Comando talibán ataca cuartel de la OTAN y embajada de EEUU en Kabul
El portavoz talibán, Zabiulá Muyahid, reivindicó el hecho, que también afectó al departamento de espionaje afgano (NDS) y otros edificios gubernamentales del país asiático.
Un comando talibán se ha atrincherado hoy en un edificio del centro de Kabul y disparaba a primera hora de la tarde (local, mañana chilena) contra la embajada de EEUU y el cuartel general de la OTAN tras varias explosiones en el área, informaron fuentes oficiales.
“Un número de insurgentes han entrado en un inmueble en construcción (…) La lucha continúa entre ellos y las fuerzas de seguridad”, dijo a Efe a esa hora el jefe de la brigada de investigación criminal de Kabul, Mohamad Zahir. “Tenemos muertos y heridos en la Policía y también civiles”.
Un testigo aseguró a Efe que dos helicópteros sobrevolaban la zona y que los disparos continuaban una hora después del inicio de la operación armada.
Además de fuerzas afganas, en los combates participan tropas de la misión de la OTAN en el país, la Fuerza Internacional de Asistencia a la Seguridad (ISAF), según un portavoz de ese contingente.
El portavoz policial de Kabul, Hashmat Stanikzai, confirmó la existencia tanto de los tiroteos como de explosiones de origen incierto.
“Nuestros muyahidines han atacado el cuartel general de la OTAN, la embajada de Estados Unidos, el departamento de espionaje afgano (NDS) y otros edificios gubernamentales del centro de Kabul”, dijo a Efe un portavoz talibán, Zabiulá Muyahid.
Los ataques de estilo “fedayín”, coordinados por comandos de insurgentes, son bastante frecuentes en Afganistán.
Muyahid afirmó que en esta ocasión los atacantes disponían de chalecos explosivo, ametralladoras y un arma similar a los lanzagranadas.
Los últimos atentados talibanes de entidad en Kabul ocurrieron a mediados de agosto contra el Consejo Británico, donde murieron nueve personas, y a finales de junio contra el hotel Intercontinental, donde un asalto coordinado causó la muerte de 21 personas.
Las tropas extranjeras comenzaron el pasado julio a retirarse del país y a transferir gradualmente la competencia de la seguridad a las fuerzas afganas, en un proceso que debe concluir según los plazos previstos en 2014.
No obstante, la insurgencia parece encontrarse en un momento de fortaleza, y el conflicto se recrudece; 2010 fue el año más sangriento para las fuerzas internacionales y para la población civil desde la caída del régimen talibán hace casi una década.