Daniel Alcaíno: "¿Qué me importa que se moleste La Moneda? La molestia es de la gente. Es como que se moleste un violador"
Cada jueves encarna a uno de los personajes más irreverentes de la televisión, Yerko Puchento, quien lleva 14 años en pantalla. El foco de esta temporada es Penta, Caval y SQM y del mundo político tiene una opinión clara: "representan algo tan anacrónico, es como ver a una monja en la calle. Me dan ganas de decirle 'corta tu hueveo'”.
Como si fuera suyo el famoso “dedo de Lagos” -momento en que el ex Presidente increpó directamente a Augusto Pinochet por televisión abierta en 1988-, el polémico personaje de Canal 13, Yerko Puchento, apunta con su índice a quien se le plazca, con nombre y apellido. Nadie se salva. “¡A ti te digo!”, es la famosa frase que últimamente usa para poner en el banquillo de los acusados tanto a empresarios como a políticos involucrados en casos de corrupción.
Aunque Yerko Puchento es una construcción, un “mono” que cobró vida, “dice una gran mentira que se construye de muchas verdades”, explica Daniel Alcaíno en entrevista con El Dínamo. Y si bien dice que su humor tiene mucho de inteligencia, genialidad, también lo cataloga como una cobardía: “La olla a presión pierde peligrosidad de explotar porque la gente se ríe; ya no salen a tirar piedras, ya no les molesta tanto que los cague La Polar, Ripley, los millones de Dávalos. Es de doble filo”, afirma. Eso sí, recalca que tanto a él como a Jorge López -con quien escribe los libretos- les encanta jugar con la peligrosidad.
-Esta temporada está marcada por la contingencia política. En 2012, Bombo Fica lo abordó en cierta forma con el abuso de las tarjetas, ¿se abrió una caja de pandora a partir de ahí para apuntar al empresariado?
-Lo que hizo él fue fantástico. Me gustó mucho el tema de las tarjetas. La gente se pregunta “¿en qué momento me encalillé con la juguera del matrimonio?” Son cosas que le pasan a todo el mundo. A mí me gusta lo que hace el Bombo, pero no es mi estilo. Jorge (López) me dice que no me salga de nuestro estilo, que es con nombre y apellido. No decimos “los políticos roban o van a robar”. Decimos: “¡Sí! A ti te digo guatón seboso”, apuntándolo con el dedo. Nuestro estilo es jugar a la peligrosidad. La gente se ríe pero dice “¡ay, le van a pegar!”. Yo vivo dentro de un vértigo y me gusta jugar con eso.
-¿Qué hay detrás de este cambio, de las ganas de la gente por el humor actual?
-Yo creo que es la abertura en términos de los canales con los que se puede comunicar la gente, el cable, youtube, twitter, los medios de comunicación. Las cosas ya están archi dichas. Cuando dices algo el día jueves, el lunes ya salieron todos los memes, entonces uno no sabe si las cosas las inventa o es un recocido que ha escuchado durante la semana. Siento que la gente se siente interpretada.
-Quizás hay cosas “archi dichas”, pero el éxito es innegable. ¿A qué se lo atribuyes?
-Tiene mucho de inteligencia, que es una forma de abrir puertas a este sistema. Pero creo que también representa una cobardía en términos de que la olla a presión pierde peligrosidad de explotar porque la gente se ríe; ya no salieron a tirar piedras, ya no les molesta tanto que los cague La Polar, Ripley, los millones de Dávalos. Es de doble filo. Por eso uno siempre está cuestionado, si uno finalmente es utilizado para hacer este tipo de humor o si es mejor luchar desde dentro, haciendo guerrillas en el lado contrario. Desde el tiempo de Lautaro que toda estrategia sirve. Lo único que importa es tener conciencia de dónde apunta la flecha que uno quiere tirar.
“Me queda claro que son todos unos tontos graves y la palabra tonto más grande que grave porque si yo fuera un político no perdería el tiempo, me cagaría de la risa”
-Tu rutina tienes que presentarla antes al director ejecutivo. ¿Muestras todo?
-Si yo digo que voy a terminar bailando en pelota, me dicen ‘¿estay más huevón?’. Las cosas se van dando. Aunque también se empiezan a entusiasmar ellos. Durante mucho tiempo Canal 13 no tenía el rating de ahora. Pero con esta temporada de Yerko se acabó la supremacía de las turcas. Me encantaría tener la libertad de improvisar. Cuando estoy ahí en el escenario igual me vuelvo loco, con el personaje me todo lo mismo.
