[Fotos] Un cuento de hadas: Así fue la investidura de Máxima, la reina argentina de Holanda
La economista, lucía una tiara histórica de la reina Emma y un vestido de encaje azul eléctrico de diseñador holandés. Desde Argentina acudieron como representantes del Gobierno, el vicepresidente, Amado Boudou, y la presidenta provisional del Senado, Beatriz Rojkés de Alperovich.
“Quiero desempeñarme como rey con toda la fuerza que me han dado”. Con estas palabras este martes, Guillermo Alejandro, juró y fue investido como el nuevo monarca de Holanda. La corona quedó a un costado, en una mesa de ceremonia. El más ostentoso signo de esta monarquía constitucional en la investidura del nuevo rey fue el manto de armiño que llevó sobre los hombros y que se ha ido reciclando desde William I.
Por su parte, la flamante reina Máxima Zorreguieta. estaba espléndida. La economista de origen argentino, lucía una tiara histórica de la reina Emma y un vestido de encaje azul eléctrico de diseñador holandés y capa con amplias hombreras, del mismo color que los vestidos de sus hijas. Ambos entraron de la mano a la iglesia, con aire solemne ante las decenas de representantes de las casas reales del mundo y jefes de Estado y gobierno, consigna el diario argentino Clarín.
La entrada a la ceremonia fue espectacular. En medio de las hurras de su pueblo, la procesión fue iniciada por las hijas de los monarcas, las princecitas Catharina Amalia, Alexia y Arianne, vestidas con azul eléctrico y moños al tono. Las seguía su abuela Beatriz, que tras su abdicación ahora es -nuevamente- princesa de Orange, de azul oscuro y con sombrero y una roseta en su banda y el resto de la familia real, con sus príncipes y princesas.
Todos entraron a la iglesia para esperar a los nuevos soberanos, en un protocolo milimetrado pero funcional. Las princesitas se sentaron junto a su abuela, que les hablaba con ternura después de que las chiquitas ensayaran ayer la ceremonia.
Los invitados
Entre los invitados reales desplegaron sus más espectaculares uniformes militares los hombres y los vestidos más elegantes las mujeres. El príncipe Carlos de Inglaterra, que presencia la Asunción de la reina Beatriz en 1980 sin poder llegar aun al trono británico, estaba en su uniforme naval y triste, como siempre. Camilla, su esposa, repitió el tocado de laureles de su casamiento en un vestido largo lila. Philipe y Matilde de Bélgica lucían esplendorosos .
Las recomendaciones de no usar sombreros fueron abandonadas. Laurentine, la esposa del príncipe Constantino, lucía una espectacular sombrero. Letizia de España estaba de gris y con un “fascinator” de plumas acompañada por el príncipe Felipe, con barba rala. El beige en la pamela y el vestido fue elegido por Victoria de Suecia, la futura heredera y madrina de Catharina Amalia. La esposa del heredero de Brunei estaba cubierta por su velo islámico.
La ceremonia va a ser recordada por la reaparición de la princesa Masako y su esposo, los herederos de Japón, después de su larga depresión. Con un vestido beige largo y un sombrero, la ex graduada de Harvard y ex diplomática, sonreía con calma. El príncipe de Mónaco, Alberto, llegó sin Charlene, su esposa sudafricana.
Europa estaba representando por el presidente de la Comisión Europea, José Barroso. No demasiado lejos estaba Kofi Annan, ex secretario de las Naciones Unidas y su esposa finlandesa.
Desde Argentina acudieron como representantes del Gobierno, el vicepresidente, Amado Boudou, y la presidenta provisional del Senado, Beatriz Rojkés de Alperovich; ambos fueron parte de la foto oficial de la asunción, informa el diario trasandino La Nación.
Bodou subrayó antes de la ceremonia que llevaba a Máxima “el saludo de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner y del pueblo argentino” y elogió “el carisma y personalidad” de la argentina.
“A partir de que forme parte de la familia real tenemos mucho para trabajar en intercambio comercial, tecnológico, cultural y educativo”, expresó.
Así como la transferencia del reino de su mamá a su hijo se selló temprano en la mañana con un emocionado beso en el balcón, la formalidad y la constitucionalidad fue el marco para la ceremonia de investidura del más joven soberano holandés en la Iglesia Nueva, a menos de 50 metros del palacio real en Amsterdam. Máxima, será la reina consorte pero sin un rol constitucional. Una soberana de cortesía, que será llamada Su Majestad o simplemente Máxima, como la llaman la mayoría de los holandeses.
La plaza Dam, colmada de miles holandeses disfrazados de naranja, los colores de la Casa de Orange, los vió cuando caminaron desde el palacio real hasta la Iglesia Nueva. Un rato antes fue la ex reina Beatriz la que recibió la ovación y el reconocimiento.
Lía Taman era una de sus súbditos, que celebraba con una corona inflable naranja. “Es un día histórico para Holanda y Máxima es simplemente una “prima donna”. Buena persona, abierta. La reina que necesitábamos”, dijo.
Los antinomarquistas también estaban en la plaza, aunque representan el 10 por ciento del país. Reclaman que les reduzcan los 800.000 euros de sueldo del soberana y se imponga la democracia y la transparencia.
El nuevo monarca holandés destaca como el soberano más joven de Europ. Un hombre que hace diez años atrás prefería no ser rey y soñaba con ser una persona normal. Hasta que descubrió a la mujer, que le enseño a disfrutar de la vida y de sus atributos, sin mayores contradicciones.
Los reyes ya investidos regresarán al Palacio real, donde ofrecerán una recepción a las 18 miembros de las familias reales que asistieron a la ceremonia, a los legisladores, el Consejo de Estado, gobernadores, y primeros ministros de Aruba, Curazao y St Marteen, a las delegaciones extranjeras más el personal diplomático y otros dignatarios.
Luego irán hasta el Eye Amsterdam, un espectacular museo inaugurado por la ahora ex reina Beatriz en el puerto, para partir después en un paseo marítimo junto a sus hijas, escoltado por una caravana de barcos, para saludar a sus súbditos. Los holandeses bailarán hasta la medianoche para celebrar en la plaza de Dam la llegada de los nuevos reyes.