en los vehículos eléctricos de uso comercial o intensivo, sus baterías duran menos, se degradan. A esto se suma que la autonomía de carga depende mucho del estado de la batería. Por lo que vimos un nicho de investigación en optimizar la vida útil de las baterías sin meternos en la química de los fabricantes, sino que enfocarnos en la gestión de la conducción”.

Para instalar el software a un auto eléctrico resultaba más barato, fácil y seguro realizarlo en uno convencional convertido a eléctrico que, en uno eléctrico de fábrica.

“Intervenir un vehículo eléctrico nuevo es más peligroso que intervenir un vehículo convertido porque su banco de baterías no es accesible. Adicionalmente en un vehículo eléctrico de fábrica es más delicado llegar a obtener el flujo de datos que necesitamos para la investigación”, aclaró Cristóbal Varela, también profesor del Área Mecánica de Inacap y participante del proyecto.

Así que tomaron un furgón de motor diésel, el que cambiaron por un motor eléctrico para instalar el software.

“Lo que hace el software, a través de algoritmos de inteligencia artificial, es identificar la relación de la conducción con el estado de la batería. Para ello toma variables como las condiciones del camino, las características geográficas, climáticas, distancias entre los puntos de carga, entre otros; y las comunica con el desgaste de la batería. Hoy existen software de gestión de ruta, pero sólo optimizan el tiempo de traslado. Nosotros queremos optimizar el tiempo y también ver qué ruta es más favorable para su batería”, detalló Núñez.

Avances

La conversión del vehículo va en un 95% y está en etapa de pruebas. Si bien en la sede de Osorno de Inacap han realizado simulaciones, es necesario verlo en la calle.

Para ello falta la autorización del Ministerio de Transporte y Telecomunicaciones, quienes deben certificar que la conversión es segura y cumple con todas las normas para salir a la vía pública. Anteriormente las autoridades gubernamentales se han mostrado en desacuerdo con las conversiones dado a que, con el cambio del motor se modifican las condiciones del vehículo.

“El Ministerio de Transporte está interesado en este proyecto porque es una de las primeras conversiones profesionales. Aquí ha habido un procedimiento seguro, de hecho, escribimos un protocolo de seguridad de conversión entregado al MTT” especificó Núñez.

Por lo que, una vez obtenida la aprobación desde el Ministerio, es probable que se abra una oportunidad para la conversión de autos de combustión interna a vehículos eléctricos en el país de manera segura y autorizada.

Respecto a las pruebas, Varela contó que “una vez que el vehículo esté en ruta, debemos ver cómo éste se comporta para comprobar su autonomía, velocidad máxima, desempeño, y hacer pruebas con máquinas que nos garanticen seguridad, para finalmente probar el modelo de inteligencia artificial”.

Equipo del proyecto

Junto a Felipe Núñez y Cristóbal Varela, participan dos estudiantes de Ingeniería en Maquinaria, Vehículos Automotrices y Sistemas Electrónicos en la modelación, diseño y fabricación de componentes; dos egresados de Ingeniería en Informática que se dedican al software, más estudiantes de Ingeniería Eléctrica que asesoran en la parte eléctrica, constituyendo un trabajo multidisciplinario.

En palabras de Oscar Soto, estudiante de Ingeniería en Maquinaria, Vehículos Automotrices y Sistemas Electrónicos, “esto ha sido un reto. Es una experiencia importante. El profesor Varela me invitó al proyecto y me comprometí, al punto de que sigo trabajando en el proyecto, y muy contento, pese a que debería estar de vacaciones”.

El proyecto, desarrollado en alianza con el Centro de Energía de la Universidad de Chile, se adjudicó Fondos de Fomento al Desarrollo Científico y Tecnológico, Fondef, de la Agencia Nacional de Investigación ANID, siendo uno de los fondos más grandes que se han asignado a electromovilidad en la academia. A lo que se suma el aporte de Cooprinsem, empresa de insumos agrícolas; la asociación de panaderos de Santiago, Indupan; y la distribuidora eléctrica de Osorno, Saesa.

“Con este proyecto vamos a demostrar que, desde una sede pequeña, de un país de Sudamérica se puede aspirar a investigar y desarrollar tecnologías en las industrias emergentes a nivel internacional. La electromovilidad llegó para quedarse y es un aporte al combate contra el cambio climático”, concluyó Núñez.

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