No echan pie atrás: Israel seguirá con la construcción de nuevos asentamientos pese a la ola de críticas
"Seguiremos defendiendo nuestros intereses vitales frente a la presión internacional y no habrá ningún cambio en la decisión", señalaron fuentes del gobierno israelí. EE.UU, España, Gran Bretaña, Francia, Suecia, Alemania, Holanda, Rusia y Dinamarca rechazan la idea.
Israel seguirá adelante con la polémica construcción de viviendas en una zona crucial próxima a Jerusalén que romperá la continuidad territorial palestina, a pesar de la ola de condenas internacionales que ha generado la decisión, informaron este lunes fuentes gubernamentales a la edición digital del diario Haaretz.
“Seguiremos defendiendo nuestros intereses vitales frente a la presión internacional y no habrá ningún cambio en la decisión adoptada”, aseguraron al diario destacadas fuentes en la oficina del primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, que aprobó el plan el viernes en represalia por el reconocimiento del Estado de Palestina en la Asamblea General de la ONU.
El Gobierno israelí considera que la petición violó los acuerdos existentes entre las partes, por lo que, según las fuentes, “no es de extrañar que Israel no se haya quedado de brazos cruzados” y aprobara extender la colonización.
“Si ellos (los palestinos) continúan dando pasos unilaterales, Israel actuará en consecuencia”, agregaron.
Horas después del reconocimiento de Palestina como Estado observador de la ONU, el gobierno israelí aprobó 3.000 nuevas viviendas en distintos asentamientos de Cisjordania y reactivó los planes para construir en la zona conocida como E-1, entre Jerusalén y la ciudad-asentamiento de Maalé Adumim.
El plan E-1, aparcado hace años por Israel tras las fuertes presiones que ejerció el ex presidente estadounidense George W. Bush, pretende conectar la colonia de Maale Adumim a la parte oriental de Jerusalén.
Debido a su alcance, no saldría adelante hasta dentro de varios años, porque tendría que pasar las diversas fases de planificación urbana y aprobación en distintas instituciones israelíes.
Rechazo internacional
El portavoz adjunto del Departamento de Estado de EE.UU., Mark Toner, reiteró la oposición norteamericana a la iniciativa.
“Estados Unidos se opone a todo tipo de acciones unilaterales, incluida la actividad de asentamientos en Cisjordania y la construcción de viviendas en Jerusalén Este, porque complican los esfuerzos para reiniciar negociaciones directas”, afirmó Toner en un comunicado.
“Hemos dejado claro al Gobierno de Israel que ese tipo de acción es contraria a la política estadounidense”, aseguró Toner. “Estados Unidos y la comunidad internacional esperan que todas las partes desempeñen un papel constructivo en los esfuerzos para lograr la paz”, agregó
Por las dramáticas consecuencias que estos planes tendrán para la solución de dos estados, España, Gran Bretaña, Francia, Suecia y Dinamarca también condenaron la decisión y convocaron a los embajadores israelíes en sus respectivas capitales para dar explicaciones y pedirles que Israel “retire el proyecto”.
El ministro español de Asuntos Exteriores, José Manuel García-Margallo, anunció el “disgusto” de su país tanto por la construcción en territorio ocupado como por la congelación que Israel impuso a los impuestos que recolecta para la Autoridad Nacional Palestina (ANP).
Londres, por su parte, señaló en un comunicado que “deplora” la decisión, mientras que el ministro francés de Exteriores, Laurent Fabius, la calificó de “grave” y dijo que significa un “obstáculo serio para la solución de dos Estados”.
También Alemania, Holanda y Rusia han hecho público su malestar ante el nuevo plan israelí, mientras que la Liga Árabe consideró que dificultan los esfuerzos para reanudar el estancado proceso de paz entre Israel y los palestinos.
Fuentes diplomáticas de varios países europeos confirmaron que en la UE “hay un enfado muy importante” y que los países europeos consideran que “el proyecto E1 es una línea roja que no se puede cruzar”.
Pese a las condenas, portavoces del Ministerio israelí de Exteriores se mostraron tranquilos ante la reacción y señalaron que convocar a un embajador para transmitirle una protesta no deja de ser “algo dentro de lo normal”.
“Tenemos muy buenas relaciones con estos países. Han criticado nuestra decisión, eso es algo público, y nosotros tampoco estamos particularmente contentos con el voto en la ONU”, declaró a Efe el vice-portavoz diplomático Paul Hirschson, quitando importancia a las desavenencias.