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1 de Abril de 2011

5 datos de cerdo para irse al chancho

Siguiendo con la idea de los rankings, hoy me detendré en uno de los animales menos asociados al glamour que he visto: el chancho, puerco o cerdo, dependiendo del lugar en que se lo nombre. No sé por qué la gente no es capaz de reconocer que no hay nada más rico que una buena pulpa aliñada o un costillar al ají; o que un buen arrollado huaso supera a cualquier pan con jamón de pavo.

 

Por Redacción
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Siguiendo con la idea de los rankings, hoy me detendré en uno de los animales menos asociados al glamour que he visto: el chancho, puerco o cerdo, dependiendo del lugar en que se lo nombre. No sé por qué la gente no es capaz de reconocer que no hay nada más rico que una buena pulpa aliñada o un costillar al ají; o que un buen arrollado huaso supera a cualquier pan con jamón de pavo.

 

En mis cortos tiempos de dieta descubrí que muchos cortes son más sanos que el vacuno y sobre todo, más baratos. Y un buen costillar a la parrilla acompañado de longanizas y un par de chuletas, por poca plata, te pueden hacer la noche.

 

Creo que ha llegado el momento de hacer una campaña para aumentar su consumo. Ya me la imagino, incluso tengo los rostros y la frase pensada. Imaginen: aparece Cecilia Bolocco, vestida de blanco, con un pedazo de costillar en la mano diciendo: “Yo como chancho”. Después podríamos ver una campaña mundial por el consumo de chancho en que gente como Paris Hilton, la Reina Isabel o Brad Pitt repitan con una amplia sonrisa el “Yo como chancho”, o para los sofisticados: “A mí me gusta el puerco”. Éxito total.

 

Bueno, volviendo a lo de los rankings y poniéndonos serios, creo que deberíamos ver quiénes son los mejores rostros para representar una buena campaña de consumo de chancho.

 

Mis 5 primeros son:  

1) José Miguel Insulza: es el guatón parrillero por antonomasia, cara de comer costillar.

 

2) Aldo Schiapacasse: mi verdadero ídolo, habla de fútbol, política y cine como si nada, y aunque no comente de carne sé que es un experto en parrillas (o más bien se le nota).

 

3) Patricio Flores, el supuesto hijo de Don Francisco: me lo imagino después del resultado del ADN prendiendo la parrilla para pasar las penas.

 

4) Claudio Borghi: diga lo que diga, lo primero que hace si gana la Copa América es matar un chancho.

 

5) Patty Maldonado: se explica sola y de una sonrisa nos demuestra cuanto costillar cabe en una mascada. 

 

 
Bueno, por mientras piensan en sus candidatos, les dejo mis datos de lugares y platos del mejor chancho:

1) Costillar de chancho de Lo Abarca (V región, entre San Antonio y Las Cruces): la presa perfecta. No sé cómo logran que esto parezca manjar. Da miedo el plato o fuente en que te lo traen, es de verdad del porte de un brontosaurio, pero se puede y quieres comértelo todo.

 

2) El Vietnamita de Los Canallas: el plato que corona la vida del chancho. En un sólo plato adornado por papas, te ponen costillar, pulpa, arrollado y longaniza. 

 

3) El Costillar del Venezia: Un clásico. Perfecto, blando, grande. Y en el mejor lugar de Bellavista. Dicen que aca comía caldillo Pablo Neruda, de seguro no probó la costilla. Si se la puede, pídase antes una pichanga.

 

4) Pernil del Hoyo: Qué lindo se ve con una ensalada chilena. Grande, jugoso y rosado. Para compartir si no tiene cultura de chancho; para comerlo acompañado de un terremoto si viene con sed.

 

5) Arrollado de Huaso del San Remo: Es la perfección llevada a 20 centímetros de carne amarrada a un buen cuero de chancho. Blando, con el picor justo y la grasa justa y necesaria. No sé cuantas horas le dan de cocción, pero lo preparan alquimistas.

 

Eso sería. Me despido pensando en un nuevo ranking para la próxima semana.

 

 

 

Sebastián Iglesias Sichel, abogado, 33 años, padre de Pedro. Ex muchas cosas. Casi casi otras tantas. Vinculado a la política por vocación, a los asados para ver a los amigos y a la música para acompañar la vida. A veces medio obseso, otras tantas emprendedor. Mis obsesiones del momento: renovar la política y hacernos cargo de la modernidad. Tratando de que nos renovemos hasta nosotros mismos y que nos hagamos corresponsables de nuestro futuro.
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