Nakasone: "Después de hacer 19 realities los participantes venían casi seteados. La gran novedad de Master Chef fue salir de eso"
Considerado el padre de los realities en Chile, Sergio Nakasone está ad portas de la gran final de Master Chef que se emitirá este domingo. De lo que ha descubierto de la naturaleza humana haciendo realities, por qué el rating es como el anillo de Gollum y los cuatro meses de gestión de Cristián Bofill en Canal 13, habla en esta entrevista.
“El principal enemigo de la creatividad es el buen gusto”. Esa es la frase que se lee en la puerta de su oficina. Para Sergio Nakasone, productor ejecutivo del exitoso programa de cocina Master Chef de Canal 13, las palabras de Pablo Picasso cobran gran sentido. “La creatividad cuanto menos parámetros tiene, mejor”, dice.
-Hace 12 años que haces realities en Chile, durante este tiempo ¿qué has aprendido del comportamiento de las personas?
-Me tocó hacer realities en Chile en 2003, pero también hice en distintas partes de Latinoamérica y es impresionante ver que los comportamientos, más allá de las culturas y de las diferencias de los países, son similares. Ciertas cosas suceden casi de forma simétrica. En Protagonistas (de la Fama), que me tocó hacer siete versiones en distintos países, lo que pasaba era bastante similar. Eso indica que en general, ante estímulos similares el ser humano responde igual.
-En base a ese criterio, ¿en qué te fijas para seleccionar a una determinada persona?
-A lo largo del tiempo fue cambiando cómo elegíamos. Al principio se elegía a personajes que resaltaran, que no fueran tímidos y eso funcionaba. Y que básicamente representaran en forma homogénea lo que era el país. Después se empezó a hacer más complejo porque era necesario abrir la brecha. Lo que permitieron los realities es que entraran a la televisión personas que salieran del parámetro que establecía la televisión que era bastante estándar.
-En los otros realities los participantes eran reflejo de la farándula de ese tiempo, que ellos mismos retroalimentaban. En cambio en Master Chef eso desapareció, hay una diversidad social mucho mayor. ¿Hubo una intención para desligarse de esa área?
-El formato lo permitía. La cocina, algo tan simple y tan a mano, nos permitía hacer este casting tan variopinto y tener a una chica de 19 años y Eliana que en ese momento tenía 84. Y también en nivel socioeconómico teníamos cosas muy dispares. Creo que eso fue la gran novedad. El público de la televisión premia lo verdadero. Y justamente los participantes de Master Chef son súper naturales, están fuera de ese otro ámbito. Ellos no buscan nada en la televisión, ellos son apasionados de la cocina, no vinieron ni siquiera a buscar el premio. Hoy los tres finalistas no están enfocados en los 25 millones o en la fama, lo más importante para ellos es ganar el trofeo. Y en esta cosa tan simple está la diferencia. En esa pequeña verdad hay una gran verdad.
-¿Con esa diversidad de personas se intentó reflejar al Chile actual, uno que aspira a la meritocracia?
-Sin duda. Después de hacer 19 realities, sentíamos que los participantes venían casi seteados, es decir, entran a un reality, se hacen famosos, hacen eventos, ganan lucas. Ese era el sentido. Venían a usar la televisión como evento de promoción. Claramente eso hizo que la cuestión se desgastara y también se desgastara el público. Por eso apostamos a otra cosa. La gran novedad del proyecto fue eso, salir de esa estructura.
-La televisión chilena compra muchos formatos extranjeros y muchos de ellos no resultan. ¿Cuál fue el sello que se le agrega para lograr un buen producto?
-Primero hay que reconocerle un mérito a la licencia de Master Chef. Como pocas, esa licencia tiene una biblia súper desarrollada. Te mandan a un asesor que te dice muy bien los secretos. El secreto está en adaptarlo al país y darle una visión más allá, no solo de la idiosincrasia del país. Ellos a nivel de estructura dramática son mas estándar, nosotros la fuimos variando.
-En reiteradas ocasiones has dicho que quieres dejar de hacer realities, pero siempre te has mantenido dentro de las variaciones del formato. ¿Qué te amarra a ellos? ¿La creatividad, el dinero?
-Hasta ahora lo que me amarra a hacer realities es el resultado. Me pasa que desde el 2009 quería hacer otra cosa y me decían que esto lo hacía bien, que le daba rating al canal. Lo entiendo y tampoco reniego de eso… La televisión necesita quiebres, renovación y en eso estamos trabajando hace un año. Pronto este equipo va a brindar otras cosas, y Master Chef, que no es un reality si no un talent show de cocina, es parte de eso.
