Escándalo millonario en la meca del arte
La galería neoyorquina Knoedler & Company tuvo que cerrar sus puertas tras 165 años de historia. Sus clientes descubrieron que habían pagado millones de dólares por obras falsas
Todo empezó cuando un coleccionista belga, Pierre Lagrange, quiso rematar un cuadro del estadounidense Paul Pollock, obra que compró por 17 millones de dólares en 2007 y que lució en su hogar para deleitar a sus invitados.
Al presentarle la pintura, sin título, que data de 1950, Christie’s la rechazó. “No es auténtica”, le espetaron. Lagrange consultó con especialistas y llegó a la misma conclusión que la casa de subastas.
En el cuadro, se habían usado pigmentos que todavía no se habían inventado en la década del 50. La galería Knoedler & Company, con su aval de 165 años de experiencia en el mercado del arte, lo había estafado.
Por si fuera poco, el 2 de diciembre, presentó una demanda por falsificación y se encontró con una amarga noticia: la galería había cerrado tan sólo dos días antes, según detalla el diario español El País.
Además del caso de Lagrange, la policía ahora investiga la posible falsificación de otros 18 cuadros, vendidos por la entonces presidente de la entidad, Anne Freedman.Los cuadros serían de Pollock, Willem De Kooning, Robert Motherwell y Richard Diebenkorn, valorados entre 10 y 20 millones de dólares.
Según Freedman, la verdadera timadora es una mujer mexicana llamada Glafira Rosales, quien le vendió todas las obras en sospecha. Al parecer, había comerciado originales llevados a México por un coleccionista que los había comprado a los mismos pintores y que, por eso, no tenía papeles legales.