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25 de Marzo de 2021

Obesidad escolar registró un aumento “sin precedentes” en 2020

La última versión del Mapa Nutricional mostró un incremento del 18,5% de la obesidad severa entre los niños.

Por Sebastián Dote
obesidad escolar La falta de ejercicio y los cambios en la alimentación influyeron en el alza de los índices. (Agencia UNO/Archivo)
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La pandemia del COVID-19 generó diversos efectos en la vida de los estudiantes chilenos, entre ellos un aumento “sin precedentes” en la obesidad escolar.

La última versión del Mapa Nutricional 2020, que fue elaborado por el Ministerio de Desarrollo Social y la Junta Nacional de Auxilio Escolar y Becas (Junaeb), mostró un aumento significativo en todas las cifras, las que en su mayoría están asociadas a la poca actividad física por el desarrollo de clases a distancia.

Según lo informado por El Mercurio, en esta encuesta participaron 8.440 establecimientos de nivel parvularia, básica y media del sistema público, y se realizaron 736.369 encuestas realizadas entre julio y diciembre.

“La situación nutricional de los estudiantes se vio significativamente deteriorada el año pasado: (hubo) un aumento sin precedentes de todo tipo de obesidad, especialmente la obesidad severa, en particular en los estudiantes más pequeños, de pre kínder, kínder y 1° básico”, señaló el informe.

En lo concreto, en un año los alumnos en peso “normal” bajaron 7,1%, mientras que la obesidad aumentó 4% y la obesidad severa, 18,5%.

Jaime Tohá, director nacional de Junaeb, señaló al matutino que “durante la pandemia ha existido una menor actividad física, los niños están en sus casas, en clases de manera no presencial y eso genera que se muevan menos, que hagan menos ejercicio. No tiene actividades deportivas como tenían habitualmente”.

La autoridad también señaló que el aumento en la obesidad escolar podría estar ligada a los cambios en la alimentación, la que también varió debido a la presencia completa de los niños en su casa.

Samuel Durán, académico de Nutrición de la Universidad San Sebastián, señaló además que los estudiantes podrían estar durmiendo menos, por las alteraciones en sus horarios, lo que provoca un “círculo vicioso” que genera alteración de hormonas, más apetito y menos ganas de realizar ejercicio físico.

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