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8 de Enero de 2013

Los designados por Obama para el Pentágono y la CIA encaran oposición en el Congreso

Ambos cargos requieren la confirmación del Senado, y las audiencias, lo mismo que la que encara el senador demócrata John Kerry, propuesto para dirigir el Departamento de Estado, ocurrirán después de que Obama inicie su segundo mandato el 21 de enero.

Por Redacción
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El ex senador Chuck Hagel, postulado por el presidente Barack Obama como próximo jefe del Pentágono, y John Brennan, propuesto para director de la CIA, encaran desde hoy, al día siguiente de su nominación, una oposición creciente de republicanos y demócratas en el Congreso.

Ambos cargos requieren la confirmación del Senado, y las audiencias, lo mismo que la que encara el senador demócrata John Kerry, propuesto para dirigir el Departamento de Estado, ocurrirán después de que Obama inicie su segundo mandato el 21 de enero.

Las postulaciones de Kerry y Hagel, ambos con servicio militar distinguido durante la guerra de Vietnam, dan satisfacción a una reivindicación demorada para la generación que combatió, hace cuatro décadas, en un conflicto que dividió profundamente a la sociedad estadounidense.

Pero Hagel y Brennan enfrentan ahora críticas y oposición tanto desde la derecha como desde la izquierda en el dividido escenario político estadounidense.

Hagel “ha usado en el pasado un lenguaje que no debería haber usado”, dijo esta mañana el senador demócrata de Maryland, Ben Cardin, en una entrevista con la cadena CNN.

En 1998, durante las audiencias de confirmación de un embajador en Europa, Hagel cuestionó si el candidato al cual describió como “agresivamente homosexual” era digno de representar a Estados Unidos en el exterior.

El grupo conservador Log Cabin Republicans, que defiende los derechos de los homosexuales, en un reciente aviso a toda página en el diario The Washington Post, calificó como “terrible” el historial de Hagel y criticó el apoyo que dio, cuando era senador, a una ley de “defensa del matrimonio” que definía a éste, exclusivamente, como la unión de un hombre y una mujer,

Hagel ha pedido disculpas por aquellas declaraciones en 1988 pero LCR indicó que ese cambio de opinión es “demasiado poco y llega tarde”.

Por otro lado, durante una entrevista en 2006, Hagel afirmó que “el lobby judío intimida a mucha gente aquí (en Washington)”, y añadió: “Yo soy un senador de Estados Unidos. No soy un senador israelí”.

Hagel ha sugerido negociaciones con el grupo palestino Hamás, que Washington califica como organización terrorista; ha manifestado su oposición a las sanciones contra Irán, y aunque votó para darle al presidente George W. Bush autoridad para el uso de la fuerza militar en Afganistán e Irak, luego criticó la conducción de ambas guerras.

“Esas referencias a una persona homosexual y al ‘lobby pro-judío’ son causa de preocupación”, añadió Cardin. “Habrá que dejar que el proceso (de confirmación) siga su curso de manera abierta y franca”.

El presidente Obama promovió y el Congreso aprobó en 2011 la abolición de las prohibiciones para que los homosexuales presten servicio en las Fuerzas Armadas, y Cardin señaló hoy que una de sus preocupaciones acerca de Hagel es “asegurar que no haya discriminación entre los militares” contra los homosexuales.

El supuesto desapego de Hagel hacia Israel -que todos los presidentes de EE.UU. han calificado y califican como un aliado vital e imprescindible- puede afectar el voto de senadores demócratas como Charles Schumer, de Nueva York.

Por su parte, los republicanos no han perdido tiempo en criticar a Hagel y sus posiciones acerca del conflicto del Oriente Medio: el senador republicano Lindsey Graham, de Carolina del Sur, sostuvo que Hagel “sería el secretario de Defensa más antagónico de Israel en la historia de nuestro país”.

El jefe de la minoría republicana en el Senado, Mitchell McConnell, de Kentucky, prometió que se le dará a Hagel “una audiencia justa”, pero advirtió de que el candidato de Obama para el Pentágono “enfrentará preguntas difíciles”.

Por su lado, Brennan, un funcionario con 25 años de carrera en los servicios de inteligencia, enfrenta críticas asimismo desde la derecha y la izquierda.

Los comentaristas conservadores Rush Limbaugh y Sean Hannity señalan como grave falta el hecho de que Brennan nunca use en la misma frase los términos “islámico” y “terrorismo”.

Brennan emergió a la luz pública en 2011 como el principal expositor del gobierno de Obama de los detalles de la incursión en Pakistán que culminó con la muerte del jefe de Al Qaeda, Osabam bin Laden.

Pero la izquierda tiene sus suspicacias hacia Brennan: desde sus puestos en la Agencia Central de Inteligencia el funcionario estuvo involucrado en el programa de secuestros, traslados clandestinos e “interrogatorios reforzados” de supuestos terroristas tras los ataques en EE.UU. en septiembre de 2001.

Y los sectores más conservadores coinciden con los defensores de los derechos civiles en otra crítica a Brennan: como uno de los principales asesores de seguridad nacional del presidente Obama, el funcionario es corresponsable del incremento del uso de aviones robóticos y ataques con misiles teledirigidos contra supuestos cabecillas terroristas.

Esta forma de guerra con alta tecnología ha incluido el asesinato de, al menos, un ciudadano estadounidense en Yemen, señalado por el Gobierno de EE.UU. como un terrorista.

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