Los desesperados intentos de Toledo por pasar a la segunda vuelta
El candidato nacionalista peruano Ollanta Humala afirmó ayer sus "credenciales democráticas" ante la prensa extranjera destacada en Lima para cubrir las elecciones presidenciales de mañana, en las que parte como claro favorito.
Las declaraciones de Humala llegaron solo dos horas después de que el expresidente Alejandro Toledo, al que los sondeos sitúan fuera de la segunda vuelta, alertara sobre los peligros para el sistema democrático que entrañaría una victoria de Humala.
El candidato nacionalista peruano Ollanta Humala afirmó ayer sus “credenciales democráticas” ante la prensa extranjera destacada en Lima para cubrir las elecciones presidenciales de mañana, en las que parte como claro favorito.
Las declaraciones de Humala llegaron solo dos horas después de que el expresidente Alejandro Toledo, al que los sondeos sitúan fuera de la segunda vuelta, alertara sobre los peligros para el sistema democrático que entrañaría una victoria de Humala.
Ambos candidatos se expresaron en sendas reuniones ante grupos restringidos de periodistas extranjeros, ya que ayer y hoy son jornadas de reflexión y está prohibido hacer campañas políticas y dar mítines partidistas.
Según los sondeos de intención de voto, será necesaria una segunda vuelta, que se celebrará el 5 de junio entre Humala -primero en esos sondeos- y el segundo candidato más votado, que podría ser Keiko Fujimori, hija del expresidente preso Alberto Fujimori, el economista Pedro Pablo Kuczynski o Alejandro Toledo, este último más distanciado de los demás.
Toledo, que hace solo un mes era el primero en las encuestas, hizo un llamamiento a todas las fuerzas políticas, a excepción del fujimorismo y el nacionalismo, ante lo que consideró “un peligro para la democracia” por el eventual pase a segunda vuelta de Humala y Fujimori, pero su llamado cayó en saco roto.
El expresidente dijo sentirse dispuesto a “volver a ser un soldado en línea del frente para mantener una democracia que tanto nos costó recuperar”, con el fin de “evitar que el país caiga en manos del autoritarismo o de quienes quieren cambiar la constitución para la re-re-reelección”, en velada alusión a Fujimori y Humala.
Sin embargo, el líder nacionalista, enfundado en un impecable traje oscuro y con un tono muy comedido, afirmó “no querer responder a Toledo, que emite una opinión política con sesgo partidista”.
Bien al contrario, Humala hizo una profesión de fe democrática proclamando ante los periodistas extranjeros su apego a la libertad de prensa y al derecho a la propiedad, al tiempo que subrayaba sus distancias con el modelo que Hugo Chávez aplica en Venezuela y desmentía así a quien ve en el nacionalismo peruano la larga sombra del chavismo.
“No vamos a copiar el modelo de Venezuela”, enfatizó, y puso como ejemplo su desacuerdo con prácticas aplicadas en ese país como la reelección, el control del tipo de cambio o el control del Banco de Reserva por el Ejecutivo.
También dijo con rotundidad que no tiene ninguna intención, en caso de llegar a la Presidencia, de integrar al Perú dentro de la Alianza Bolivariana para las Américas (Alba), la unión de países promovida por Venezuela y que integra a las naciones más “izquierdistas” de América Latina como Bolivia, Ecuador, Cuba y Nicaragua.
Por el contrario, Humala se dijo partidario de reforzar la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur), el gran proyecto potenciado por Brasil, un país cuyo modelo consideró “exitoso”, en contraposición con las distancias marcadas con Venezuela.
Las elecciones peruanas han despertado enorme interés en Chile, y abundantes medios chilenos han desplazado a periodistas a Lima, quienes preguntaron insistentemente a Humala sobre sus intenciones para con el vecino del sur, pero el exmilitar nacionalista también se mostró muy comedido al respecto.
Por un lado, dijo que respetará el fallo del Tribunal de La Haya sobre el conflicto de límites marítimos, sea el que sea, y por otro, dijo que quiere “mejorar nuestras relaciones con Chile” sobre la base de la “equidad”, tanto para los empresarios de cada país radicados en el vecino como para la comunidad de emigrantes peruanos.
Pero ante tantas declaraciones de moderación política, Ollanta Humala no quiso dejar de proclamar algunas de las banderas que han cimentado su popularidad entre las clases más humildes, como la justicia social y la necesidad de una política más redistributiva.
“¿A qué llamamos antisistema? Si el sistema es la corrupción, soy antisistema; si es la injusticia social y la no inclusión social cuando hay plata en el país, considérenme antisistema”, aseguró.
Para ello, puso como ejemplos la necesidad de ofrecer un sistema de pensiones para muchos jubilados que no lo tienen o bajar el precio del balón de gas, que paradójicamente cuesta más caro al peruano que al importador extranjero.