“10 canciones de medianoche”, con Pablo Gálvez
El músico de bandas como La Reina Morsa y Cosmonautas, presenta su nuevo proyecto La Medicina, esta noche en El Papagayo's de Alameda.
Pablo “Tilcoco” Gálvez estuvo varias temporadas en la guitarra y voz de Cosmonautas, con quienes editó hace un tiempo el disco debut y de libre descarga “Hola”, que contó con la producción del cantante y compositor de Primavera de Praga, Leo Saavedra.
Actualmente, está en la formación de La Reina Morsa, el dúo de Victoria Cordero y Mico Rubilar, con quienes se presentará en la nueva edición del festival Circus Rock.
Esta noche, desde las 23 horas, Gálvez presenta en el conocido pub de Alameda, El Papagayo’s, su proyecto La Medicina, donde canta y se hace acompañar por una banda y un iPad.
Acá su selección musical.
1. The Strokes – Taken for a Fool. No hay mucho que decir, nunca fallan. He oído harta crítica diferenciando este sonido del anterior, pero: ¿no será eso ir siempre un poco hacia adelante? Me lo pregunto. Siempre manteniendo el mismo formato, sin variación alguna, han llegado a crear sin parar mucho matiz, originalidad. Los ya clásicos juegos de las guitarras son un mundo aparte. La parte rítmica siempre sólida y versátil. La voz por supuesto nunca se puede esperar menos, Casablancas es un genio de las melodías, lo que es muy potenciado por su particular timbre.
2. Protistas – Incendio en mi corazón: mezcla lo suave y lo inocente con un ritmo original y fuerte. Gracias a eso, el sonido de la banda es muy particular, la propuesta es muy definida y cada uno sabe lo que tiene que hacer. La letra y la voz contiene esa angustia, se percibe mucho más que sólo alguien cantando, es más como un llamado o un grito. Posee mucha atmósfera y una extraña y a la vez agradable mezcla de fuerza y suavidad.
3- Primavera de Praga – La Nave: creo que se puede contar con los dedos de las manos las bandas chilenas poseedoras de un dominio tan grande a la hora de tomar un instrumento y más aun al expresar claramente sus ideas. El ritmo es prendido, cada instrumento esta perfectamente ejecutado, todos con mucha creatividad y fuerza. Tanto la letra como los arreglos están llenos de juegos, matices y pequeños momentos que marcan mucho la diferencia. Venir del rock y encontrar el pop de manera espontánea es lo que te hace dejar tus canciones siempre en un buen lugar.
4. Fleet Foxes – Blue ridge mountains: Admiro profundamente aquella propuesta folk, pero aunque suene raro para mí, de folk sólo tiene la guitarra acústica: el joven Robin Pecknold (uno de los grandes del último tiempo) con su gran voz, lírica y empatía refleja que se puede ser muy novedoso llenándose de motivos de hace un par de siglos. Logrando un sonido suave con muchos instrumentos acústicos y armonías vocales a otro nivel, el talento de quién te lo plantea hace desaparecer ciertos clichés de la música de antaño necesarios hasta el día de hoy.
5. La Reina Morsa – Dinamita Show: con una armonía “bossanóbica” esta canción perfectamente pudo ser lenta o con poca instrumentación, pero es un gran acierto que lograran matizar aquella linda base armónica con un ritmo fuerte y con mucha energía. Siempre se agradece cuando no es todo fuerte o todo despacio, queda demostrado el control de las emociones y que no sea sólo tocar tocar y tocar
6. Gorillaz – Empire Ants: es una canción emocionante, con dos partes muy marcadas. El comienzo volátil y melódico en la voz de Damon Albarn, separado por un quiebre que te traslada a un ritmo dance terriblemente ondero, por supuesto en la maravillosa voz de Yukimi Pagano (Little Dragon).
7. Dadalú – Gracias: El disco de esta chiquilla, una de mis grandes favoritas en la escena actual, está lleno a más no poder de pequeñas grandes cosas. Siempre un detalle tierno, pequeño pero con un gran mensaje, con un sonido propio y original. El hecho de cantar un coro e inmediatamente comenzar a rapear me deja claro que tiene mucho que decir. Los bronces le dan un carácter más majestuoso y me gusta mucho también el carácter feminista (arriesgo mal interpretación), que le da mucha identidad. Ídola no más, Dadalú.
8. Beastie Boys – Make some noise: como todos sabemos en la mayoría de los casos los raperos sólo se encargan de rapear. No es este el caso, por supuesto, ya que los responsables de todo el sonido y además de la lírica. Además, todo el asunto con el video lo potencia, la estética y la viralización ya lo hace casi imposible de no apreciar. Sobre la música no hay mucho que decir, este trío de secos siempre la hace y nunca decepciona, el gran acierto de esta canción, con respecto a las anteriores, es sin duda es el solo de cencerro, quizás mi parte favorita, tanto del video como de la canción. Cualquier onda, perro.
9. Calle 13 – Baile de los pobres: posee un innumerable cantidad de sonidos de todas las partes del mundo, hace la difícil mezcla de música oriental y occidental, al unísono, haciéndola funcionar a la perfección. Admiro a Calle 13 porque es un dúo que separa 100% sus labores, Residente se preocupa de las letras y tiene la capacidad de decir muchas cosas en pocas palabras. Y Visitante (para mí el seco) es un visionario de los sonidos, un gran productor que no para de poner y sacar lo que se le plasca, y siempre logra una variada gama de sonoridades e instrumentos, hasta lo más extraño posible. En lo personal, me da lata que por el hecho de ser tan populares a tantos “melómanos” se les cierre la oreja.
10. Sonido San Francisco – El Género Romántico: de un momento a otro la cumbia se puso de moda, si me preguntan por qué, yo respondo: ¿Por qué no?. Qué más fácil para hacer enganche que la cumbia, todo bien con ellos. Pero en lo personal, pienso que todo este centenar de bandas de cumbia son iguales en la mayoría de los sentidos. Y quién me hizo ver una diferencia real fue precisamente este grupo con esta canción, que siempre supieron darle otro enfoque, uno más actual, una instrumentación y arreglos no utilizados en la cumbia convencional. El tema es buenísimo, pegote (por razones obvias) y el video lo sube aun más. Es la cumbia más original que he escuchado desde Roots of chicha (60’).