A tres semanas de las elecciones, la violencia desborda a El Cairo
Miles de manifestantes se enfrentan en una batalla campal a los soldados que custodiaban la sede gubernamental. Se registra al menos un muerto y casi 300 heridos.
Un soldado murió hoy por un disparo en el abdomen y otras 296 personas resultaron heridas en los violentos enfrentamientos entre manifestantes y el ejército en torno al Ministerio egipcio de Defensa, informaron fuentes oficiales.
A menos de tres semanas para las elecciones presidenciales egipcias, la violencia se desbordó hoy junto al Ministerio de Defensa, donde miles de manifestantes se enfrentaron en una batalla campal a los soldados que los custodiaban.
La Junta Militar que gobierna Egipto había dejado claro el jueves que no permitiría que las protestas alcanzasen el Ministerio de Defensa, situado en el barrio cairota de Abasiya, ni ningún otro de los edificios de las Fuerzas Armadas.
Sin embargo, esa advertencia no impidió que una masiva concentración, principalmente de jóvenes revolucionarios y seguidores salafistas, desafiase la prohibición e intentase traspasar la alambrada que los militares habían colocado para impedir el paso.
Un soldado murió por un disparo en el abdomen y otras 296 personas resultaron heridas en los violentos enfrentamientos, según el subdirector del Servicio de Ambulancias del Ministerio de Sanidad, Ahmed al Ansari.
De los 296 heridos, 131 fueron trasladados a hospitales por heridas producto de pedradas, asfixia por inhalación de gases tóxicos y cortes, dijo Al Ansari a la agencia oficial egipcia Mena.
Después de conseguir controlar la situación sobre el terreno, las Fuerzas Armadas decretaron el toque de queda en las cercanías del Ministerio de Defensa desde las 23.00 hora local hasta las 07.00.
En un comunicado leído por el general Mojtar al Mula en la televisión estatal, la cúpula castrense advirtió de que tomará “todas las medidas previstas en la ley” contra quienes infrinjan el toque de queda.
El chispazo que hizo saltar por los aires la enorme tensión acumulada se produjo sobre las 15.00, hora local, cuando comenzaron a volar las piedras en ambos sentidos, y la policía militar empezó a utilizar cañones de agua para impedir el avance de los manifestantes.
La violencia se incrementó con el paso de las horas, y el agua dio paso a las pelotas de goma y a los gases lacrimógenos, mientras helicópteros militares sobrevolaban el lugar.
Los manifestantes corearon eslóganes pidiendo la ejecución del jefe de la Junta Militar, el mariscal Husein Tantaui, y en memoria de los nueve muertos que han perdido la vida en este mismo barrio a lo largo de la semana en enfrentamientos con los llamados “baltaguiya” (agitadores violentos) y vecinos de Abasiya.
Las escenas de hoy trajeron a la memoria el estallido de violencia que se produjo justo antes de los comicios legislativos, el pasado mes de noviembre, en la calle Mohamed Mahmud, junto a la plaza Tahrir, y que se cobró decenas de muertos.
Precisamente en Tahrir, otra multitudinaria manifestación reclamó en paralelo el cese del derramamiento de sangre y la renuncia de la cúpula castrense.
Si en Abasiya fueron los jóvenes revolucionarios y los ultraconservadores salafistas quienes encabezaron la marcha, en Tahrir los islamistas Hermanos Musulmanes se adueñaron casi por completo de la numerosa protesta.
En la tribuna principal se agrupaban varios líderes de la influyente organización islámica, cuyo Partido Libertad y Justicia (PLJ) controla casi la mitad del Parlamento egipcio.
Un portavoz del PLJ, Ahmed Abdelaziz, dijo que la manifestación tendía mostrar la indignación de su grupo con los sucesos de Abasiya, así como “reclamar la entrega del poder al candidato que resulte elegido como presidente”.
Por su parte, el diputado del partido centrista Civilización (Hadara) Hatem Azzam dijo que, en su opinión, los manifestantes de Abasiya consideran que la plaza Tahrir se ha convertido en “una feria o un carnaval”, y que por eso optaron por llevar sus reivindicaciones a las puertas del Ministerio de Defensa.
El ambiente en Tahrir, aunque de gran crispación hacia la cúpula castrense, se mantuvo siempre dentro de los límites de la protesta pacífica, en consonancia con la posición de los Hermanos Musulmanes hacia la Junta Militar desde el comienzo de la transición.
No en vano, uno de sus líderes, Mohamed Mursi, es uno de los grandes favoritos a hacerse con las elecciones presidenciales cuya primera vuelta se celebrará los próximos días 23 y 24.
Pese a que algunas voces han puesto en duda la celebración de los comicios en estas circunstancias, tanto la Junta Militar como los principales aspirantes han repetido que las elecciones no se pospondrán y que antes del 30 de junio el poder habrá sido transferido a una autoridad civil.