Los griegos votan entre la esperanza y el miedo al cambio de rumbo
El antigermanismo generado por la postura de las autoridades alemanas está bien presente, precisamente porque durante la jornada de reflexión ayer, la canciller Angela Merkel, avisó de que no permitirá la renegociación de las condiciones del rescate griego, algo que exigen tanto los conservadores como los izquierdistas.
Esperanza de cambio o miedo a él. Ese el dilema bajo el que los griegos están acudiendo a votar en unas elecciones cruciales y que pueden marcar no sólo el futuro del país, sino del conjunto de la eurozona.
El ejemplo son Manos, estudiante de 22 años, y su padre, Iosef, jubilado de 64 años.
Ambos votaron hoy con la esperanza de “un cambio para el país” en un colegio electoral de Kukaki, un céntrico barrio ateniense de clase media venida a menos.
Un deseo común expresado de forma totalmente diferente: Iosef apostó por los conservadores de Nueva Democracia -“el único partido que puede cambiar la situación y mejorar la economía”- y su hijo por el minoritario Izquierda Anticapitalista -“los más dispuestos a cambiar este país, aunque no entren en el Parlamento”-.
“Es la diferencia entre la vieja generación y la nueva”, consideró Manos..
Takis, un pinchadiscos de 46 años que hasta ahora era votante del Partido Comunista, depositó su sufragio por la izquierdista Syriza, con la esperanza de que un nuevo Gobierno “saque a Grecia de la miseria” y haga respetar la “dignidad” del país.
“No tengo mucha esperanza en los políticos, pero espero que Syriza no cometa los mismos errores que los anteriores partidos”, afirmó.
Otro votante, el joven electricista Babis, también dio su apoyo a Syriza, alegando que está más preocupado por la corrupción política que por la crisis económica.
También harto de los partidos tradicionales votó el exmiembro de las Fuerzas Especiales de la Armada Zeódoros Mijelakis.
“Antes votaba a Nueva Democracia, pero jamás lo volveré a hacer. Ahora voto a Griegos Independientes (nacionalistas) que son menos corruptos y de los que espero que no apoyen a los partidos pro-memorándum (de austeridad) ni a Syriza, porque no me gustan los comunistas”, explicó al votar en el barrio obrero de Neos Kosmos.
“Soy consciente de que tenemos que pagar nuestras deudas pero primero tienen que dejarnos vivir”, dijo, en referencia al creciente paro y la recesión económica que muchos achacan a las duras medidas de austeridad impuestas por la Unión Europea y por el Fondo Monetario Internacional a cambio de ayuda financiera.
Sobre el apoyo de algunos militares al partido neonazi Amanecer Dorado, este antiguo guardaespaldas aseguró: “Mi abuelo murió luchando contra los alemanes nazis y los italianos fascistas. Deshonraría a mi familia si votase por Amanecer Dorado”, afirmó.
El antigermanismo generado por la postura de las autoridades alemanas está bien presente, precisamente porque durante la jornada de reflexión ayer, la canciller Angela Merkel, avisó de que no permitirá la renegociación de las condiciones del rescate griego, algo que exigen tanto los conservadores como los izquierdistas.
“Yo no quiero que mi país salga del Euro, pero tampoco que los alemanes nos digan lo que tenemos que hacer”, explicó un agente de policía que vigilaba un colegio electoral.
En el otro lado están los electores que temen un resultado que haga peligrar la estabilidad del país, como Effi, un profesora de mediana edad y tradicional votante del socialdemócrata Pasok, que esta vez ha apostado por los conservadores.
“He votado a los conservadores para que mi país permanezca en el euro”, dijo, y opinó que, aunque se debe “reconsiderar la situación” y “renegociar” el memorándum, será “difícil” hacerlo en la actual coyuntura europea.
Tasos, otro elector conservador, depositó su voto a favor “de la permanencia del país en la Eurozona”. “Espero que mañana haya un Gobierno estable”, afirmó este doctor de 65 años.
Vangelis, un empleado de una aseguradora de 45 años, no quiso desvelar el contenido de su papeleta y, aunque se mostró deseoso de que las cosas “cambien” y de que “el país sea gobernado por otras personas”, manifestó su miedo a que mañana “haya pánico si el resultado no está claro”.