-¿Cuáles temas están vetados?
-Cosas que les pueden parecer misóginas, cosas de Luksic que puedan parecer peligrosas, pero la gente cree poco menos que el libreto me lo hace la secretaria. En el fondo nos divierte a todos el nivel de especulación que hay entorno al personaje. Como decía mi abuelo: me moriré y nunca me daré. El personaje es eso. Si fuera un personaje halagador, la gente notaría al tiro que está siendo censurado y sería muy cuestionado. No hacia a mí, más bien con el programa. Entonces ahí no sé cómo los jefes tienen que reaccionar porque la gente ya conoce al personaje, lo reclama, lo espera durante el año.
-¿Qué genera tu personaje que hasta los políticos le responden?
-Este año hemos salido en La Segunda, en las editoriales, han hablado políticos, etcétera. Sergio Bitar dijo que socavábamos las estructuras de la democracia, que no era el humor que teníamos que hacer, que teníamos que cimentar las bases de las confianzas en las instituciones y no al revés. Miles de análisis. Me queda claro que son todos unos tontos graves y la palabra tonto más grande que grave porque si yo fuera un político no perdería el tiempo, me cagaría de la risa. Si Yerko es un mono, sin carnet ni fecha de nacimiento.
-Pero un mono que muestra los problemas graves de la política.
-Es que no es mi culpa. Yo partí haciendo este personaje cuando incluso me cortaban. Yo partí siendo la cola de este problema y ahora parece que la cola es la cabeza del monstruo. Está muy cagado el mundo entonces. Yo no voy a asumir responsabilidades. Lo mío es una gran mentira que se construye de muchas verdades. Yo adorno la verdad y se las cuento a la gente, parece que a ellos les gusta más cómo se las cuenta Yerko que cómo se las cuenta otras personas, parece que a ellos les calma o desahoga lo que nosotros decimos. El humor son como las termitas, se empiezan a carcomer todo.
-Penta, SQM y Caval generan sensaciones de impunidad. ¿Yerko se esta convirtiendo en el verdugo de la plaza pública?
-No había escuchado esa última. A veces el chiste escrito es un chiste solamente, pero el personaje tiene énfasis. Que el tema del dedo se haya convertido en algo tan importante como el dedo de Lagos. ‘¡A ti te digo!’ No es algo que yo analice mucho, pero sí, tienes razón en lo que dices. Pero nuestra función primero que nada es hacer reír, no quiero transformarme en verdugo. Para eso me pondría suspensores como Mosciatti y diría ciertas verdades, pero eso es ser periodista, ser responsable de lo que está diciendo, ser un Lanata de Argentina. No, me gustaría que se mezclara la cosa, con humor, con ingenio, que la vuelta que se dieron para decir la palabra fue simpática.
-Cuando Yerko habla sobre política, ¿sale más lo que piensa Daniel Alcaíno en comparación a cuando se hablaba de farándula?
-Hay una mezcla. Cuando me junto con Jorge, por ejemplo, cuento mis cosas más políticamente, sin mucho humor. Doy datos duros. Siempre he leído cosas políticas. Le digo me interesa que esté ese tema y Jorge me dice ‘ríete, lo dices con una rabia que parece que los vas a quemar a todos y eso no da risa. Relájate, siempre con una sonrisa’. Entonces mis temas los tengo que confrontar primero con Jorge. Nos llegó una pelota que no nos corresponde, pero la transformamos en arma y se la devolvemos. Es como un boomerang. Creo que está entre los genes del chileno en el viaje que hizo Lautaro, que fue secuestrado, se acomodó a un mundo que no quería para enfrentarlo, para darle arma a los otros, para contarle a los otros que no es tan difícil luchar contra ellos, que no son tan inteligentes, que se les puede meter goles en cualquier puesto.
“Si la molestia es de la gente. Es como que se moleste un violador. ¿A quién le importa eso? A nadie, a mí no me interesa”
-Tras la rutina de Dávalos, La Moneda habría hecho saber su malestar al canal. ¿Te importa que las autoridades se molesten?
-En ese caso específico, del hijo de Bachelet, ¿qué me puede importar que se molesten en La Moneda? Si la molestia es de la gente. Es como que se moleste un violador. ¿A quién le importa eso? A nadie, a mí no me interesa.
-Andrade dijo que con el humor ahora ser político era una degradación. ¿Qué tipo de responsabilidad tienen los humoristas en esto?
