Por qué no confiarse de los Globos de Oro de cara a los Óscar
En las últimas dos ediciones, la Academia de Hollywood se ha desmarcado de las decisiones de la Asociación de Prensa Extranjera de Hollywood, que entrega los Globos de Oro, y ha cambiado "Avatar" por "The Hurt Locker", en el 2009, y "The Social Network" por "The King's Speech", en 2010.
Con solo cuatro aciertos en los últimos diez años, los Globos de Oro ven peligrar su condición de “antesala de los Óscar” y, a tres días del anuncio de las nominaciones a los premios de la Academia de Hollywood, no hay garantías de que arrasen ni “The Artist” ni “The Descendants”.
En las últimas dos ediciones, la Academia de Hollywood se ha desmarcado de las decisiones de la Asociación de Prensa Extranjera de Hollywood, que entrega los Globos de Oro, y ha cambiado “Avatar” por “The Hurt Locker”, en el 2009, y “The Social Network” por “The King’s Speech”, en 2010.
Ni con la excusa de la doble categoría -drama y comedia- llegaron a acertar la que sería alzada como gran ganadora de su cosecha en los Óscar, circunstancia que fue especialmente “grave” en 2005, cuando “Crash” apenas había conseguido una nominación a los Globos de Oro -actor secundario, para Matt Dillon- y ganó el Óscar a la mejor película, desbancando a “Brokeback Mountain”, de Ang Lee.
No se recordaba un despiste tal en los Globos de Oro desde 1973, cuando “The Sting” ganó siete Óscar después de haber optado solo al Globo de Oro al mejor guión en una edición en la que “The Exorcist” se llevó cuatro premios.
“Charriots of Fire”, la ganadora sorpresa en los Óscar en 1981, sí había ganado el Globo de Oro a la mejor película, pero extranjera, dado que entonces una cinta británica competía en esta sección.
Este año, tanto la ganadora del Globo de Oro a la mejor comedia (“The Artist”, de Michel Hazanavizius), como su homóloga en la categoría de drama (“The Descendants”, de Alexander Payne) parecen factibles ganadoras en los Óscar.
Pero quizá la Academia se rebele contra una película francesa, en el primer caso, o ante un tono demasiado “indie”, en el segundo, y siga rindiendo pleitesía a Scorsese con “Hugo”, a las buenas intenciones de “The Help” o incluso rescate del ninguneo títulos importantes de este año como “The Tree of Life”, de Terrence Malick, o “Tinker Tailor Soldier Spy”, de Tomas Alfredson.
Echando un vistazo a la historia reciente de los Globos de Oro su índice de fiabilidad es más que relativo. En los últimos diez años, solo “Slumdog Millionaire”, “The Lord of the Rings: The Return of the King”, “Chicago” y “A Beautiful Mind” hicieron doblete.
Pero “Atonement” fue batida por “No Contry for Old Men” en 2007, de los hermanos Coen, que a su vez el año pasado, con “True Grit”, pasaron de ninguna candidatura en los Globos a diez en los Óscar, si bien se fueron de la ceremonia de vacío.
Y “Babel”, en 2006, perdió frente a “The Departed”, de Scorsese, que sí había ganado el Globo de Oro el año anterior con “The Aviator”, que en los Óscar cayó ante “Million Dollar Baby”, de Clint Eastwood.
Un cuarenta por ciento de aciertos es una media más que baja. Entre 1983 y 2002, los Globo de Oro fallaron sus predicciones solo en tres ocasiones: en 1991, cuando dieron el premio a “Busgy” y acabó ganando “The Silence of the Lambs”; en 1992, cuando apostaron por “Scent of a Woman” y acabó ganando “The Unforgiven”; y en 1995, cuando “Sense and Sensibility” cayó ante “Braveheart”.
En general, los Globos de Oro, creados en 1943, han tenido unos gustos más estables y menos arriesgados que la conservadora Academia de Hollywood que, en cambio, desde su creación en 1927, sí que ha ido fluctuando más sus premiados.
Así, los Globos de Oro empezaron a diferir respecto a los Óscar en 1948, cuando estos convirtieron por primera vez en ganador un filme británico, “Hamlet”, de Laurence Olivier, dejando fuera a las dos premiadas exaequo, “Johnny Belinda” y “The Treasure of the Tierra Madre”, producidas en Hollywood.
Cuando los Óscar se rindieron en 1955 a “Marty”, del director de televisión como Delbert Mann, los Globos apostaban por un cineasta como Elia Kazan adaptando una novela de envergadura como “East of Eden”.
Y ni siquiera se atrevieron a premiar una secuela, aunque tuviera la calidad de “The Godfather: Part II”, para dar prioridad a “Chinatown”, de Roman Polanski.