Un Barack Obama más agresivo se impone en segundo debate sobre Mitt Romney
El mandatario y postulante demócrata recuperó el terreno perdido tras el primer cara a cara y se mostró más enérgico al defender su labor. Obama acusó al republicano Romney de mentir y además se hizo cargo de la crisis económica y la gestión del atentado ocurrido en Libia.
El presidente de EEUU, Barack Obama, aprendió la lección de Denver. En el segundo debate realizado en la noche del martes en la Universidad Hofstra, a las afueras de Nueva York, el postulante demócrata fue mucho más enérgico y agresivo ante el republicano Mitt Romney, generándose gran cantidad de momentos tensos, gracias al protagonismo de los temas económicos, la inmigración y el ataque al consulado estadounidense en Libia.
Las primeras encuestas tras el cara a cara dan como ganador a Obama pero no por mucho margen sobre Romney, quien no se dejó avasallar, y asestó también duros ataques al presidente y candidato a la reelección.
El debate estuvo moderado por la periodista de CNN Candy Crowley, participaron 80 votantes indecisos de los que solo 11 pudieron formular una pregunta y los candidatos se levantaron constantemente de sus butacas para defender sus posiciones, gesticular e interrumpir al rival.
Romney “no tiene un plan de cinco puntos, sino uno de un solo punto” que es “asegurarse de que los más ricos juegan con diferentes reglas”, dijo Obama al inicio del cara a cara con una actitud desafiante que mantuvo hasta el final.
En los primeros compases del duelo el presidente repitió varias veces la frase: “No es verdad” cuando Romney manifestó que la producción petrolera ha caído durante su Gobierno y lo acusó de ser responsable de la subida del precio de la gasolina.
Durante la discusión sobre la política energética el debate se calentó, ambos candidatos se pusieron de pie y se interrumpieron mutuamente.
Romney replicó que, con su historial, el mandatario no puede presentarse como “el señor del gas, del petróleo y del carbón”, y prometió que él llevará a Estados Unidos a la independencia energética “en ocho años”.
“Es un error que los políticos en Washington decidan sobre la salud de las mujeres”, comentó Obama en otro momento del debate en alusión a la cobertura anticonceptiva que recoge la reforma sanitaria aprobada en 2010 y que los republicanos cuestionan.
Todas las mujeres en el país “deberían tener acceso a los anticonceptivos”, afirmó tajante Romney, un firme opositor al aborto que, no obstante, comentó hace algunos días que si llega a la Casa Blanca no promoverá leyes para restringir ese derecho.
Los ataques mutuos se fueron sucediendo sin descanso. Si Obama sostuvo que Romney sería “la última persona” en plantar cara a China por su competencia comercial desleal, el republicano utilizó el escándalo “Rápido y Furioso”, que permitió el trasiego ilegal de miles de armas a México en 2009, para cargar contra el presidente.
La inmigración, ausente en el primer debate y también en el que tuvieron los aspirantes a vicepresidente la semana pasada, apareció hoy por fin y Obama retrató a Romney como un político más radical con los inmigrantes que el expresidente George W. Bush.
Romney “llamó a la ley de Arizona un modelo para la nación. Parte de lo que dice la ley de Arizona es que los agentes podrían parar a personas porque aparentan que podrían ser trabajadores indocumentados”, enfatizó Obama.
En respuesta, el republicano presentó a Obama como alguien incapaz de cumplir sus promesas y citó que su proyecto de reforma migratoria jamás vio la luz.
“Deberíamos asegurarnos de que nuestro sistema legal funciona”, insistió Romney, que se negó a garantizar una “amnistía para aquellos que han venido aquí ilegalmente” pero se mostró abierto a que los hijos de indocumentados puedan “tener un camino para convertirse en residentes permanentes”.
El único espacio para la política exterior se lo llevó Libia y Obama aseguró que él es “el responsable último” de la gestión del atentado del pasado 11 de septiembre contra el consulado estadounidense en Bengasi que mató al embajador Chris Stevens y a otros tres ciudadanos.
El presidente se molestó cuando Romney sugirió que su Gobierno ha ocultado o tergiversado información sobre ese incidente.
Obama recordó que el día después del ataque habló en la Rosaleda de la Casa Blanca y lo calificó como un “acto de terror”, mientras Romney insistió en que al mandatario le llevó “14 días” describir lo ocurrido en Bengasi como un atentado terrorista.
Como colofón a una buena noche, Obama quiso cerrar el debate con una referencia al polémico vídeo en el que Romney menospreció al 47 por ciento de los votantes que, según él, dependen del Gobierno y no pagan impuestos.
“Cuando (Romney) dijo a puerta cerrada que el 47% del país se consideran a sí mismos víctimas, que se niegan a asumir responsabilidad personal, piensen de quién está hablando“, subrayó Obama.