La suerte está echada: Hollande y Sarkozy pugnan por ganarse al electorado de Le Pen
De cara a la segunda vuelta, Sarkozy apunta que Francia no puede "seguir recibiendo extranjeros", mientras Hollande destaca que el mensaje de enfado, de los votantes de Marine Le Pen, debe ser escuchado. Le Pen obtuvo un 17,9 % de los votos.
Los candidatos a la Presidencia de Francia, François Hollande y Nicolas Sarkozy, lanzaron hoy insistentes mensajes hacia los votantes de la ultraderechista Marine le Pen, tercera en la primera vuelta de los comicios del domingo pasado.
“El voto a Le Pen no es un voto contra la Republica porque se expresa dentro del marco de la República”, defendió Sarkozy en un mitin celebrado en Longjumeau, a las afueras de París, en rechazo a quienes sitúan el voto a la ultraderechista fuera del sistema.
Hollande fue ganador en la primera vuelta celebrada el 22 de abril, con un 28,63 % de los votos, por delante de Sarkozy (27,18 %) y de Le Pen (17,9 %), que quedó fuera de la lucha por la presidencia, que se decidirá el 6 de mayo.
“Nadie piensa que Marine Le Pen pueda gobernar Francia”, había señalado no obstante el presidente-candidato en una entrevista en televisión a primera hora de la mañana, quien estimó que los 6,4 millones de electores que votaron al Frente Nacional depositaron en la urna “un voto de crisis”.
El ascenso de la extrema derecha en Francia responde a “una forma de decir a los otros: ‘tengan en cuenta nuestra situación'”, agregó el candidato conservador.
Se trata, según su análisis, de la consecuencia de “cuatro años de crisis enorme”.
Sarkozy aseguró que Francia no puede “seguir recibiendo extranjeros” e insistió en que quiere reducir a la mitad el número de los que lleguen al país cada año y someter a “un examen de francés a toda persona que quiera venir a Francia” para garantizar que será capaz de integrarse.
Aludió también a otro de los asuntos queridos de Le Pen, el derecho de voto, y dijo que tendrá que ser “exclusivo de los ciudadanos franceses. Si se es ciudadano extranjero, no se tiene derecho de voto”, zanjó.
En su discurso en Longjumeau, Sarkozy repitió sus mensajes sobre los inmigrantes y sobre la necesidad de que los extranjeros se integren en Francia y rechazó prácticas culturales como el velo integral, “que martirizan” a las mujeres que lo portan, agregó.
Por su parte, Hollande aseguró que una parte del electorado de la candidata de ultraderecha viene “de la izquierda” y que parte de sus votantes reflejan la “cólera social”.
En una entrevista en el diario “Libération”, el socialista aseguró que parte del electorado de Le Pen “viene de la izquierda y debería volver a encontrarse al lado del progreso, de la igualdad, del cambio, del esfuerzo compartido y de la justicia, porque está contra los privilegios, contra la globalización financiera, contra una Europa desfallecida”.
“Me toca convencerles de que es la izquierda quien les defiende”, declaró Hollande, quien entiende que la radiografía del electorado del ultraderechista Frente Nacional ha cambiado en los últimos años.
“Es menos alto en un cierto número de ciudades y más fuerte en los territorios rurales”, indicó Hollande sobre esos votantes.
Hollande les describió a parte de ellos como un “electorado de sufrimiento, compuesto de asalariados, artesanos y obreros que viene en un verdadero sentimiento de abandono”.
“Es mi responsabilidad dirigirme rápidamente a esos electores que no se adhieren necesariamente a las ideas del Frente Nacional, la obsesión de la inmigración, en particular, pero que expresan, sobre todo, una cólera social”.
No obstante, Hollande dejó claro que su prioridad es reunir el voto de izquierda en torno a su candidatura en la segunda y definitiva vuelta, el próximo 6 de mayo.
El candidato socialista acusó además a Sarkozy del ascenso de la extrema derecha: “algo ha pasado. Un enfado, una frustración. Ese mensaje tiene que ser escuchado. Para el saliente es demasiado tarde, para mi es necesario”, afirmó Hollande a la prensa ante su cuartel general de campaña.
Hollande, que será entrevistado esta noche en televisión, rechazó un debate en la radio que propusieron, de manera inédita, cuatro emisoras y que aceptó rápidamente Sarkozy “sin condición alguna”.