Bollywood: un día en la mayor industria cinematográfica del mundo
En los últimos años, en Occidente se está popularizando a marchas forzadas el cine de Bollywood -palabra mezcla de Bombay y Hollywood-, reconocible por sus argumentos livianos y de enredo, los números intercalados de baile y música y los escenarios coloristas.
Equipados con ruidosos micrófonos, los miembros del equipo de producción dan los últimos retoques a una escena en los estudios Filmcity de Bombay, la meca del cine indio, que calienta motores para celebrar sus cien años de historia.
Cuando el director grita “acción”, un puñado de extras vestidos como peregrinos hindúes suben y bajan las escaleras de un templo, mientras la heroína Krishna, enjoyada y ataviada con un lujoso vestido, mira junto a su madre un puesto de ofrendas religiosas.
La escena pertenece al serial diario “Afsar Bitiya” (“La hija del oficial”) y ofrece una vista cotidiana de lo que supone rodar en Bombay, que es la capital financiera de la India y también el epicentro de su industria cinematográfica, la mayor del mundo.
“La industria se ha diversificado. Hacemos programas de mucha variedad y diferentes géneros. Exploramos mucho, experimentamos más. Estamos en la mejor época para el sector del cine y la televisión”, cuenta a Efe en pleno rodaje el productor Rakesh Paswan.
Mientras la crisis se deja sentir en otros lugares, las proyecciones en la industria india del entretenimiento hablan de un crecimiento de dos dígitos, y para el cine se espera que sea de un 13,2% en 2015, según la consultora estadounidense PwC.
En la India se producen al año casi 1.000 películas y, como la mayoría de los actores residen en algunos barrios exclusivos de Bombay, es en esta ciudad donde se aprecia una pasión especial por el cine y la pujante industria del entretenimiento.
Todas las tardes, decenas de curiosos hacen tiempo ante las puertas de las viviendas de grandes estrellas, como la de Amitabh Bachchan en el barrio de Juhu, a la espera de que abran los portones y puedan obtener la visión -fugaz- de su ídolo alejándose en coche.
En zonas como Madh Island todavía se conservan bungalós, visibles desde la carretera, que ofrecen espacios de alquiler para rodajes, y por toda la ciudad es habitual que peluqueros o tenderos oferten sus servicios recurriendo a los conocidos rostros del cine indio.
En los últimos años, en Occidente se está popularizando a marchas forzadas el cine de Bollywood -palabra mezcla de Bombay y Hollywood-, reconocible por sus argumentos livianos y de enredo, los números intercalados de baile y música y los escenarios coloristas.
“El entretenimiento gusta a todos, pero nuestro cine añade el clip musical como parte integral. Aquí Hollywood apenas ha logrado competir porque no tiene esas melodías”, contó a Efe el director de la Archivo Nacional de Cine de la India (NFAI), Prasant Pathrabe.
A menudo, añade Pathrabe, se olvida que la India cuenta también con cineastas de talla internacional, con puntales como el clásico Satyajit Ray o el realizador Mrinal Sen.
La primera proyección en el país es de 1896, pero la primera película data de 1913: se trata “Rey Harishchandra”, una obra de Dadasaheb Phalke que retrata una vieja épica de los textos sagrados hindúes y que triunfó entre los indios de la época.
Para conmemorar aquella película y el centenario de la gran pantalla, el NFAI -situado en la ciudad de Pune- ha preparado una serie de documentales, conferencias, artículos y una página web (www.indiancinema100.in) que repasa lo mejor de su producción.
Acostumbrados a los relatos de memoria, la transmisión oral o las representaciones teatrales, la imagen en “movimiento” de sus dioses o la invención de paraísos prendió rápidamente en la imaginación de los indios, un pueblo pobre pero enamorado del cine.
En los estudios Filmcity, escenario de un 30 % de las películas y dominados por una vegetación casi selvática, unos operarios se afanan en construir una nueva estructura junto a un casa victoriana que se queda en la fachada.
Y tras rodar un plano de unos segundos en al menos media hora, la joven actriz principal de serie “La hija del oficial”, Mitali Nag, se para junto a los monitores para comentar los entresijos de su papel y sus propias aspiraciones en el mundo de la interpretación.
“¿Ves cómo centellean las estrellas en el cielo? -dice a Efe-. ¿Que a veces quieres tenerlas y no puedes? De la misma manera nuestros actores son estrellas. Quieres ser como ellos, llegar a ellos, apropiártelos. No es fácil y por eso son tan especiales”.
Luego, Mitali vuelve al decorativo puesto de ofrendas. Toca, grita el director, repetir la escena.