Atentados incendiarios golpean a las escuelas rurales de la macrozona sur
Mineduc señaló que durante los dos últimos años 17 establecimientos han sido destruidos, siendo en su mayoría públicos.
El impacto por los hechos de violencia en la macrozona sur del país golpea de lleno a la educación, ya que las escuelas rurales se han transformado en el blanco para quemas y atentados, en medio de una compleja situación social y político.
Uno de los últimos atentados se registró a inicios de noviembre en la Escuela Alto Meco, en la comuna de Lautaro, en la región de La Araucanía. Ahí también resultó destruido un jardín infantil de la Junji que funcionaba de forma anexa. A esto también se sumó un ataque contra profesores del Colegio Santa Rosa de Quecheregua en Ercilla.
EL DÍNAMO confirmó con el Ministerio de Educación (Mineduc) que entre 2020 y 2021 un total de 17 establecimientos han sido quemados. De estos, 16 corresponden a recintos públicos, por lo que los más afectados son los niños en situación de vulnerabilidad.
Desde julio del año pasado -y tras una ola de quemas– la Fiscalía del Biobío ha investigado el origen de los incendios en la zona, sin muchas novedades sobre los responsables de los hechos.
Perjuicio al derecho a la educación
El ministro de Educación, Raúl Figueroa, ha planteado su preocupación por las quemas en las escuelas rurales, las que ocurren en medio de debate por la extensión del estado de emergencia en cuatro provincias de las regiones del Biobío y La Araucanía.
“Los colegios son un lugar sagrado, donde las familias hacen el mayor acto de confianza en el cuidado y la formación de sus hijos. Atentar contra una escuela es un acto miserable. Terminar con esa violencia requiere no sólo la condena absoluta de todos, sino que fundamentalmente la voluntad de ponerle término”, expresó.
Esta visión es compartida por el director ejecutivo de Acción Educar, Daniel Rodríguez, quien afirmó a EL DÍNAMO que “una escuela es mucho más que el edificio. Es el espacio de una comunidad y un símbolo de oportunidades. Quemarla tiene un peso muy grande, es negar la posibilidad de aprender, de estar con otros, de ser parte de una comunidad y de acceder a oportunidades”.
El experto señaló que el impacto de los ataques incendiarios es profundo, ya que “se vulnera el derecho humano a la educación”, afectando directamente a los niños.
“Uno esperaría una condena fuerte y la exigencia de justicia, pero fuera del Ministerio de Educación y algunos constituyentes, ninguna autoridad parece estar tomando medidas concretas. Quemar escuelas es como quemar libros, debiera remecer a cualquier demócrata y llamar a la acción”, cerró.