10 inventos del cine que deberían estar a nuestro alcance
Cómo nos cambiaría la vida si tuviéramos la posibilidad de cambiar de cuerpo como en Avatar; de volar en aeropatín, como Michael J. Fox, y de tener una casa voladora como la de Up.
Mientras los científicos se congratulan por los avances en física de partículas, Cinemanía presentó una colección de invenciones que sí merecen la pena.
Cambio de cuerpo
Lo vimos en… Avatar (2010)
¿Por qué vale la pena? Admitámoslo, ¿quién no tiene algún pequeño complejo por su aspecto físico? Esa barriga que se descuelga, ese pompis que nunca está lo bastante duro, esa nariz de dimensiones astronómicas, esos granos… El doctor James Cameron nos ofrece la solución definitiva con este invento: te tumbas en una camilla, atraviesas un túnel de luz en 3D mientras Sigourney Weaver aprieta botones, y te encuentras a ti mismo convertido en un ser de casi tres metros procedente de la luna Pandora,dotado de exóticos rasgos y con una piel azul que brilla con las luces de la disco.
Posibles inconvenientes: Aparte de las inevitables dificultades para ocupar un asiento en el metro, los usuarios suelen soltar interminables discursos sobre el equilibrio ecológico y la unidad de los seres vivos.
Aeropatín
Lo vimos en… Regreso al futuro II (1989)
¿Por qué vale la pena? Atención, skaters: ¿no están un poco hartos de tanto giro de 720 grados, tanto half pipe y tantas costras en las rodillas? Pues, en lugar de un paquete de detergente, los amigos Robert Zemeckis y Marty McFly (alias Michael J. Fox) nos han traído este prodigio de los tiempos venideros, capaz de convertir al más inepto en un ídolo del parque. No tiene ruedas que engrasar, circula a gran velocidad y (para colmo) es bastante probable que alguna vez exista de verdad.
Posibles inconvenientes: Hasta un niño lo sabe: un aeropatín no puede volar sobre el agua a no ser que esté turbonizado. No es una desventaja muy grande, salvo si te persigue el nieto de Biff Tannen, pero nunca se sabe.
Droide astromecánico R2
Lo vimos en… la saga Star Wars (1977-…)
¿Por qué vale la pena? Si algún día visitas el planeta Tatooine y te cruzas con un mercadillo de los Jawas,no descanses hasta encontrar uno de estos. Pequeño, pero matón, el pequeño R2 tiene más funciones que una navaja suiza: transmite mensajes holográficos, repara tu caza Ala-X en tiempo récord, descifra señales encriptadas, abre cerraduras de seguridad… Sólo le falta preparar el café y sacar al perro. Y sospechamos que también puede hacerlo.
Posibles inconvenientes: Con el tiempo, todo usuario de una unidad R2 lo descubre: el peor aspecto de esta maravilla mecánica es su costumbre de expresarse con pitidos.
Teletransportador Tesla
Lo vimos en… El truco final (El prestigio) (2006)
¿Por qué vale la pena? El gran Nikola Tesla, uno de los grandes inventores del siglo XX, no sólo nos legó el motor de inducción, el control remoto y la lámpara de plasma, sino que también logró que David Bowie actuase mejor que nunca. Y (si creemos a Christopher Nolan) desarrolló aquello con lo que todos los dormilones soñamos: el transporte instantáneo. Con sólo pulsar un botón, esta maravillosa máquina decimonónica te llevará allá donde se encuentre su receptor correspondiente. Y sin pagar billete, además.
Posibles inconvenientes: El teletransportador de Tesla parece genial, pero presenta un pequeño problema. Porque no sólo desplaza los objetos de un lugar a otro, sino que también crea un duplicado idéntico de ellos en el punto de origen.
Exoesqueleto montacargas
Lo vimos en… Aliens: el regreso (1986)
¿Por qué vale la pena? Si has trabajado alguna vez como reponedor en un súper, entenderás perfectamente la utilidad de este prodigioso invento, también de James Cameron. Práctico y manejable, pese a su gran volumen, el exoesqueleto montacargas te permitirá llevar de un lado a otro cualquier objeto, desde un contenedor hasta un palé, pasando por una reina alien. El realismo de su diseño fue tal que (si atendemos a los rumores) más de una empresa quiso comprarle la patente al cineasta.
Posibles inconvenientes: A nosotros no se nos ocurre ninguno, pero dadas las caras de los marines espaciales cuando Ripley se pone a los mandos, debe ser un poco difícil de manejar.
Casa voladora
La vimos en… Up (2009)
¿Por qué vale la pena? Porque, además de ser muy bonito y realizable (hasta cierto punto) en la vida real, este ingenioso descubrimiento del jubilado Carl Fredriksen es sencillísimo de reproducir. Sólo necesitas unas cuantas docenas de globos de helio, paciencia para colocarlos, y ya te puedes despedir de esas incómodas obras que te ponen la cabeza como un bombo.
Posibles inconvenientes: Además de la hipotética intrusión de boy scouts con sobrepeso, la casa voladora puede dejarte varado en algún lugar de la jungla, rodeado por pájaros gigantes y mad doctors que viajan en dirigible. Pero, ¿desde cuándo es eso un problema?
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