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25 de Septiembre de 2013

Bon Jovi demostró que sigue encantando pese a ausencia de Richie Sambora

Unas 25.000 personas se dieron cita la noche de este martes en el Estadio Monumental para asistir al cuarto concierto de la banda en Chile, dentro de su gira mundial "Because we can".

Por EFE
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Bon Jovi, uno de los grupos de rock que más discos ha vendido en todo el mundo, demostró esta noche en Santiago que todavía sigue siendo una banda de éxito, aunque en estos momentos le falte la mitad de su formación original.

El grupo, nacido en 1983 en New Jersey, se sostiene en el escenario gracias a la veteranía y la teatralidad de su líder, el vocalista Jon Bon Jovi, quien encuentra en la complicidad del público la manera perfecta de suplir sus carencias interpretativas.

A pesar de la ausencia del legendario guitarrista Richie Sambora, quien se distanció hace medio año del grupo por desavenencias con Jon, y la baja obligada por una súbita enfermedad de su baterista, el cubano Tico Torres, la banda de hard rock sigue convocando a sus incondicionales fans alrededor del mundo. Y Chile no fue la excepción.

Unas 25.000 personas se dieron cita la noche de este martes en el Estadio Monumental para asistir al cuarto concierto de Bon Jovi en Chile, dentro de su gira mundial “Because we can”, que inicialmente estaba previsto para el pasado día 13.

La ausencia de Torres, operado dos veces de urgencia en los últimos días, fue suplida por Rich Scanella, un percusionista que ya había colaborado antes con el grupo y que es dueño de una destreza admirable, a diferencia del guitarrista Philip Xenidis, relevo de Sambora.

Antes de que la banda estadounidense hiciera aparición en el escenario, los canadienses Nickelback, liderados por el cantante y guitarrista Chad Kroeger, ofrecieron un sabroso aperitivo musical con temas como “Far away”, “Gotta be somebody” y especialmente el poderoso “How you remind me”.

Nickelback, que ha vendido más de 50 millones de discos en todo el mundo, se despidió de Chile no sin antes prometer que pronto volvería a actuar en este país, convirtiéndose así en un firme candidato para participar en una próxima edición de algún festival como Lollapalooza.

Con un breve intermedio, apareció sobre el escenario el multifacético e histriónico John Francis Bongiovi y sus acompañantes.

Abrazado a su guitarra acústica y luciendo la sempiterna imagen rockera, Jon no tardó ni cinco minutos en obtener la rendición incondicional de un público que, en su mayoría, era veinte años más joven que él.

Tras arrancar con “Thats what the water made me”, de su último trabajo, saludó con un enérgico “¡Santiago de Chile!” y sin conceder ni un respiro, disparó a quemarropa “You give love a bad name”, uno de los éxitos contenidos en su tercer álbum, “Slippery when wet” (1986), que le catapultó a la fama y del vendió 28 millones de copias.

En la primera parte del concierto, la banda recurrió a su repertorio más clásico, al igual que haría más tarde para cerrar dos horas de un recital celebrado al aire libre en una helada noche santiaguina.

El repaso incluyó temas como “Runaway” (1984), grabado en el inicio de su apogeo como grupo glam; “Keep the faith“, del disco homónimo y que marcó el giro hacia el hard rock, e “It’s my life“, una joya de cuando la banda se reagrupó tras cuatro años de aventuras en solitario de Jon y Richie.

Pero también hubo oportunidad de escuchar canciones de su más reciente álbum, como el himno “Because we can”, que da título al disco, y “What about now”, un canción rebelde que en directo se apoya en imágenes que por momentos recuerdan la estética de la película “The Wall”.

Para paliar sus ya inocultables limitaciones vocales, Jon Bon Jovi se apoyó en varias ocasiones en el público. “¡Quiero escuchar a las mujeres chilenas gritar!”, dijo mientras se contorsionaba provocativamente para cosechar y disfrutar del delirio femenino.

Haciendo a un lado el histrionismo que sus estudios de actuación y su participación en la industria cinematográfica le han aportado, Jon Bon Jovi también dedicó algunos momentos a las baladas románticas que tanto éxito comercial le han dado y a temas de inspiración country, como “Whole lot of leavin” y “Wanted dead or alive“.

Un comienzo acústico de “Livin on a prayer” preparó la descarga emocional del final del concierto, que remató con el tema “Always“, dedicado con mucho cariño a Tico Torres, su compañero enfermo.

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