Desde la popularización de la cueca a la gastronomía chilena. Cinco rescates de la identidad nacional que marcaron la década
Celebramos los momentos improbables de ver cuecas sonando en MTV, cumbias en Lollapalooza, y la cruzada de Pebre Chile por hacer del almuerzo casero un acto sibarita.
Cueca en MTV: El Unplugged de Los Tres
Hasta antes de 1996, cuando Los Tres, apuntalados por Alfredo Lewin, un confeso fanático del grupo y promotor de su llegada a MTV, llegaron a grabar un episodio del clásico programa de conciertos acústicos, la cueca era algo ajeno y medio vergonzoso para la juventud. Algo asociado al huaso más cuico o al huaso más huaso, dos extremos a los que nadie quería asociarse. Entonces el grupo liderado por Álvaro Henríquez hizo, capaz que sin proponérselo, una reivindicación a las raíces musicales chilenas, a la autenticidad, al realizar un homenaje a Roberto Parra en clave pop provocando el improbable e imborrable momento de que el en ese momento canal más ondero del mundo sonaran cuecas.
La cumbia global de Chico Trujillo
Villa Alemana es un lugar bien particular de Chile: cuna del consumo de LSD, del controvertido vidente Miguel Ángel, del centro neuralgico del heavy metal satanista, y también, hogar de Aldo Asenjo: cabeza de La Floripondio y Chico Trujillo, grupo paralelo al primero que nació cuando giraban por Alemania y terminó por convertirse en un fenómeno de masas y en el reflote de la cumbia como uno de los géneros musicales más masivos de Chile. Si antes la cumbia se bailaba en años nuevos y matrimonios, con un poco de sarcasmo, hoy día se vacila con honestidad, orgullo y onda hasta en Lollapalooza (versión chilena y gringa), lo que lo resume todo.
La gráfica picante que aliñó la ciudad
Largos viajes en micro desde Puente Alto al centro de Santiago y eternas y reflexivas caminatas repartiendo cuentas de electricidad inspiraron al diseñador Manuel Córdova a hacer una compilación del diseño autóctono de la ciudad, llámese letreros de café con piernas, de micros, de ferreterías, graffitis, rayados, panfletos, murales, en un libro que tituló Moderno Estupendo y que puso los cimientos de toda una onda, apuntalad por La Nueva Gráfica Chilena, de decorar desde restaurantes a tiendas de música con iconografía popular chilena.
El escudo nacional, pero con cuchara y tenedor
Con reconocida envidia al amor con el “amor con que se tiene en Perú a sus platos típicos” es que el colectivo gastronómico-empresarial Pebre Chile (Corporación por las cocinas de Chile), según contó en una entrevista Pilar Hurtado, se gestó. “La comida chilena solamente se asociaba a picada, y la idea era recuperar el orgullo respecto a ésta”, confidenciaba en la misma entrevista la secretaria del grupo. Con el año 2012 como fecha de fundación, en tres años, y con nueve libros sobre el tema publicados, han sido más que exitosos en acercar la cocina típica chilena a determinados secotres, además de ciertamente potenciar y posicionar mediaticamente a restoranes como el Liguria como un referente cultural.
Guitarra de palo y voz
Si en los ochenta y en los noventa los músicos chilenos, tal vez como sacando la cabeza de afuera del agua de la dictadura, miraban con ansias para afuera en busca de inspiración, del 2000 para adelante la búsqueda se volvió mas introspectiva y tal como un avestruz los músicos se fueron en busca de las raíces de la música popular, con muy buenos resultados. Los casos de Gepe, Nano Stern, Chinoy, o Camila Moreno, cuyos referentes más directos son Violeta Parra y Victor Jara, son prueba de ello. Al mismo tiempo, acercaron, sirvieron de puente, entre las nuevas generaciones y las influencias más arraigadas de un nuevo grupo de ídolos pop.