-En mi caso hay dos grandes razones que te dicen al tiro que estás cagando fuera del tiesto: una es el rating y la otra es la risa. Cuando yo estoy ahí, estoy viendo si se ríen o no y si aparte el rating va subiendo. Esos son mis parámetros. En este instante creo que los políticos tienen para rato. Ahora quieren hacer un gran acuerdo y a mí me da mucha risa porque dicen que quieren hacer este acuerdo para arreglar este asunto, porque los que están llamando a decapitación en la plaza pública son unos irresponsables, que el caiga quien caiga es una irresponsabilidad.
-¿Cómo pasó Yerko Puchento a ser un personaje con tanto poder, con una repercusión mediática tan transversal?
-El poder entendido como el tú puedes, porque el otro tipo de poder es bastante solitario. El otro día con Jorge en un café se nos acercó un funcionario de Correos de Chile y nos dijo que todavía estaban parados; eso lo incluimos. Otro día una persona me contó que su hermana estudiaba en la Arcis, pagaban todos los cheques al día, esas cosas hay que decirlas. La gente quiere que los escuchen. Mientras menos se especifique el poder en mí como Daniel Alcaíno, mejor. Y me enorgullece que, al igual que Gepetto, se haya creado un personaje de madera que cobró vida. A veces nos sorprendemos de lo que construimos: es un arma. Se lee en las noticias: “Yerko dispara”. Ahora es una lengua que dispara.
-¿Vas a seguir en la línea de poner en el banquillo a los políticos y empresarios?
-Sí, a mí me encantaría que fueran al programa, pero un político nunca se va a someter al escrutinio público.
-Haz dicho que hay falta de confianza y crisis institucional. ¿Con los polémicos casos como se podrían restablecer las confianzas?
-Cuando se llega al plano de la justicia, cuando la gente ve que efectivamente se hace algo. En el caso Penta las personas que evadieron impuestos, antes del juicio, devolvieron no sé cuántos millones; que se devuelva es lo justo, pero que también se pague con cárcel porque en el incendio en la cárcel de San Miguel había un niño que murió ahí encarcelado porque vendía discos y libros piratas.
-Los cambios que pide la ciudadanía ¿pueden venir de las mismas personas o tienen que ser actores nuevos?
-Pero imagínate que ni siquiera quieren hacer asamblea constituyente. Se auto engañan a sí mismos. Hace como más de diez años que José Saramago escribió Ensayo sobre la lucidez diciendo que los políticos no nos sirven para nada. El sentido común funciona más que los partidos políticos.
“No quiero ni verlos, ni tocarlos; me dan asco. Para mi representan algo tan anacrónico, es como ver a una monja en la calle. Me dan ganas de decirle “corta tu hueveo”
-Pero si no están liderando los partidos, ¿quién queda a la cabeza del país?
-Yo en realidad no participo de la política, pero aquí pueden ir entrando mas independientes, más Boric. Me gusta mucho lo que hicieron personas como Camila Vallejo, Karol Cariola, pero con el PC metido en la Concertación esas cabras están como ollas a presión, si se liberaran de eso serían grandes líderes, podrían mantener su pensamiento comunista, pero el verdadero; no el que transa, no el que pacta cuando le conviene, no saliendo a justificar dictaduras en el mundo, no quedándose piola con la Arcis.
-¿Tienes definición política?
-No, nunca he militado en nada. Me han ofrecido programas tipo CQC para ir con un micrófono donde un político. Yo les digo que no, que no quiero ni verlos, ni tocarlos; me dan asco. Para mi representan algo tan anacrónico, es como ver a una monja en la calle. Me dan ganas de decirle ‘corta tu hueveo’.
-Aunque de cierta manera sí se los dices…
-El decir es solo aguantable para un payaso, pero no decírselo en serio. La Pamela Jiles ya no tiene dónde decir sus cosas, aunque se hizo un personaje, trata de disfrazarlo de algo, pero no. A menos que seas Mosciatti y la radio sea tuya.
-¿Y tú corres ese riesgo?
-Podría pararme arriba de un teatro o en cualquier esquina. Yo no soy actor porque me da pega Canal 13 o TVN, si no porque tengo técnica de la escuela de teatro. Como decía un amigo: no parto de un texto, parto de un pretexto, le doy un contexto y le aplico el subtexto. Eso quiere decir que tengo algo que decir, estoy consciente, sé cómo hacerlo, es mi oficio y es lo que voy a seguir haciendo.