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16 de Abril de 2013

Las bombas que causaron terror en Boston estaban en dos ollas a presión con temporizador

Las investigaciones no han permitido detectar explosivos de gran potencia, lo que sugiere que las bombas eran artefactos artesanales. Se cree que las ollas que contenían los dos artefactos estaban rellenas de fragmentos de metal, bolas y clavos, que se clavaron en los cuerpos de los heridos.

Por EFE
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El FBI confirmó este martes que las dos bombas estallaron ayer lunes durante la Maratón de Boston eran de pequeño tamaño y escasa potencia, igualmente todo apunta a que se trataba de artefactos explosivos artesanales. La información que fue dada a conocer por la cadena CNN, agrega que las investigaciones no han permitido detectar restos de C-4 ni de ningún otro material de gran potencia, lo que sugiere que las bombas eran artefactos artesanales elaboradas con explosivos rudimentarios.

Además las autoridades indicaron que ven “probable” que se usara un temporizador en lugar de un teléfono móvil para detonar los artefactos.

La agencia AP, agrega que las dos bombas habrían esta ocultas dentro de sendas bolsas deportivas negras y fueron construidas con ollas a presión de seis litros de capacidad, rellenas de fragmentos de metal, bolas y clavos, que se clavaron en los cuerpos de los heridos. De hecho, en algunos casos se han extraído hasta 20 o 30 trozos de algunos de los 176 heridos, según el doctor George Velmahos, jefe de Traumotología del Hospital General de Massachusetts, consigna La Razón.

Michael McCaul, representante republicano de Texas que dirige el Comité de Seguridad Nacional de la Cámara, dijo que las autoridades creen que los artefactos serían similares a las bombas improvisadas que han sido utilizados contra las tropas estadounidenses en Irak y Afganistán.

Hay que recordar que un artefacto explosivo formado a partir de una olla a presión se utilizó en el atentado fallido de Times Square en Nueva York en 2010.

Duros testimonios

La primera explosión fue la más cercana a la línea de meta de la carrera, mientras que la segunda se registró a unas dos manzanas de esa primera deflagración.

Todo empezó cuando ya los primeros corredores de la maratón hacía rato que habían cruzado la línea de meta. Un gran estruendo, seguido de humo, recibió a los corredores que entraban en ese momento. Más tarde se escuchó otra explosión. Y después una tercera controlada. Ya había cundido el pánico entre los deportistas, mientras algunos de ellos superaron la meta bañados de sangre.

“La pierna de alguien voló sobre mi cabeza. Les di mi cinturón para que intenten parar la sangre”, indicó un espectador, John Ross, que había acudido a ver el final de la carrera. Mientras, otros espectadores corrían despavoridos gritando “¿dónde están mis hijos?”

Pam Howze, de 39 años, de Arlington (Virginia), quien justo había terminado el maratón cuando tuvieron lugar las explosiones, salvó su vida por segundos. “No vimos nada. Estábamos andando y escuchamos dos bum. Acabábamos de dejar el lugar”, explicó al periódico local.

Mientras, Paul Cummings de 44 años, de Portland (Oregón), se hacía un masaje en la pierna cuando tuvieron lugar las explosiones. “Sonó como una bomba. Quizá veo mucha televisión o algo. Pero, en cuanto lo oí, sabía que era una bomba. Fue una gran explosión, y luego vino otra. Nadie puede escuchar una cosa así y pensar que ha ocurrido algo bueno”, indicó después de que empezasen a llevar heridos al lugar donde le hacían el masaje. Después recuerda que se empezó a escuchar el sonido de sirenas mientras la gente lloraba y los agentes de Policía pedían a los miles de corredores que participaron en este simbólico maratón que evacuasen el lugar.

La portavoz de la Policía de Boston, Cheryl Fiandaca, confirmaba que había tres muertos y 176 heridos, 17 de ellos en estado crítico. Entre los fallecidos, en tanto, se encuentra un niño de ocho años.

Las víctimas se repartieron entre cinco hospitales, donde se atendieron a 86 personas, entre ellas dos niños. El jefe de Urgencias del Hospital General de Massachusetts, Alisdair Conn, indicó que “las heridas son igual que cuando explota una bomba de estilo militar en Irak o Israel”.

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