5 cosas que comer en la parrilla antes de morir

Mi obsesión por los rankings la heredé de mi película favorita Alta Fidelidad, y del melómano interpretado por John Cusack, quien rankea todo lo que encuentra: desde sus canciones para morir hasta sus mayores desastres amorosos. Rankear en la vida es un gran hobbie, máximo si permite darte cuenta de que lo que estás pasando no es ni tan grave ni tan tremendo. Gracias a los rankings alguna vez terminé con una polola que no clasificaba para seguir de primera, dejé de fumar y probé cosas que no había probado antes.

 

Por los rankings soy adicto a VH1 y sus canciones en español ochentero y creo que tripadvisor.com es la mejor página del mundo para mi próximo viaje. Los rankings tienen la ventaja de que cada día uno puede cambiar arbitrariamente la decisión y hacerse trampa, poniendo en el número uno lo que ayer era lo último de mi ranking y evitar derrotas personales.

 

En mi ranking de esta semana –no es que me pase mi vida pensando que voy a morir pero le dedico harto tiempo a amenazarme de mi muerte para ver qué me falta por comer- he armado un ranking con lo que debería agregar a la parrilla si algún día me llaman del patio de los callados.

 

1)    Mollejas, claramente el mejor “interior” para la parrilla. Algunos la hierven previamente. Yo simplemente las sumerjo en agua con limón media hora antes y las pongo a la parrilla diez minutos por lado hasta que queden crujientes, después las corto en rodajas y aliño con limón.

 

2)    Malaya de cerdo, excelente para picar y comer previo al asado. Es sabrosa y aliñada con limón, jugosa. Se debe dejar en las brasas hasta que se dore completamente y quede crujiente, picar en lonjas y disfrutarlas.

 

3)    Endibias a la parrilla. Sí, las viejas endibias –especie de lechuga sofisticada-, pero ahora adobadas y puestas a la parrilla. Yo tengo una plancha de fierro que pongo sobre en la parrilla y en ella tiendo a poner tomates, puerros, berenjenas o cabezas de ajo para acompañar la carne. Pero el producto ancla son las endibias: las parto a lo largo en mitades y pongo a la plancha hasta que se peguen y quemen, las doy vuelta y aliño con vinagre. Manjar puro, dejan dando pena a las alcachofas.

 

4)    Jabalí: chuletas o lomo. En mis tiernos años el cerdo era mi carne favorita. Me encantaban los costillares aliñados y una buena chuleta podía “hacerme” el asado. Hace algunos años apareció el jabalí como la evolución parrillera del cerdo. Es más sabroso y magro, de un color rosado más intenso, y  sabor más fuerte. Ojo que puede quedar duro, debe ser cocinado con noble paciencia y a fuego lento.

 

5)    Ñachi. Si bien no se prepara en la parrilla misma es casi la ceremonia fundacional de un bacanal de carne en serio. Se prepara mientras se mata a un animal para un asado. Se recoge la sangre del animal y se agrega cilantro, ají y limón. Cuando la sangre endurece se corta en cuadritos y se sirve acompañado de pan. Una experiencia única y el inicio de la vida carnívora. Las prietas son la versión pop del Ñachi, pero lo mejor para la parrilla, soy adicto. Nos las arrebate de calor o se le reventaran. (Confieso que en mi adolescencia mis desvaríos juveniles me hicieron renegar de ella por ser sangre: si sé, andaba perdido).

 

Para terminar les dejo un pequeño ranking de mejor a peor de mis cortes parrilleros favoritos:

1.- Asado de tira

2.- Lomo vetado

3.- Tapabarriga

4.- Entraña

5.- Punta picana

6.- Palanca

 

Y sólo como desahogo de una experiencia de este fin de semana, un ranking de los grupos de música que odio para escuchar al lado de la parrilla:

1.- Maná (no hay nada peor que chascón meloso que se cree rockero)

2.- Arjona (necesito explicarlo?)

3.- U2 (acá me van a pegar, pero no hay nada peor que rockero consciente millonario)

4.- Miranda! (no los comprendo)

5.- La Ley (es sólo disgusto personal. Fueron capaces de atragantarme un asado)

 

 

Sebastián Iglesias Sichel, abogado, 33 años, padre de Pedro. Ex muchas
cosas. Casi casi otras tantas. Vinculado a la política por vocación, a
los asados para ver a los amigos y a la música para acompañar la vida. A
veces medio obseso, otras tantas emprendedor. Mis obsesiones del
momento: renovar la política y hacernos cargo de la modernidad. Tratando
de que nos renovemos hasta nosotros mismos y que nos hagamos
corresponsables de nuestro futuro.