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7 de Marzo de 2011

“Blanco caucásico v/s factor solar”, por Andrea Silva

 

 

Pedro llega a la casa con la cara roja quemado por el sol y me pide que le preste alguna crema, molesta le contesto que no.

-¿Por qué no? , me dice sorprendido.

- Porque no te la mereces.

- ¿Qué te pasa Andrea?

- Nada.

- ¿Cómo nada?

- ¡NO ME PASA NADA!

Por Redacción
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Pedro llega a la casa con la cara roja quemado por el sol y me pide que le preste alguna crema, molesta le contesto que no.

-¿Por qué no? , me dice sorprendido.

– Porque no te la mereces.

– ¿Qué te pasa Andrea?

– Nada.

– ¿Cómo nada?

¡NO ME PASA NADA!

– Entonces préstame una crema porque me duele la cara, la tengo tirante.

– Debiste haberlo pensado antes, ahora es demasiado tarde.

Pedro me mira sin entender. Es justamente ese ángulo de mirada, esos ojos a medio abrir, esa cara de inocencia interrumpida y, sobre todo, esas entradas rojas fosforescentes de su frente las que despiertan al monstruo.

 

– ¿Cuántos factores solares te he comprado este verano?, ¿Siete, ocho? De todos los tamaños, de los mejores laboratorios. Dos te los puse en el auto, uno en el baño, el otro adentro de esa chaqueta que no te sacas nunca (horrenda por lo demás), el otro en la mesita de entrada de la casa, y aún así no te das por aludido con tus obligaciones de adulto blanco caucásico del siglo XXI que debe protegerse de este sol de mierda, de este país de mierda que se sitúa justo debajo de la mierda de agujero de la capa de ozono.

– No es para tanto.

 

– ¡Sí es para tanto porque no cuidas tu vida, porque no te importa morir mañana del cáncer que estás cultivando con todos estos años de desidia, de mal modo cada vez que te digo que te pongas factor! Tu cara roja es la prueba concreta de tu falta de amor, de tus ganas de terminar con este proyecto porque te da lo mismo abandonarme, ya no me quieres y me duele que no me lo digas a la cara y en cambio llegues exhibiendo tu desamor. Y pretendes que no reaccione, te da lo mismo dejarme viuda con dos niños acuesta. ¡Y eso sí que no te lo perdono, que ni siquiera pienses en tus hijos, en lo que es crecer sin un padre y con una madre destruida y frustrada porque no logró que su marido la quisiera lo suficiente como para ponerse el puto factor solar! ¿Quieres que nos separemos y no sabes cómo decírmelo? ¿Es eso?

Tengo pánico de su respuesta, huyo llorando a hundirme en mi cama. Agradezco que los niños no estén, que Pedro no me persiga con su réplica y cierro los ojos para imaginarme una vida distinta, una vida sin síndrome premenstrual:

Pedro llega a la casa con la cara roja quemado por el sol y me pide que le preste alguna crema:

– Por supuesto amor, le contesto.

Diligente voy en busca de mi mejor producto de rostro, le señalo que se siente y amorosa le humecto la cara (con masaje facial incluido).

 

 

Andrea Silva es chilena, bilingüe, casada, con hijos, profesional sin pega estable, con ahorros, un poco católica, sobrepasada, sobreexigida, adicta a la sicóloga y al dulce. Con mañanas horrendas, pero con tardes lindas.

 


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