Iggy Pop: bendita insolencia
Revisa esta reseña del concierto de un sobreviviente del rock and roll, que se presenta ante la audiencia de manera honesta y extravagante; con más de cuarenta y cinco años sobre los escenarios, nadie maneja el sentido del espectáculo como él.
“¡Soy chileno!“, gritaba Iggy Pop después de una hora y media de concierto anoche en el Movistar Arena frente a unas 6.500 personas aproximadamente.
La legendaria estrella de rock empezó su show a las 9:40 de la noche con “I wanna be your dog” de The Stooges; momento en que dejó ver su famoso torso magullado por el tiempo y los excesos; el que, sin embargo, luce con un maravilloso descaro desde que tiene veinte años y se ha transformado en su sello, además de ser catalogado como el padrino del punk.
Fueron diecinueve canciones, siete de ellas de The Stooges; sólo una, “Gardenia”, de su magnífico y reciente “Post pop depression”, disco que contó con la producción del prolífico Josh Homme.
El resto del show fue compuesto por éxitos de su larga etapa solista incluidas “Lust for life” o “The Passenger”; eso sí, se echaron de menos canciones como “Succes” o la clásica balada “Candy”.
La puesta en escena fue sobria, un gran telón plateado que se iluminaba de distintos colores con el objetivo de crear variadas atmósferas. La banda que lo acompañó estaba compuesta por un bajista, un guitarrista, batería y piano; todos con una alegría evidente por aquella catarsis de punk rock frente a un público conmocionado por tener la oportunidad de presenciar el frenesí de la mítica Iguana.
Su energía desbordante y brutal le permite bailar y contorsionarse durante la totalidad del concierto, sólo se sentó un par de minutos al interpretar “Nightclubing”.
Pero el resto del tiempo, saltó, bajó del escenario para saludar al público, se colgó de los cables de los parlantes, escupió y fue escupido, subió a un par de fanáticos a cantar con él, cariñosamente trató de “motherfucka” al público y corrió por todos lados, a pesar de su cojera, la cual disimula con sus clásicos contorneos de caderas.
Iggy Pop es un sobreviviente del rock and roll que se presenta ante la audiencia de manera honesta y extravagante; con más de cuarenta y cinco años sobre los escenarios, nadie maneja el sentido del espectáculo como él.
El concierto de anoche fue histórico, entrañable y quizás, irrepetible. Su despliegue escénico, voz intacta, sonido y el gran catálogo de clásicos lo sitúa junto a los grandes. Larga vida a uno de los mayores exponentes del rock and roll de todos los tiempos.