Día de cine: Lazos de Sangre
Las películas independientes tienen un tema que me molesta. Es eso cool del término “independiente” con lo que muchos asumen que tiene que ser mejor y más inteligente que cualquier filme hecho dentro de la industria convencional.
Esa misma actitud odiosa de los que dicen que la música clásica es mejor que el rock, sólo porque sí. Por eso cuando empiezan a haber alabanzas hacia la película independiente de la temporada (siempre hay una), se me generan dudas razonables.
Las películas independientes tienen un tema que me molesta. Es eso cool del término “independiente” con lo que muchos asumen que tiene que ser mejor y más inteligente que cualquier filme hecho dentro de la industria convencional.
Esa misma actitud odiosa de los que dicen que la música clásica es mejor que el rock, sólo porque sí. Por eso cuando empiezan a haber alabanzas hacia la película independiente de la temporada (siempre hay una), se me generan dudas razonables.
Igual me arriesgué a ver “Lazos de Sangre”, la sorpresa de la última entrega de los Oscar, que a pesar de no lograr ningún premio, recibió cuatro nominaciones a pesar de su desconocido elenco y propuesta minimalista. Asumí que si se llegó a estrenar en el cine acá, debía ser por algo. Y la sorpresa no pudo haber sido más agradable.
“Lazos…” cuenta la historia de Ree Dolly (Jennifer Lawrence), una joven sureña norteamericana de 17 años, que debe hacerse cargo de sus dos hermanos menores, y de su madre que sufre alguna especie de síndrome de enclaustramiento en medio de un ambiente de extrema pobreza. ¿Y el padre? Está muy ocupado ganándose la vida como cocinero… de meta anfetaminas.
Su vida no es fácil. Pero entonces llega el sistema estadounidense al rescate: A Ree le avisan que su padre, recientemente liberado de la cárcel, no asistió a una reunión con el juez, y si no aparece, le quitarán su casa a su familia. Así la joven debe recorrer su ambiente rural para preguntarle a familiares, o “colegas” de su padre, si han lo han visto o sabido algo de él. La respuesta es la misma: una recomendación de dejar de hacer preguntas.
Ree se mueve por los terrenos vacíos, sola, buscando a su progenitor, mientras lleva el peso de ser el único sostén familiar, y por ende, la única capaz de llevar a cabo la tarea. Y lo hace de la única manera que puede, la mirada fija, y la voz lo más constante posible, para que no se note lo aterrada que está. No sólo de perder su propiedad, sino que de tener que entrar a un mundo en donde sabe que nadie es realmente bueno, nadie está de su lado, y a pesar de tener sangre en común, nadie va a dudar de eliminarla si interfiere mucho. Su tío Teardrop (John Hawkes) termina siendo lo más cercano a un aliado que pueda encontrar, pero también es al único que no puede mirar desafiante, y frente al cual su miedo la domina.
La actuación que entrega Lawrence es solidísima. En un mundo en donde los protagónicos femeninos fuertes son muy escasos, la joven actriz realiza un trabajo espectacular, sobre todo considerando que la película descansa totalmente en su rol. Logra, sin explicitar a través de palabras, expresar la angustia que Ree siente al verse envuelta por un entorno amenazador. Tiene claro a lo que se enfrenta, pero no se da el lujo de imaginar que las cosas puedan ser de otra manera. Toma la acción en sus manos, a pesar de lo vulnerable que se ve, y se siente.
La relación y dinámica entre los personajes de Hawkes y Lawrence sólo puede ser superada por la que crearon Geoffrey Rush y Colin Firth en “El Discurso del Rey”. Es la extraña conexión que se genera entre ellos uno de los puntos más altos de la película. Teardrop no es un buen hombre, y nadie lo tiene más claro que él. Pero finalmente Ree es su sobrina, y eso le importa más que cualquier cosa. Así, la joven entiende que es la única conexión que le queda con su padre, lo quiera o no. No hay amor de por medio, simplemente, un sentimiento extremo de necesidad.
La película es un gran suspenso. Genera un ambiente tenso, amenazador, cuya banda sonora principal son el ladrido de los perros. Se entiende que Ree se mueve por algo más peligroso de lo que parece. Es una micro sociedad, en donde reina un patriarcado falso, ya que los hombres son figuras distantes o derechamente ausentes, que dejan el trabajo y la acción a las mujeres como Ree, que ni se cuestiona su rol, sólo lo cumple. La joven ve que existe “esa” característica en común en todas las familias de ese entorno. No la ama, pero la tiene, y marca su actuar.
La película peca de lentitud a ratos, pero termina contando una excelente historia, con los pocos recursos que utiliza. Imperdible mientras dure en los cines, ya que seguramente por taquilla la quitarán pronto.
Matías De la Maza es estudiante de Periodismo en la UDP, fanático del cine y de todo lo que se relacione con una guitarra eléctrica, e “hincha cruzado desde que puedo recordar”. Hago como que sé de todo. Mi twitter es @Matias_delamaza |