La experiencia al límite de Jorge Zabaleta y Pancho Saavedra en su viaje por el Sahara
La dupla televisiva tuvo que enfrentar un complejo escenario en medio de su travesía por África.
La noche del sabado se emitió un nuevo episodio de Socios Por El Mundo, donde Jorge Zabaleta y Pancho Saavedra se organizaron para llegar al Desierto del Sahara y vivieron la icónica hazaña de dormir una noche en el desierto cálido más grande del mundo.
La primera parada fue al caer la noche en Ait Ben Hadu, donde los esperó Mohamed para hospedarlos en su humilde casa de adobe, y descubrir la cultura de los bereberes, una tribu de nómades que habita esta zona. Además, el dueño de casa los dejó preparados para el frío y el calor del desierto, con llamativos turbantes en sus cabezas.
El próximo destino fue Merzouga, localidad donde ambos se dividieron las compras: mientras Saavedra se encargó de la comida y Zabaleta de los implementos para dormir en medio del desierto. Para poder llegar a destino, consiguieron como medio de transporte un par de camellos.
Entre situaciones divertidas, ambos viajeros fueron preparando las cosas para pasar la noche en medio del desierto, y contaron con la ayuda y compañía de Alí, el joven guía que los trasladó en los camellos y que pertenece a la tribu de los bereberes nómadas.
Los problema comenzaron al día siguiente cuando al despertar se percataron que tanto Alí como los camellos no estaban en el lugar donde habían acampado.
Desesperados frente a esta situación, hicieron lo imposible por encontrar al joven guía, que no apareció. Ambos caminaron por las arenas del desierto cálido más grande del mundo, con la intención de poder llegar a un lugar que los acogiera pero cuando quedaron sin agua y cansados, estaban perdiendo las esperanzas.
Como si fuera un milagro, en medio de su caminata, apareció un “jaima”, que son las tiendas de campaña típicas de los pueblos nómades del norte de África. Sin embargo este “jaima” era de lujo, pues contaba con baño, ducha y cómodas camas.
Tras una larga travesía, finalmente, Jorge Zabaleta y Pancho Saavedra pudieron descansar, reponerse y comer a la luz de la luna, muy bien atendidos por los bereberes.