El giro de LÓPEZ, la banda de los ex Bunkers: de rockstars a emprendedores

“En Chile nunca ha existido la figura del rockstar. Quien quiera ponerse esa capa está perdido”, dice el bajista Gonzalo, ex miembro de Los Bunkers y ahora integrante de una nueva agrupación que lleva por nombre su apellido y el de su hermano cantante, Álvaro: LÓPEZ.

Pero aunque Gonzalo lo niegue, si hubo un grupo al que le cabía sin complejos la etiqueta de “rockstars” en Chile, fueron justamente Los Bunkers. La desaparecida banda fue quizás la última propuesta chilena que tuvo éxito y alcanzó a vivir la época de los fichajes y promociones millonarias de sellos multinacionales; de ventas de miles de discos; de conciertos masivos en todo el país y Latinoamérica; e incluso la era en que MTV pasaba videos. Una realidad que ya no existe y quedó relegada al recuerdo y a los documentales y libros de historia del rock.

El mercado de la música actual no tiene nada de eso. Los sellos son dinosaurios en extinción. No existen grandes disquerías. Y el músico no es la figura romántica que solo se dedica a inspirarse y a hacer música. En ese nuevo ecosistema, ha tenido que desarrollarse la banda LÓPEZ, en la que además de los hermanos Álvaro y Gonzalo, participan el baterista Diego Fuchslocher y el tecladista Martín Benavides.

“Este mundo es más del hágalo usted mismo. Antes uno confiaba en un departamento del sello que te cubría todo lo del marketing, la gira, la venta de los discos. Uno daba un par de directrices y el resto se generaba solo. Los dineros que se manejaban en torno a la música y a los artistas en los sellos es muy distinto a lo de ahora”, cuenta Gonzalo sentado en un sillón del centro de emprendimiento IF, ubicado en la ex Factoría Italia.

Diego, el baterista, complementa: “Ya no es que llegas a una oficina en la que te van a armar la gira y financiar el disco. Hoy día tienes que apelar a distintos caminos, a estar conectado con más cosas para desarrollar todo de una forma más completa”. Y la forma que han escogido en los LÓPEZ es la razón que los tiene dando la entrevista en el IF: la innovación.

Desde hace meses que Gonzalo y Diego visitan habitualmente las oficinas del IF , específicamente las de “Radar Creativo“, dedicada a la innovación en comunicaciones. La idea es recibir coaching, manejarse mejor en las redes sociales e impactar al público no solo desde la música, sino que también a través de un relato  que incorpora la innovación dentro de la identidad del grupo.

Por ejemplo, los LÓPEZ están manejando sus propias redes sociales; desarrollando su potencial para hacer talleres y charlas; y organizando conciertos en lugares diferentes a La Batuta u otros recintos habituales para músicos de la “vieja escuela”. Por ejemplo, en colegios y en eventos de emprendimiento.

“Esa gestión que estamos haciendo es súper importante hoy día y cada vez tiene que ser más personalizada. En el fondo, en términos brutos uno tiene que estar encima de todas las cosas que salen del entorno de la música en sí misma, para que tengan tu propia personalidad”, explica Gonzalo. Sin embargo, hace una salvedad: “Pero existe un paréntesis que es lo que pasa adentro de la sala de ensayo. Ahí es donde se está dejando de lado un trabajo que es crucial y es transversal. Y que debe seguir siendo igual”.

El taller de las “buenas” canciones

Hasta el momento, LÓPEZ ha lanzado dos singles . El primero, “Me Voy”, apunta hacia la electrónica más primitiva que rescataron Los Prisioneros en su disco Corazones. Y el segundo, “Lo que pudo ser”, tiene aires de bolero y apunta hacia el romanticismo intrínsecamente latino. Y aún con esas sonoridades diferentes, ambas composiciones apuntan a un lugar común: el formato pop y las melodías pegajosas, herencia -quizás- de su antigua adoración a The Beatles.

Es esa sensibilidad pop, que llevó a Los Bunkers a sonar prácticamente en las radios de toda Latinoamérica, la que Diego y Gonzalo quieren reforzar en una serie de talleres gratuitos que realizan todas las semanas en distintos lugares. “Están abiertos para las personas que quieran hacer una pasantía un rato, y personas que quieran perfilarse en ser músicos profesionales.  Ahí compartimos toda la experiencia que tiene Gonzalo y que tengo yo en pro de las canciones”, explica Diego. “Se trata de contagiar el espíritu de ser músico”.

En estos talleres, Gonzalo y Diego aconsejan a los grupos en sus composiciones, les entregan técnicas y consejos, tienen invitados especiales y comparten experiencias. “Nosotros lo anunciamos a través de las redes sociales y el boca a boca. Y a través de los alumnos que entran a esta experiencia de taller que es mucho más integral que una clase tradicional de conservatorio”, dice Gonzalo.

Todo es parte del nuevo aire que trae consigo LÓPEZ. Pero en cuanto a la composición de canciones, Gonzalo explica que sigue siendo de la vieja escuela. “En lo que se genera adentro de la sala de ensayo hay que aprender que no hay 100 maneras, son tres o cuatro. Hablo en términos de música popular, que es lo que me interesa”, dice. “El envoltorio puede cambiar 100 mil veces, pero el gusto por las canciones siempre va a ser el mismo. La gente finamente quiere cantar. Y nosotros queremos lograr eso”, agrega.

La nueva escena: “Mucho ruido y pocas nueces”

Los Bunkers ya estaban en su era crepuscular cuando una nueva generación de músicos chilenos floreció y copó los espacios de los blogs especializados, de festivales en España y México, e incluso dos de sus representantes llegaron al Festival de Viña. Se trata de la escena liderada por Gepe y Javiera Mena y secundada por otros nombres como Dënver, Alex Anwandter, los desaparecidos Astro y los guitarreros Ases Falsos.

Sobre esta generación, LÓPEZ opina que falta el ingrediente netamente popular que hubo en la vieja escuela. “Es una generación mucho más estética. Cuando uno los ve en el Festival de Viña, toma la temperatura de lo que pasa y es súper clarificador. Hay mucha producción musical. Y muy buena, excelente. ¿Pero cuánta gente canta y consume esas canciones de manera fiel? ¿De estas 20 bandas, cuántas logran hacer cantar a más de 5 mil personas? Y ahí es donde hay un problema que hay que atacar. La composición sigue siendo la principal herramienta para lograr lo que uno quiere y creo que todos queremos que la gente cante las canciones”, dice Gonzalo.

Pero que cincuenta mil personas coreen las mismas canciones es cada vez más difícil. Si antes radios como Rock and Pop o la cadena MTV captaban la atención de miles de jóvenes, que buscaban en esos medios a sus nuevas bandas favoritas, hoy hay miles de radios online, cientos de miles de videos en YouTube y una infinidad de contenido en plataformas como Spotify. Pero Gonzalo es optimista con que la música pueda salir de los nichos.

“En la medida en que sigamos poniendo atención a las composiciones y tengamos el tema de la estética en su justa medida, vamos a consguir eso (…)  Es fácil quedarte en tu nicho y decir ‘a mi me importa que mi nicho me responda’. Pero eso finalmente no da. Por eso se separan bandas. No es consistente ese rollo”..