Los tres encuentros cercanos con la muerte de Leonardo Di Caprio

En el marco de las entrevistas promocionales de “The Revenant”– la nueva película de Alejandro González Iñarritu (Birdman)- Leonardo Di Caprio sostuvo una conversación con la revista Wired en la que compartió sobre las duras condiciones del rodaje, donde tuvo que soportar bajísimas temperaturas y nadar en aguas semicongeladas sosteniendo pieles de oso de 60 kilos encima.

De eso iba la entrevista cuando tomó un giro inesperado. El periodista le pregunta que si es cierto que ha tenido él un par de roces con la muerte en la vida real. Y entonces Leo se confiesa como una suerte de yeta (y no tiene nada que ver con lo esquivo que le ha sido el a-estas-alturas-más-que-merecido Oscar que la academia se niega a entregarle) y dice que sus amigos los tienen calificado como “la última persona con la que quieren hacer actividades extremas” porque siempre pasa algo malo.

A continuación, los tres momentos estilo 1000 maneras de morir de las que Leo ha zafado.

“En Sudáfrica estaba nadando en una jaula para ver a los tiburones en su hábitat. Las jaulas están abiertas por arriba. Justo tiraron atunes al agua para los tiburones, pasó una ola que hizo volar uno de ellos y un tiburón saltó para comerlo y cayó justo por arriba de mi jaula. La mitad del tiburón estaba dentro y yo me quedé en el fondo de la jaula intentando quedarme estirado. Los tipos dijeron que en 30 años que llevaban haciendo lo mismo jamás pasó algo parecido!”.

“Iba en clase business y por la ventana vi el motor del avión explotar frente a mis ojos. Desde mi asiento veía el ala, y explotó completa. Era el único mirando en ese momento y la turbina explotó como un cometa. Fue muy loco. Apagaron todos los motores por unos minutos e hicieron un aterrizaje de emergencia”.

“Fui a hacer paracaidismo, donde nos tirábamos con un instructor. Cayendo, tiramos del primer paracaídas, que venía enredado, por lo que el instructor lo tuvo que cortar. Seguíamos cayendo por otros 5, 10 segundos y yo ni me acordaba del paracaídas de emergencia así que creía caer a mi muerte. Entonces tiró el de emergencia, y venía enredado también. Veía a mis amigos más arriba mientras iba en picada a la tierra, cuando justo se desenredó. La parte graciosa es que el instructor me dijo que quizá me rompería las piernas cuando lleguemos porque estábamos bajando muy rápido, pero después de haber visto toda mi vida pasar frente a mis ojos dos veces me dice eso”.