Intentos desesperados por controlar emergencia en Fukushima
El deterioro de un reactor tras otro en la central japonesa de Fukushima siguió alimentando hoy el temor a un desastre nuclear, mientras continúan los desesperados intentos enfriar los reactores de la planta en peligro de fuga.
El deterioro de un reactor tras otro en la central japonesa de Fukushima siguió alimentando hoy el temor a un desastre nuclear, mientras continúan los desesperados intentos enfriar los reactores de la planta en peligro de fuga.
Sus seis reactores de agua en ebullición provocaron emergencias continuas y los empleados de TEPCO, la empresa que explota la planta, trabajaron esta jornada para tratar de combatir el sobrecalentamiento.
El Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA), cuyo director general se dispone a viajar de inmediato a Japón, confirmó desde su sede en Viena que están dañados los núcleos de los reactores 1, 2 y 3 de Fukushima, aunque aseguró que no se puede decir que la situación esté “fuera de control”.
Antes, y después de innumerables especulaciones, el portavoz del Gobierno japonés, Yukio Edano, aseguraba que la posibilidad de un deterioro grave del contenedor del reactor “es baja”.
Sin embargo, el nivel de radiactividad en la zona llegó a alcanzar un alarmante nivel de 10.000 microsievert por hora, lo que obligó a evacuar temporalmente a los empleados -unos 200 al final de la jornada-, que regresaron al descender la radiación.
Las Fuerzas de Autodefensa (Ejército) de Japón enviaron a la zona un helicóptero cargado con agua salada para arrojarla sobre la central, pero la misión tuvo que ser finalmente abortada ya que las radiaciones eran demasiado elevadas incluso para esa operación.
El nivel máximo de radiactividad para trabajar en una situación de emergencia en una central está establecido en 100 milisievert anuales, pero ante la crítica situación en Fukushima la Agencia de Seguridad Nuclear de Japón la elevó hasta 250 milisievert.
Pese a las serias dificultades para controlar la planta de Fukushima, el Gobierno japonés insistió hoy en que los niveles de radiactividad más allá de un radio de 20 kilómetros de la central no suponen aún un riesgo inmediato para la salud.
Pero nadie se confía y los habitantes de Tokio – situada a unos 250 kilómetros de Fukushima- afrontaron este miércoles la amenaza radiactiva con más mascarillas y menos tráfico, ya que muchas personas trabajan desde sus casas y muchos extranjeros han optado por marcharse pese a los llamamientos de las autoridades a la calma.
A esas autoridades criticó hoy el responsable de descontaminar la central de Chernóbil entre 1986 y 1991, Yuli Andreev, que considera, en una entrevista con Efe, que demuestra que no se han aprendido las lecciones del accidente en la antigua Unión Soviética.
Andreev dijo que dejar en manos de los operarios de una compañía privada una situación crítica como la de Fukushima es una temeridad, porque carecen de preparación para enfrentarse a una emergencia de semejante magnitud.
Entretanto, el intenso frío en el noreste de Japón dificultó hoy las labores de rescate y atenazó a los supervivientes en las zonas devastadas con escasez de electricidad o de mantas para abrigarse.
Todo ello, mientras el Gobierno japonés pedía a la población que no haga más acopio de combustible y alimentos y se comprometía a distribuir toneladas de arroz en el área devastada por el seísmo.
El debate nuclear que recorre el mundo tuvo su parada hoy en China, donde el Gobierno, que promueve la construcción de 20 centrales, anunció la suspensión del proceso de aprobación de nuevas plantas para revisar los 13 reactores en funcionamiento en cuatro de ellas, ubicadas en su costa oriental.
Chilenos en Japón
La ministra secretaria general de Gobierno, Ena von Baer, subrayó hoy que “se está haciendo un esfuerzo muy grande de parte del gobierno chileno, por ir en ayuda de cada uno de nuestros compatriotas (en Japón)”.
La vocera de La Moneda destacó que la Cancillería se ha contactado con los chilenos que se encuentran en el país asiático, y “se les ha ofrecido ayuda directamente, se les ha pedido a algunos que se retiren de la zona que fue afectada por el terremoto, en un radio más grande o más amplio de lo que está pidiendo el gobierno japonés“.
“En ese sentido, también a cada uno de ellos se les ha dicho que si es que necesitan una ayuda especial, lo hagan saber a la Cancillería. Y hay personas de la Cancillería que están viajando a la zona para poder ayudar a todos nuestros compatriotas, que se encuentran afectados por esta lamentable situación”, añadió.
“Se está contactando a cada uno en forma personal, y se está viendo cómo poder implementar un plan para ir en ayuda de cada uno de ellos, porque la verdad es que la realidad de cada una de las familias es muy distinta”, puntualizó.