Niña activista baleada en Pakistán tiene 70% de probabilidades de sobrevivir, según sus médicos
Malala Yusufzai, que 14 años ha sido trasladada desde el hospital militar de Peshawar a uno de mayor complejidad en Rawalpindi. No se descarta que su cerebro haya sufrido daños por el tiro que sufrió de parte de los talibanes.
Malala Yusufzai, la joven paquistaní de 14 años tiroteada el martes último por los talibanes a raíz de su defensa del derecho a asistir a clases, ha mejorado su estado de salud por lo que ha sido trasladada desde el hospital militar de Peshawar a un hospital de Rawalpindi cercano a la capital de Islamabad, informó este jueves una fuente oficial.
Masud Kausar, gobernador de la provincia nororiental de Khyber Pakhtunkwa, en la que se halla ahora la joven, declaró a medios locales que la situación clínica de Malala ha mejorado, pero que “aún no está fuera de peligro”.
La figura de la adolescente adquirió notoriedad a nivel mundial hace tres años por su activo rechazo al terror talibán al defender el derecho de las niñas a educarse en su región natal de Swat, a través de un blog en el que escribía bajo un seudónimo. Malala recibió vario tiros el martes 9 de octubre por parte de insurgentes cuando se dirigía en un transporte escolar hacia su casa.
La joven defensora de los derechos de las niñas en Pakistán se encuentra estable dentro de la gravedad, después de que ayer de madrugada le fuera extraída una bala que se le había alojado en el cuello, cerca de la médula espinal.
Inicialmente, los especialista habían dicho que el impacto de bala en el cráneo no había alcanzado el cerebro, pero fuentes hospitalarias estiman ahora esto si pudo haber ocurrido. “Hay alrededor de un 70% de probabilidades de que sobreviva”, dijo el doctor Mumtaz Khan, a cargo del caso.
Los doctores que la operaron en Peshawar aconsejaron que fuera trasladada a otro centro sanitario para recibir mejor tratamiento médico y fuentes médicas afirmaron que será llevada a Dubái en cuanto su estado lo permita.
“Recen por ella”, afirmó su tío, Faiz Mohammad, antes de que la ambulancia saliera del hospital hacia Rawalpindi.
El caso de Malala ha copado las agendas informativas y políticas en Pakistán y el atentado contra su vida ha entrado incluso como uno de los puntos de la reunión semanal del Gabinete federal que tuvo lugar hoy.
La valentía de Malala y su familia, que la animó a seguir yendo a la escuela, le valió duras amenazas de los integristas, quienes reivindicaron el ataque y dijeron en un comunicado que matar a Malala era una “obligación bajo la ‘sharía‘ (ley islámica)”.