“Sales de baño”: las drogas sintéticas que inducirían al canibalismo
Conocidas con nombres sugerentes como "Cloud Nine", "Ivory Wave", "Vanilla Sky" o "White Lightning", estas sustancias causan relajación extrema, ataques de pánico... y canibalismo.
Los recientes casos de asesinatos con elementos de canibalismo ocurridos en Estados Unidos, como el hombre en Miami que devoró parte del rostro de un indigente, o el estudiante universitario que comió el corazón de un inmigrante ghanés, han despertado la alarma en torno a que el hecho podría deberse al efecto secundario de una droga sintética.
“Cloud Nine” es el nombre más popular de esta sustancia –“Ivory Wave”, “Vanilla Sky” o “White Lightning” son otras denominaciones que recibe- que contienen derivados de un estimulante cerebral. Conocidas genéricamente como “sales de baño”, pueden causar una sensación de relajación extrema, ataques de pánico, apoplejías, y aparentemente, también pueden convertir al consumidor en un caníbal de la noche a la mañana, consigna Emol.com.
En el caso de Miami, la portavoz de la agencia antidrogas norteamericana (DEA), Barbara Carreno,sostuvo que “debemos esperar los informes toxicológicos para poder afirmar” tal posibilidad. “Pero ciertamente, se percibe un comportamiento extraño” en la actitud del hombre, identificado como Rudy Eugene. “Estas sustancias químicas son muy peligrosas. Hay gente que las usa y luego dice ’No las voy a probar más. Dan miedo’”, agregó Carreno.
La policía de Miami sospecha que Eugene, de 31 años, había consumido “sales de baño” antes de cometer el ataque contra su víctima, Ronald Poppo. En otro incidente, también ocurrido en la capital del estado norteamericano de Florida, un joven de 21 años irrumpió en un restaurante gritando obscenidades e intentó comerse la mano de un policía. También habría estado bajo los efectos de “Cloud Nine”.
Mark Ryan, director del Centro de Desintoxicación Estatal de Louisiana y experto en drogas sintéticas, indicó al respecto que las “sales de baño” hicieron su aparición por primera vez en Estados Unidos en 2010, “y en 2011 se propagaron incontroladamente”.
“Pasamos de 300 casos diagnosticados en todo Estados Unidos en centros de desintoxicación en 2010, a unos 6.000 en 2011 (…) Y todos los casos no son declarados a centros de drogodependencia, por lo que esos deben representar tal vez un 25% de los que realmente hay”, manifestó.