Las 5 picadas del año para comer hasta que duela
En los 80’s salir a comer fuera era casi una opción reservada a los cumpleaños y la oferta gastronómica reducida a: pollos asados con papas fritas o completos gigantes. A completos celebré mis diez años y un pollo asado acompañó mi egreso de octavo básico. La llegada de los 90’s nos inundó de cadenas gringas: Pizza Hut, McDonalds, Kentuckyy un cuanto hay de comida con aires de globalización.
En los 80’s salir a comer fuera era casi una opción reservada a los cumpleaños y la oferta gastronómica reducida a: pollos asados con papas fritas o completos gigantes. A completos celebré mis diez años y un pollo asado acompañó mi egreso de octavo básico. La llegada de los 90’s nos inundó de cadenas gringas: Pizza Hut, McDonalds, Kentuckyy un cuanto hay de comida con aires de globalización.
La salida a comer paso a ser más habitual y los eventos familiares quedaron reservados a alguna parrillada o a una digna comida china. Los 2000’s fueron el despegue. Santiago se transformó en el palacio de la comida internacional: comida japonesa, hindú, peruana, francesa, vietnamita o thai.. El exceso de snobismo transformó a ciertos bodrios puestos en escuálidos platos en “platos fusión” y a ponerle un nombre inglés o francés a cualquier cazuela chilena.
Ya las comidas familiares parecían más un tour de diseño que una buena comilona. Ahora tomar la decisión de salir a comer requería manuales, guías, consejos y rankings…lejos quedaban los viejos completos.A mí, me siguen gustando las cosas simples. Y sigo creyendo que lo bueno es abundante y rico, y lo malo requiere apellidos y ramas verdes que lo adornen.
Hoy Santiago sigue teniendo locales sin tanta pretensión, pero mucha calidad, donde un plato es de verdad y a nadie le importa mucho el olor del vino. Les dejo mi pequeña selección de locales 2010:
1) Ciudad Vieja: lo pongo en el primer lugar. Fue una gran aparición . Bueno, bonito y a buen precio. Y lo mejor, con sanguches de calidad, esos que chorrean por las manos (pobre el que se los coma con tenedor y cuchillo). Mi favorito: la hamburguesa Gran Pilón. Pruebe el borrachito, el de osobuco o el de plateada. Acá tiene todo el revestimiento que necesita para una noche larga. Si quiere picotear antes, póngase un crudo. Si llora, no es mi culpa. Queda en la esquina de Constitución con Dardignac.
2) El Camarón de Gorbea: Es una locura. Antes, sólo había probado los camarones de río en el Límari, pero para acá se trajeron los más grandes. Es simple y básico, se piden fuentes de doce camarones, le ponen un babero yocupa las manos para chupetear y romper. Hay como dos tipos de vino, lo que es suficiente. Tienen una extraña mezcla de gusto entre tierra y camarón que valen la pena. La mejor, al lado suyo verá contertulios que llevan años en lo mismo…y saben comer con las manos sin complejos. Pruebe en Gorbea 2644, Santiago Centro.
3) Las Delicias de Quirihue: Buena carne a buen precio. Lleno de parroquianos que los fines de semana se preparan para largos eventos. Ponen al principio unos pinchos de la casa de ubre y aceitunas únicos. Tienen los platos más grandes que me he comido. Pida la versión de los platos de Quirihue, no la ejecutiva que es para débiles. Y si se come toda esa plateada de verdad se transformará en mi rockstar personal. Domeyko No 2059. Santiago Centro.
4) Tante Marlene: (no es el Lilie Marlene pues era el favorito de Pinochet y guata no tengo para tanto). Tienen el mejor pernil que me he comido en mi vida. La carne del pernil es lo más rosado que he visto en mi vida, su cobertura crujiente y el chucrut de acompañamiento una poesía. Hay un tártaro para comenzar quete deja helado y unos fiambres de todo tipo con los que podrías picotear años. Miguel Claro 1802, Providencia.
5) La Unión Chica: dejo al final el favorito de mi club de tobi. Acá el tiempo no ha pasado. Al entrar siguen en la barra los mismos parroquianos. Tienen un menú a la antigua por menos de tres mil y platos descomunales (la escalopa estoy seguro que es de milodón). Callos a la madrileña, que son casi puré picante; y lo mejor un cabrito que requiere dos platos para comer. Todavía ponen la clásica marraqueta con ají para picar y nadie se espanta si usted pide una cañita de vino sin apellido. En calle Nueva York 8, Santiago Centro. Detrás del Club de la Unión.
Sebastián Iglesias Sichel, abogado, 33 años, padre de Pedro. Ex muchas cosas. Casi casi otras tantas. Vinculado a la política por vocación, a los asados para ver a los amigos y a la música para acompañar la vida. A veces medio obseso, otras tantas emprendedor. Mis obsesiones del momento: renovar la política y hacernos cargo de la modernidad. Tratando de que nos renovemos hasta nosotros mismos y que nos hagamos corresponsables de nuestro futuro.