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5 de Enero de 2011

"De Mazapán a David Bowie", por Karol Krause

Esta Navidad, aplané calles buscando por jugueterías y malls, el regalo perfecto para mi inquieto niño de un año. Ese que no juega más de cinco minutos con el mismo aparato, porque lo que en realidad quiere es desplazarse.

Por Redacción
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Esta Navidad, aplané calles buscando por jugueterías y malls, el regalo perfecto para mi inquieto niño de un año. Ese que no juega más de cinco minutos con el mismo aparato, porque lo que en realidad quiere es desplazarse.

Pero para los que nos gusta la música, tener un hijo puede ser la solución a la falta de talento y pronto me encontré comprándole guitarra, saxofón, tambores y hasta maracas de juguete con tal de que él tuviera la capacidad de desarrollar alguno. Me he sorprendido cambiándole el disco de Mazapán por uno de David Bowie, diciendo en más de un concierto que me gustaría ser la mamá de uno de esos músicos arriba del escenario y pidiéndole al Viejito Pascuero que ¡por favor! no le vaya a gustar el reggaeton.

 

¿Pasará en todas las familias? No sé, pero lo más probable es que sea el sueño de los que queríamos ser rockeros, y la naturaleza no nos premió con más que el gusto por la música. Son los sinceros deseos canalizados a través de estas pequeñas personas con las que añoramos compartir gustos y aficiones, y que ojalá puedan tener esa cualidad que tú no heredaste.

 

Después de unos días, me sentí mala madre, un Pancho Puelma cantando el futuro de mi hijo, comparándome con esas obsesionadas señoras que obligaban a sus apenas adolescentes hijas a ponerse minifalda para hacerse famosas bailando con poca ropa. Yo ni loca quiero que mi niño se vista con una polera malla de kiwi para salir en la tele, pero sí me he visto planeando su futuro como si fuera mío y hablando con mi marido acerca de qué nos gustaría que fueran nuestros hijos.

 

Anoche, decidimos no hacerlo más. Si el hijo quiere ser biólogo marino, ingeniero o mecánico, no lo voy a influenciar, aunque eso signifique que no tengamos mucho en común. Pero como al fin y al cabo, uno es parte de las costumbres de su casa, no dejaré de ponerle ese disco de Arcade Fire que me acabo de comprar, con la secreta esperanza de que solito se dé cuenta de que eso es lo que le gusta más.

 

 

 

 

 

 

Karol Krause es periodista, maestro chasquilla de las comunicaciones por vocación. Amante de la música, los perros, la cocina (y la comida) y la playa. Ex productora general de Radio Horizonte, hoy es parte del equipo de El Dínamo.

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