Gingrich se prepara para conquistar el terreno de Cain
La caída del empresario Herman Cain de la palestra de aspirantes republicanos a la presidencia en 2012 ha llegado en el momento perfecto para Newt Gingrich, decidido a convertirse en el último de una serie de favoritos por descarte.
Con los altibajos sentimentales de Cain fuera de la escena política, los siete aspirantes que aún compiten por la candidatura republicana se posicionan para hacerse con su base electoral, una de las más conservadoras del partido.
Entre ellos, Gingrich parecía el menos potente al comienzo de la campaña, cuando la mayoría de su equipo renunció en masa. Pero hoy, a la salida de su reunión con el magnate Donald Trump en Nueva York, el expresidente de la Cámara de Representantes aparecía ante los medios con la sonrisa de un favorito.
Aunque Cain no ha anunciado aún a qué aspirante apoyará, Gingrich logró ser el centro de atención sólo un día después de la renuncia del empresario, cuando encabezó con un 25 por ciento de los votos una importante encuesta del estado clave de Iowa el domingo.
Ese repentino impulso recuerda al del propio Cain cuando el gobernador de Texas, Rick Perry, perdió el fulgor con el que había entrado en la carrera a mediados de agosto.
Así, a medida que sus candidaturas se desinflaban, los aspirantes del ala conservadora del partido han hecho circular un relevo que aspira a hacer sombra en las primarias al eterno favorito de los más tradicionales, el exgobernador de Masachusets Mitt Romney.
La primera en ocupar ese papel, la congresista por Minesota Michele Bachmann, se presentó hoy como la candidata idónea para absorber el electorado de Cain, con la esperanza de volver a la terna de favoritos con la que comenzó su campaña electoral.
Pero el mensaje que parece convencer más entre los simpatizantes del empresario de Georgia es el de Gingrich, un ícono del movimiento conservador desde los años 90, cuando marcó el ideario del partido con su “Contrato con América”.
El político de Pensilvania ha sabido permanecer como una fuerza ideológica vital para el partido desde entonces y pese al polémico fin de su carrera en el Congreso en 1998, cuando fue acusado por la comisión ética de la Cámara Baja de utilizar fondos exentos de impuestos para promover sus objetivos políticos.
Mientras la campaña de Cain ha estado marcada por un escrutinio implacable de su vida privada, Gingrich ha logrado evitar que los medios revivan el escándalo de su relación extramarital de cinco años con su empleada Callista Bisek, que hoy es su tercera mujer.
El éxodo de 16 miembros de su campaña en mayo se produjo precisamente entre rumores de que su equipo consideraba a Bisek una mala influencia sobre él, después de que el líder republicano regalara a su esposa unas caras vacaciones en las islas griegas.
Con la atención enfocada ahora en él, sin embargo, es posible que el pasado de Gingrich vuelva para jugarle una mala pasada.
“Usted tiene que dejar lo más claro posible que se arrepiente profundamente de sus acciones pasadas y de que entiende la angustia y el sufrimiento que causaron a otros, incluidas sus exesposas“, dijo recientemente en su página web Richard Land, presidente de la Comisión para la Libertad Ética y Religiosa, un grupo de presión.
Avalado hace dos semanas por el Union Leader, el diario más influyente en el estado clave de Nuevo Hampshire, Gingrich ha logrado desmarcarse del resto de los candidatos en temas clave como la inmigración, al sugerir que respalda la legalización de los indocumentados que lleven mucho tiempo en el país.
Sin embargo, ese mensaje ha causado indigestión en parte del electorado conservador que tanto necesita, que lo ve como una inaceptable oferta de “amnistía” para los 11 millones de inmigrantes que se calcula que residen ilegalmente en el país.
Su propuesta de que los niños desfavorecidos mayores de 9 años puedan trabajar de manera temporal resultó ser una de las más polémicas de la campaña, pero lejos de retractarse, Gingrich decidió hoy darle una nueva dimensión al proponerle a Trump que la incorpore a su programa de realidad televisiva “Celebrity Apprentice”.
“Queremos introducirles en el mundo del trabajo, en la oportunidad de ganar dinero, que tomen el hábito de cumplir compromisos y se den cuenta de que ese esfuerzo es recompensado y que la base de Estados Unidos es la ética laboral“, dijo hoy tras su encuentro con Trump, quien aceptó la oferta.
Ese tipo de propuestas y sentencias arriesgadas son, para los votantes más irritados con el Gobierno de Barack Obama, uno de los puntos fuertes de la candidatura de Gingrich, que no ha dudado en comparar el Departamento de Salud o la Oficina de Presupuesto del Congreso con los dominios de “la peor tiranía soviética”.