“El día D”, por Santiago Maco
Ésta fue una semana especial, llena de días especiales. Reabrí mi Twitter y me enteré de unas efemérides que, de otro modo, hubiera pasado por alto. Con suerte, escuchado. La cosa es que me desperté el domingo con ganas de no levantarme y… tuit: era el Día del Pisco.
Ésta fue una semana especial, llena de
días especiales. Reabrí mi Twitter y me enteré de unas efemérides
que, de otro modo, hubiera pasado por alto. Con suerte, escuchado. La
cosa es que me desperté el domingo con ganas de no levantarme y…
tuit: era el Día del Pisco.
Pensé en salir de la cama e invitar a
mi marido una copa. “¿Qué es esto, cari? Si la semana pasada fue
el de la madre. Sois una sociedad muy consumista, que se inventa
cosas”, opinó Manuel. Claro, ellos tienen las fiestas religiosas:
el día de reyes, del roscón de reyes, de la santa ciega, de la
tuerta, del Jesús carpintero y el profeta.
“Llegó otro tuit, amor. Hoy también
es el Día Internacional de la Familia”. Ante la duda de si el
pisco es peruano o chileno, fui precavido y preparé una botella de
sour. Y como a este paso no vamos nunca a ser una familia con plenos
derechos en Chile, optamos por tomarla entre las sábanas con nuestro
hijo/perro/gato Martín. Así dejamos a las verdaderas familias
festejar en paz.
El lunes fue tranquilo. Nada que
celebrar. Pero el martes estuvo intenso. Lo que más me animó fue el
Día Contra la Homofobia, así que me puse un pañuelo al cuello
especialmente mariquín. “Qué alguien se atreva a decirme algo”,
pensé. Hoy tengo derecho a travestirme.
Lo fuerte es que además se festejaba
el Día de Internet, de la Hipertensión Arterial y del Reciclaje.
Así que fui al punto limpio de Vitacura (que debe ser uno de los
lugares más exclusivos que hoy tiene Santiago, con madres jóvenes
que salen del Balthus y el Club de Polo con olor a ropa Everlast para
consumar un ritual medioambientalista que las confunde, porque no
saben bien si es que los pañales son desechos orgánicos, entran en
la categoría del plástico o qué).
“Botando botella de pisco del domingo
en pto. limpio de Vita. El lugar está que arde. Feliz día del
reciclaje”. Como era el Día de Internet, quise participar
activamente en las redes sociales y anunciar a mis cuatro seguidores
que iba rumbo al depósito de los vidrios para ayudar al planeta.
Sobre todo ahora -con lo de HidroAysén- hay que tener conciencia.
Pero no hubo caso.
Me enteré después que también era el
Día de las Telecomunicaciones y el iPhone 4, que salió con la
antena mala, no me dejó mandar el maldito tuit. Y de rabia me subió
la presión. Por lo menos, cumplí con todas las conmemoraciones de
la jornada.
El miércoles me entero que Chadwik y
Longueira celebraron a su propio estilo el Día Contra la Homofobia.
De haberlo sabido antes, hubiera hecho un brindis por ellos el
domingo. Con pisco y mi marido inconstitucional y mi hijo/perro/gato
de segunda clase.
Si no fuera porque también era el Día
del Museo, me deprimo. Así que di una vuelta por el de la Moda que
no era gratis, pero costaba luca. Mientras veía en vivo y en directo
la copia oficial del DeLorian, un nuevo tuit: “Hoy se celebra el
Día de la Escarapela Argentina”. ¿Qué es una escarapela? Llamé
a Rebeca, mi amiga porteña. “¿Que hoy es qué?”.