[Fotos] Vladimir Franz: El tatuado candidato presidencial de República Checa
Franz, de 53 años, estudió Derecho y defiende "una sociedad educada, culta y tolerante, que no reivindique sólo derechos, sino que se asuma deberes", entre ellos el de la responsabilidad.
Licenciado en Derecho, pintor, compositor, tatuado en casi todo su cuerpo y ahora aspirante a presidir la República Checa: Vladimir Franz es sin duda el candidato más llamativo en las elecciones que el país centroeuropeo celebrará los días 11 y 12 de enero.
“Durante toda mi vida me he pronunciado mediante la expresión artística como compositor musical y como creador, sobre la evolución del mundo, de la sociedad, del hombre, del hombre en la naturaleza”, explica este atípico candidato en una entrevista con Efe.
Una forma de relacionarse con el mundo que desde hace tiempo ya no le basta al dudar de “si es suficiente para los problemas de este mundo hablar sólo con el arte o entrar a participar como ciudadano”.
La respuesta a esa pregunta ha sido una candidatura a la jefatura del Estado que ha contado con el aval de 75.000 personas.
Aunque estudió Derecho, Franz, de 53 años, orientó su vida hacia el arte para no tener que cooperar con el totalitarismo del entonces régimen comunista, al que aborrecía.
Lejos del aspecto feroz que le da su rostro tatuado, Franz defiende “una sociedad educada, culta y tolerante, que no reivindique sólo derechos, sino que se asuma deberes”, entre ellos el de la responsabilidad.
Una responsabilidad que incluye la de elegir buenos gobernantes que sirvan a la cosa pública. “Pero para ello hace falta formación jurídica y económica”, añade.
“Se ha producido una alienación de la política, y los ciudadanos tienen la sensación de que no pueden alterar el funcionamiento del Estado. Se han perdido los ideales básicos, incluso el sentido de la vida”, analiza.
Sus críticas también van contra la Unión Europea y lo que considera su “administración hipertrófica”.
Entre sus libros favoritos cita con gusto a “El señor de los anillos” y reconoce que “la mitad de mis composiciones de música culta están basadas en textos del Antiguo y Nuevo Testamento”.
Pero este profesor universitario tiene también placeres más mundanos. “Rebozarme en la arena en una playa de las Islas Canarias (España), donde voy con frecuencia a veranear a casa de un amigo”, reconoce.