EE.UU.: Juicio al topo de Wikileaks centró sus alegatos hoy en definición de ayuda al enemigo
La Fiscalía, que representa al Gobierno estadounidense, intenta demostrar en este juicio, que comenzó ayer tras más de 3 años de espera, que Manning ayudó indirectamente a la organización terrorista Al Qaeda al ceder información clasificada a WikiLeaks a sabiendas.
La definición de ayuda al enemigo, el cargo más grave al que se enfrenta el soldado Bradley Manning por filtrar secretos a WikiLeaks, centró hoy la segunda jornada de un juicio que definirá el futuro del manejo de información que afecte a la seguridad nacional en EE.UU.
La defensa, encabezada por el abogado David Coombs, intentó de nuevo apelar ante la juez Denise Lind a las emociones frente a los hechos, en ocasiones demasiado técnicos, y tediosas enumeraciones de pruebas digitales de la Fiscalía.
Adrián Lamo, el hacker informático de origen colombiano que delató a Manning en mayo de 2010 a las autoridades, reconoció tras preguntas de Coombs que el soldado confesó haber realizado las filtraciones por ser un “idealista” y para conseguir exponer “la verdad” de la guerra a la opinión pública.
Lamo, llamado a testificar por la acusación que representa al Gobierno estadounidense, negó a Coombs que Manning mostrara una actitud de “de deslealtad hacia EE.UU.” o intención de “ayudar a los enemigos del país” como motivo para filtrar más de 700.000 documentos clasificados, entre ellos acciones de las guerras de Irak y Afganistán o más de 250.000 cables diplomáticos.
El hacker contestó afirmativamente a la pregunta de Coombs de si el acusado le dijo que “hay informaciones que pertenecen al dominio público y no a un cuarto oscuro en Washington DC” y que quería que el mundo conociera los datos de víctimas en Irak o “cómo el primer mundo explota al tercer mundo”, tal como lo ha reconocido el propio Manning.
El perito informático Mark Johnson indicó que en sus análisis de los equipos informáticos de Manning tras su detención a finales de mayo de 2010 no encontró información que lo delatara como un simpatizante del terrorismo o una persona con sentimiento de odio hacia su país.
La Fiscalía, que representa al Gobierno estadounidense, intenta demostrar en este juicio, que comenzó ayer tras más de 3 años de espera, que Manning ayudó indirectamente a la organización terrorista Al Qaeda al ceder información clasificada a WikiLeaks a sabiendas.
Hoy, la Fiscalía presentó el testimonio leído de la persona que tomó juramento y presenció cómo Manning firmó “voluntariamente” el acuerdo de confidencialidad necesario para su trabajo de analista de inteligencia, mientras que desde el estrado testificaron Troy Moul y Brian Madrid, responsables de la formación que recibió el soldado para tratar de manera adecuada la información clasificada.
Según la Fiscalía, Manning sabía, debido a su entrenamiento como analista de inteligencia en Irak, puesto que desempeñó desde finales de octubre de 2009 hasta mayo de 2010, que información publicada en internet podía ser utilizada por enemigos para atacar intereses estadounidenses.
El artículo 104 del Código Militar de Estados Unidos estipula que ayuda al enemigo es cualquier ayuda tanto física, económica, como en inteligencia que se provea a un enemigo de manera “tanto directa como indirecta”.
La acusación del Gobierno estadounidense también contó hoy con varios testimonios para mostrar el rastro digital que dejaron las actividades de Manning de recopilación y filtración de información clasificada hasta poco antes de ser detenido en la base de Hammer, cerca de Bagdad.
Manning ha reconocido haber filtrado información a WikiLeaks y se ha declarado culpable de 10 de los 22 cargos de que se le acusa, los menos graves, penados con un máximo de 20 años.
La segunda sesión del juicio a Manning estuvo marcada por una mucho menor presencia de periodistas y un escaso número de manifestantes a las puertas de la base de Fort Meade (Maryland), mientras que a diferencia de ayer el público que asistió a la sala del tribunal pudo vestir a modo de protesta silenciosa camisetas con la palabra “verdad”.
Además, las autoridades militares permitieron la asistencia a la sala de prensa, donde se sigue el juicio en circuito cerrado de televisión, de dos taquígrafos que transcribirán a diario el juicio, financiados por la fundación Freedom of Press, debido a que las estrictas y excepcionales normas de este proceso no permiten disponer de esa información de manera rápida y completa.