El legado de Humberto Giannini, el filósofo de lo cotidiano

El académico chileno Humberto Giannini, Premio Nacional de Humanidades y Ciencias Sociales 1999 y profesor emérito de la Universidad de Chile, falleció este martes en una clínica de Santiago a consecuencias de un infarto cardíaco, según confirmaron hoy fuentes de esa casa de estudios.

Nacido en 1927 en San Bernardo, Gianini es considerado como uno de los más destacados creadores de pensamiento del siglo XX en Chile.

Durante su larga trayectoria docente se especializó en la fenomenología de la cotidianeidad e hizo suyos conceptos como la tolerancia, la convivencia comunicativa, la reflexión diaria, la condición humana de pasante, las rutinas, los periplos, las pausas y las conversaciones, según destaca la Universidad de Chile en su página web.

Desde 1958, cuando se convirtió en profesor ayudante de un curso de Introducción a la Filosofía, estuvo vinculado a esa casa de estudios, en la que dictó numerosos cursos regulares y seminarios en pregrado, magistratura y doctorado, aunque también enseñó en universidades extranjeras.

En su etapa formativa estudió también Hermenéutica y Filosofía de la Religión en la Universidad de Roma, donde preparó su tesis de grado en el tema de Metafísica del Lenguaje.

Entre las distinciones que recibió, además del Premio Nacional de Humanidades y Ciencias Sociales 1999, destacan un doctorado Honoris Causa de la Universidad de París, Director de la Cátedra Unesco en Chile, miembro de número de la Academia Chilena de la Lengua, Profesor Emérito de la Universidad de Chile y Premio Altazor de Ensayo 2009 por su obra “La metafísica eres tú”.

Entre sus obras destacan “Reflexiones acerca de la convivencia humana” (1965), “Desde las palabras” (1981), “Del bien que se espera y del bien que se debe” (1997), y “Breve Historia de la Filosofía”, (1985), entre otras.

El 2013 en el marco de la conmemoración de los 40 años del Golpe Militar de 1973, Giannini sostuvo que “pedir perdón implica abandonar justificaciones, implica autoconfesión. Por el momento sólo tenemos el ‘nunca más’ pero falta el perdón”.

En una de sus últimas entrevistas, recordó que en esos años “no tenía una determinada posición política; clara, digamos. Pero sí todos mis amigos eran de izquierda, muchos de ellos tuvieron que irse de Chile o murieron en el camino. Pero yo antes no tenía una posición política, lo que quería era estudiar filosofía. La filosofía tiene muchos rumbos, y el mío no era la política. Era la reflexión, no la acción, todavía”.

La dictadura, añadió, lo cambió y se convirtió en un disidente del régimen de Pinochet, y ya en democracia fue uno de los primeros promotores de la educación pública y gratuita.

“La gratuidad es un derecho de nacimiento. Nadie nos llamó a existir en la vida, llegamos simplemente todas y todos. Y los pobres y los ricos llegan a la vida igual, pero llegar a la vida significa una obligación de la sociedad“, postuló.