Aylwin según Lira Massi: "Es más oficialista que La Nación y pelea tan mal como ella porque se sulfura"
El periodista, en su particular estilo, se dedicó a perfilar a los senadores que integraban la cámara alta en 1968, en su libro “La cueva del Senado y los 45 senadores”. En el texto se le dedica un pequeño apartado en el capítulo de los parlamentarios demócrata cristianos.
En 1968, un ex escribiente de Carabineros devenido en periodista, Eugenio Lira Massi, incursionaba en la literatura con su libro “La cueva del Senado y los 45 senadores”. Con su estilo irónico retrata a cada uno de los integrantes de la cámara alta de esa época, entre los cuales se encuentra el ex Presidente, entonces legislador, Patricio Aylwin Azócar.
Como preámbulo a las descripciones de este libro, Lira Massi escribió que “hay que tener vocación de servicio público para dedicarse a tan sacrificada actividad. Prueba de ello es que, pese a que se exige solamente ser chileno, saber leer y escribir, tener más de 35 años de edad y estar inscrito en los registros electorales, sólo cuarenta y cinco personas son Senadores de la República”.
En las páginas que siguen aparecerá cada uno de ellos tal como los he visto, de manera que cualquier semejanza entre los personajes que voy a presentar y senadores de la vida real no es mera coincidencia.
Cada cual que saque las conclusiones que quiera. En cuanto a los afectados, que tomen lo que de ellos diga, como mejor les parezca. Me tiene sin cuidado. Si les parece bien, bien. Si nó (sic), pueden aplicarme diferentes leyes de las cuales son autores o cómplices. La Ley de Seguridad Interior del Estado, la Ley sobre Abusos de Publicidad. Cualquiera.
Lo que es yo, por mi parte, les aplicaré con todo respeto la Ley de Moraga.
Adelante y sea lo que Dios quiera”.
Revisa a continuación la descripción que Lira Massi hace del ex Presidente.
“Es imposible describir a Patricio Aylwin si lo que se diga no va acompañado de una imitación de su voz porque ahí está toda la personalidad del senador demócrata cristiano. Tiene una voz clara, chillona, cantarina, aguda (no sé qué más ponerle para dar una idea aproximada). Una voz muy fácil de imitar por las mujeres (hay una reportera política que lo imita igual), sin que por eso sea femenina. Una voz especial para un sacristán, para dirigir el rosario, “tercer misterio gozoso…”, “Dios te salve María llena eres de gracia, el Señor es contigo”. Una voz para ser escuchada en todo el templo sin necesidad de un micrófono.
La voz y al risa, que es otra de sus cosas típicas y que consiste en apretar los dientes y abrir los labios, como en los réclames de pasta dentífrica. Cada una de sus frases va acompañada por uno de estos gestos que en ningún caso significan alegría. Más bien nervios o algo así.
Pulcro, limpio, sano; hablar con Patricio Aylwin es como hablar con una manzana. Pero con una manzana freísta. Es mucho más oficialista que ‘La Nación’ y pelea tan mal como ella porque también se sulfura.
Cuando era presidente del partido siempre le ocurría lo mismo. Empezaba a formular declaraciones mesuradas, cautelosas y poco a poco se iba enojando sin haber para qué, hasta terminar amenazando a medio mundo y gritando como malo de la cabeza. Eso último es un decir porque si algo tiene ordenado es el cerebro.
Buen expositor y brillante polemista, pero siempre que no lo interrumpan. En sus clases de la Universidad se lucía porque lo dejaban hablar tranquilo y se creyó que sería un senador sensacional. Lamentablemente, aquí se las tiene que ver con colegas y no con alumnos y la cosa cambia. Lo interrumpen, lo aportillan, le piden datos, le hacen bromas y Patricio Aylwin se desespera, grita, pierde las ideas y no puede explicar nada.
¡Cómo echará de menos los tiempos en que podía decir a su clase: entonces el molinero lleva agua a su molino“, y nadie se reía…!”.