-También has dicho que hacer documentales es algo pendiente…
-A mí me encanta el género de documental, pero lamentablemente no hay lugar. A mí me encantaría hacer televisión cultural o una televisión más profunda, aunque marque dos puntos. Siento que el rating es el peor veneno, pese a que es lo que alimenta la televisión. Es una herramienta muy facilista y que solo hace alimentar una competencia entre los canales que no es pro contenido.
-¿El rating es algo así como el anillo de Gollum?
-Tal cual, pero es un anillo de Golum que te da un poder ficticio porque el público de Canal 13 es distinto que al de Chilevisión o al de Mega. Creo que Canal 13 tiene un público mucho más difícil de medir porque no está pegado a la televisión, es más independiente, tiene otros hábitos y eso no aparece en ninguna medición.
-¿Y cuál podría ser un buen instrumento de medición? Hay programas que pese a tener un bajo rating aparecen como trendig topic en Twitter…
-Twitter también es una herramienta muy puntual. Quizás lo mejor es hacer una herramienta mezclada como lo está haciendo México. Pero al fin y al cabo la ecuación va a ser cada vez mas difícil de medir. El espectador va a ser cada vez más independiente, va a elegir sus tiempos, va a elegir grabar, etc. Finalmente uno termina creyendo en el boca a boca, en lo que se habla, en lo que los anunciantes ponen el dinero. Pero el rating es cada vez más obsoleto porque sigue midiendo como hace 15 años y ¿cuánto cambió la forma de consumo en este tiempo?
México combina lo que surge del rating formal con las redes sociales. La combinación es lo mas lógico, pero todo tiende a diversificarse. Nosotros que estamos en televisión y lo que yo hago diariamente es pensar en el futuro porque la gente de televisión piensa siempre en el día a día. Siento que la tevé cumple un rol que nunca va a desaparecer, pero el negocio sí va a cambiar y se va a diversificar.
-En general la televisión está teniendo una baja en su publicidad en comparación a internet que va subiendo. ¿Cómo se puede romper con el círculo que integra rating, dinero y contenido?
-Se puede con buenas ideas. Los presupuestos se van a achicar para todos de manera pareja, entonces quien haga mejor uso de las ideas va a tener mayor ventaja. Chile tiene una deficiencia que es cuando una cosa funciona todo el mundo va detrás de eso. Hay que romper esa inercia. Lo que viene es generar un nuevo tipo de contenidos, una nueva estructura de trabajo, cosa que el resto no pueda llegar a tiempo y si te copian es porque es bueno. Estamos trabajando para generar una nueva vanguardia y eso solo se puede dar desde la novedad de las ideas. Pensar es cero costo.
-Luis Breull, consultor de medios, dijo que la crisis televisiva “no pasa por un impacto puntual, si no que hay un problema general que es creativo y del desgaste del tipo de entretención de los canales”. ¿Coincides con esa visión?
-Coincido plenamente porque hay muy poco riesgo. Yo llegué a la televisión chilena en 2003 y si uno hace el recuento hay muchas cosas que fueron refritos, hay muy poco riesgo. Los canales se mueven más por los números que por los contenidos y en la medida que siga así no van a haber ideas nuevas.
-A cuatro meses de la llegada de Cristian Bofill como nuevo director ejecutivo, ¿hacia qué rumbo se dirige Canal 13?
-La llegada de Cristián Bofill le dio una nueva impronta y un viraje a los contenidos. Claramente hay una orientación mucho más fuerte a los contenidos, él los revisa mucho así como las ideas.
-Con la perspectiva del tiempo, ¿qué significó para el país la llegada de los realities?
-No creo que el reality sea el eje de ningún cambio. El reality es un amplificador de los cambios, los acelera. Cuando empecé no podía meter gays o tocar ciertos temas, pero esa brecha se fue abriendo y el reality amplifica eso. Lo que los realities hicieron fue crear una nueva sensación de entretención, cambiaron la telerealidad, democratizaron a los personajes que aparecían en pantalla, eso sin duda. Lo que hace un reality es mostrar todo lo que es un ser humano y eso es heavy, al final todos tenemos nuestro lado cahuinero, voyerista, el reality genera ese morbo. Si lo comparo con un programa cultural, claramente no aporta nada. El reality es para tener un momento de entretención y desconectarte.