Pérdida de gratuidad incentiva a estudiantes a terminar sus carreras a tiempo

Las reglas establecidas por la gratuidad en la educación superior están siendo claves para que los alumnos de diversos niveles hagan lo posible para terminar sus carreras según el tiempo determinado, sin excederse en el cumplimiento de sus cursos.

La Superintendencia de Educación Superior informó que 69 mil estudiantes han perdido el beneficio por superar el tiempo de duración formal de su carrera, cifra que representa el 8,7% del total de los jóvenes que han accedido a este financiamiento.

Acción Educar realizó un análisis completo sobre los tiempos de duración de los jóvenes en el sistema de educación superior, señalando que quienes gozan del financiamiento por la gratuidad presentan un exceso de duración 9 puntos porcentuales más bajo que el de sus pares de características observables idénticas que no son beneficiarios de ella.

Entre sus conclusiones, el estudio afirmó que la estructura de la política de gratuidad en la educación superior puso incentivos sobre los estudiantes vulnerables a terminar sus carreras lo más rápido posible. De hecho, la tasa de sobre duración reportada cambia radicalmente para individuos similares solo por el hecho de haber financiado sus estudios a través de la gratuidad.

Aquello también se refleja en los becados, quienes tienden a incurrir en excesos de duración menores que sus compañeros de características similares que no gozaron de ningún tipo beca. Esto se podría explicar porque poseen un incentivo al esfuerzo que radica en la posibilidad de perder la beca si no cumplen con ciertos estándares académicos. Lo anterior se traduce en que los beneficiarios de becas incurren, en promedio, en una sobre duración 7 puntos porcentuales más baja que la de estudiantes similares que no fueron becados.

“Tal como se observa, el hecho de que el financiamiento esté asociado a la duración formal de la carrera se convierte en un incentivo para terminar a tiempo. Por ende, si se extiende la cobertura de la gratuidad a los años de sobre duración se perdería dicho incentivo lo que podría derivar en que los estudiantes volvieran a reportar las tasas de sobre duración en alumnos similares antes de la implementación de la gratuidad”, explicó Tania Villarroel, directora de Estudios de Acción Educar.

En este sentido, la experta se distanció de las propuestas de algunos rectores, quienes buscan extender la duración del beneficio más allá de la duración formal de la carrera, para que así muchos estudiantes no pierdan la gratuidad ante los atrasos en el cumplimiento de los tiempos formales.

“Esto se suma el costo para el Estado que tendría extender la gratuidad a los años de sobre duración de las carreras. Cabe recordar que Chile es el país de la OCDE que más invierte en educación superior. Por ejemplo, el Estado gasta $2.763.178 y $2.218.785 por estudiante en los jardines y colegios respectivamente, mientras que en educación superior estatal el monto asciende a $3.252.535. Es decir, se gasta un 18% más en estudiantes de educación superior que de jardines infantiles y un 47% más que en escolares. Por lo tanto, ya existe una distribución desigual de los recursos por nivel educativo, lo que aumentaría aún más si se extendiera el financiamiento por gratuidad más allá de la duración formal de la carrera”, complementó.

Entre otros puntos de la investigación se detectó que las tasas de sobre duración de las carreras en mujeres son, en promedio, 1,3 puntos porcentuales más bajas que las de los hombres. Además, quienes egresan de colegios municipales tienen una tasa de sobre duración basal más elevada que el resto del sistema.