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4 de Febrero de 2011

Las 10 canciones de medianoche de Andrea Ocampo

Andrea Ocampo es escritora. Ha publicado "Patio 29: la democracia imaginaria", "Ciertos ruidos, Nuevas Tribus Urbanas Chilenas" y"Piñata", su primer poemario.

Por Sebastian Iturrieta Veloso
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Estas son las canciones que escucha cuando el sol ya cedió y busca inspiración literaria.

 

Michael Jackson: Who is it?

Durante el proceso de escritura de mi último libro “Piñata” (Ripio Ediciones, 2011), que es mi primer poemario, me quedé muchas veces pegada con esta canción. No tanto con el video, sino por su ritmo, sus cortes que me ayudaron sin-querer-queriendo a cortar mis propios versos. Es de las pocas canciones donde MJ muestra las garras y responde, creo yo, a su verdadera cólera creadora.

 

Morrisey: There is a light that never goes out

Con esta canción vuelvo a mi adolescencia pre-inet, pre-mp3. Me recuerdo de los veranos en Rapel con mis amigas tomando el sol y yo usando esas largas faldas tipo Chica Ye Ye. Me quedaba afuera del lago, esperando que terminaran su sesión de baño-sol-baño con un personal estéreo, escuchando un casete grabado con canciones que me gustaban de la radio, una de ellas era ésta de Morrisey.

 

Those Dancing Days: Hitten

Conocí esta banda en invierno de Valparaíso, el 2008, cuando me fui al depto de una amiga a terminar “Ciertos Ruidos” (Planeta, 2009), el libro de las tribus urbanas. Estar sola en una ciudad tan trajinada, nostálgica y ajena a mi historia personal. Ese invierno me enamoré del puerto, de sus desordenes, borracheras y procesiones de niños con paraguas saliendo de clase e inundando los cerros.

 

Ellie Goulding: Under the Sheets

Maravillosa canción. Se sostiene sobre un eco hipnótico que me ayuda mucho a concentrarme en lo que estoy diciendo/escribiendo. Conocí a Goulding gracias a un amigo que iba al taller de Cultura Pop, que hice el año pasado, nos fue a dar clase sobre la estructura de un videoclip. Es una canción perfecta por donde la mires/escuches.

 

Lissie: When i’m alone

La conocí porque tiene el mejor cover de “Bad Romance” de Lady Gaga. Lissie tiene un vozarrón hermoso, corajudo y profundo que me para los pelos y me deja indefensa ante sus saltos vocales. Me lanza al teclado, me moviliza. Y eso es mucho decir.

 

Anthony and The Johnsons: You are my sister

Elijo esta canción de entre todas las que tengo de él. Él ya es un inmortal. Independiente de lo que cante, su voz ya tiene una narración, una historia y una poética que es reconocible por donde esté. Una vez me fui al lado de un gótico-brit-visual en el metro, que estaba escuchando esta canción (sus audifonos estaban realmente fuertes) y me quise poner a llorar.

 

Buika: No habrá nadie en el mundo

Para mi Buika es un descubrimiento reciente, me he perdido de mucho. Pero esta afro-gitana es lo mejor, lo mejor que hay para los hispano-parlantes que meditabundos por la noche quieren conectarse con la(s) persona(s) que lleva(n) a cuestas. Antes me pasaba lo mismo con José Luis Perales, Ana Belén y toda esa generación de españoles que escuchaban mi abuela y mamá durante mi infancia.

 

Pasión Vega: Y sin embargo

Esta canción es universal, es cosa de darse cuenta de cuantas versiones tiene. Llegué a ella a través de la discografía completa de Joaquín Sabina, a quien ya escucho poco, porque el español a una la pone media sucia y media suicida. Esta canción es, para mí, una oración: quedo en estado zen, lista y dispuesta para destrozarme la noche entera escribiendo.

 

Juan Luis Guerra: Bachata Rosa

Seguramente les de risa. Pero Juan Luis Guerra a pesar de ser medio canuto es un grande. Mi infancia completa escuché sus discos. Mi mamá hacía el aseo con su música y yo recuerdo haber puesto el árbol de Navidad, año tras año, con sus canciones. Sus letras tienen altas consecuencias pedagógicas, cuesta sacárselas de encima. También recuerdo que a mi abuelita Inés le encantaba esta canción, mientras cocinaba, se olvidaba del dolor de su cuerpo y lo movía todo lo que podía.

 

Gepe: Alfabeto

Daniel Riveros ya es un autor. No es músico, no es compositor. Es más que eso, lo respeto demasiado. Con su disco reciente se superó y marcó distancia con su generación. Dejó de ser Gepe el niño chileno, medio pop, medio folk, medio lo que sea y renovó la tradición latinoamericana de la Fusión y, de paso, dejó tarea pendiente para los seguidores de La Nueva Canción. Esta canción se debe escuchar con audífonos y muy fuerte. A mí me traspasó. Con su influencia estoy escribiendo lo que sería mi próximo libro.

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