Tinta para la salud: el comentado estudio donde se asegura que los tatuajes fortalecen el sistema inmune
Una decisión que marca de por vida podría ser más beneficiosa de lo que comúnmente se piensa.
Aunque existen tecnologías para borrarlos, es muy complicado remover un tatuaje. Muchas personas rechazan estampar diseños en su piel por diversas razones: indecisión del dibujo, inseguridad de cómo se verá en la adultez, y, más importante, miedo a las posibles consecuencias sanitarias que las agujas podrían desencadenar.
Sin embargo, lo cierto es que, siempre que se realicen en sitios habilitados correctamente y con las consiguientes inspecciones, es extraño que sufras algún peligro; de hecho, según un nuevo estudio, publicado en la revista American Journal of Human Biology, puede incluso fortalecer nuestro sistema inmune.
Estos investigadores decidieron ahondar en este asunto al darse cuenta del parecido que existe entre ir al gimnasio y tatuarse. Por lo general, cuando vamos al gimnasio por primera vez, salimos de allí odiando todo: sudorosos, la gota gorda y con dolores eternos. Sin embargo, poco a poco, nuestros músculos se fortalecerán y estos efectos dejarán paso a un mayor bienestar, menos problemas con la respiración y la ausencia de las agujetas.
En la situación de tatuarse, el cuerpo se debilita por la entrada de un agente extraño que, además, no entra de la forma más inofensiva. Pero ojo: es solo al principio: si nos hacemos más tatuajes, esa sensación va desapareciendo, pues la tinta ya no es ninguna desconocida para nuestro cuerpo.
Basándose en estas similitudes, estos científicos decidieron reclutar a un grupo de voluntarios a la salida de una tienda de tatuajes. Se preguntó sobre el número de tatuajes que tenían y la duración de cada sesión. Además, también se les extrajo sangrepara comprobar los niveles de Inmunoglobulina A y cortisol. La primera es un anticuerpo, por lo que se asocia directamente con el sistema inmunológico, mientras que la segunda es una hormona que sirve como indicador del estrés.
Debido a que el estrés está fuertemente ligado al debilitamiento de nuestras defensas, es muy fácil enfermar cuando estamos con problemas familiares o laborales. Lo mismo pasa con los tatuajes, y la situación que se genera cuando se introduce la aguja y se produce el dolor.
Los encuestados que se habían hecho su primer tatuaje, tenían altos niveles de cortisol, mientras que la inmunoglobulina A había disminuido notablemente. Sin embargo, los que ya se habían hecho varios, sólo sufrían una leve caída en los niveles del anticuerpo como resultado del aumento de cortisol, por lo que se entiende que su sistema inmunológico había quedado reforzado. Habrá que esperar más análisis para ver si la tendencia es generalizada. Por lo pronto, si tienes ganas de estampar algún diseño en tu piel, piénsalo bien antes de llegar y hacerlo.