Daniel Muñoz: "Allende no es un antihéroe, es héroe 100 por ciento"
El actor reveló los procesos que enfrento para interpretar el rol protagónico en la cinta "Allende en su laberinto", de Miguel Littin.
Emocionar con la historia reciente. Ese era uno de los objetivos de Daniel Muñoz durante su proceso para interpretar al presidente Salvador Allende en la última película de Miguel Littin, “Allende en su laberinto”.
El rol del fallecido mandatario, relató el actor a El Dínamo, requirió de un largo tiempo de estudio e incluso tuvo una conexión con Juan Herrera, su papel en la serie Los 80. “A mi me gusta harto la historia de Chile, aunque aquí, en cierto modo, era una obligación enterarse de lo que había pasado. Ya después se transformó un poco en una obsesión”.
En este sentido, el actor detalló que “me resultó muy interesante la vida, no del político, sino de la persona; buscar información por ese lado, me resultó obsesivo y muy entretenido, muy de crecimiento personal, porque es demasiado ejemplificadora la vida de Allende, desde que nace hasta que se inmola en La Moneda”.
– Se habla de una “conexión” entre este papel y Juan Herrera
Cuando me ofrecieron el trabajo, mi pregunta fue “¿por qué yo?”. Independiente de que me decían “porque eres buen actor“, Allende tenía 65 años, yo tengo 48. Ahí lo que me dijeron es que, viendo la serie Los 80, la visión que los productores tenían de Allende para esta película era justamente la de un padre de familia que es capaz de dar la vida por su gente. La imagen de patriarca de Juan Herrera se distancia mucho de la imagen del héroe, del presidente, del político, del estadista que es Allende, pero era un punto de partida, era la conexión, porque claramente Allende no es un antihéroe, es un héroe 100 por ciento.
– Entonces desde qué lugar te planteaste interpretarlo
Resultó gratificante empezar a conocer a una persona que ahora admiro muchísimo, gracias al proyecto. Dar con el Allende que identificara a toda la gente era un desafío casi inalcanzable, de hecho, es inalcanzable. El asunto fue un quebradero de cabeza. Al final, junté las dos partes y en el fondo la interpretación que yo hago es el Allende que a mí me interesa. Busco más bien representar lo que entiendo yo de él, de todo lo que pude estudiar en los dos años de proceso que tuvo la película.
– Ese proceso debe haber sido difícil, entendiendo la complejidad del personaje
La primera etapa buscaba una caracterización fiel. Ahí se me complicó un poco el asunto, porque no era el camino correcto, desde mi punto de vista. Cuando me di cuenta que en el fondo tenía que usar los recursos que yo tenía y no tratar de hacer lo que no era capaz de hacer, ahí me tranquilicé y empecé a tomar con más naturalidad y relajo el trabajo.
Curiosamente empezó a fluir todo en forma más natural, que era justo lo que nos costaba encontrar, porque de Allende existe mucho material fílmico, documental, sobre su imagen de político, pero el Allende más cotidiano, ese está casi únicamente en los libros, por escrito. En base a una tranquilidad mía y del propio Miguel (Littin), y en base a la información que teníamos acumulada, empezó a aparecer un Allende cotidiano, creíble, verdadero.
– Las imágenes muestran una caracterización física muy bien lograda
Yo estaba reacio a usar prótesis, a todo eso, no quería. Traté de aportar con lo que yo tenía, acercarme lo más posible; no quería hacer una caracterización, quería hacer una representación, con mis recursos, producir una mixtura balanceada, creíble, y en eso estuvimos de acuerdo y lo defendimos hasta el último momento.
Claro, me veo relativamente más joven y más delgado que el Allende que todo el mundo conoce, pero esa es la apariencia; la idea es que la historia que se cuenta, que el personaje que aparece ahí sea creíble.
– El resultado, entonces, no es un relato paso a paso de lo ocurrido
Mi primera advertencia es que disfruten la película como lo que es. Ir con expectativas de encontrarse con “la verdad de lo ocurrido” yo creo que es difícil. La película fue mutando mucho, desde el contar hechos históricos hasta lo que es ahora, que es una reflexión del protagonista, que un principio tampoco era Allende.
“Entonces, mi llamado es ir a conocer de la mano directa de un protagonista, como lo fue el director Miguel Littin, su opinión de los hechos del 11 de septiembre de 1973. Espero que la gente la disfrute y se emocione. Creo que eso es lo que busca: emocionar frente a una historia tan cercana“, finaliza Muñoz.