Papa Francisco anima a la Iglesia a seguir luchando contra la pederastia
El responsable del Centro para la Protección del Niño explicó los alcances de su cita con el Papa, indicando que los instó a seguir con su política de tolerancia cero hacia los abusos. Además, informó que en los últimos años se han recibido 1.800 denuncias.
El Papa Francisco ha animado a los responsables del Centro para la Protección del Niño, creado por la Universidad Pontificia Gregoriana para luchar contra los casos de pederastia, a continuar con su labor para la protección de menores, informó su responsable, el jesuita Hans Zollner.
“El Papa escuchó con mucha atención, subrayó que es un trabajo importante y nos animó a continuar adelante con ese compromiso”, afirmó Zollner, que agregó que las palabras de Bergoglio son la continuación de las pronunciadas el pasado 5 de abril, cuando aseguró que pretende actuar “con decisión” contra los casos de abusos sexuales en el seno de la Iglesia Católica, siguiendo la misma línea de su predecesor, Benedicto XVI.
Aquel día, el papa Bergoglio se reunió con Gerhard Ludwig Muller, prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, y durante el encuentro, según informó el Vaticano, “instó” al dicasterio que se ocupa de los casos de pederastia en la Iglesia Católica a “seguir con la línea instaurada por Benedicto XVI (tolerancia cero) y actuar con decisión en lo que respecta a los casos de abusos sexuales”.
Según datos del “promotor de Justicia” (fiscal) de la Congregación para la Doctrina de la Fe, Robert Oliver, en los últimos tres años llegaron al Vaticano 1.800 denuncias de casos de abusos sexuales a menores por parte de clérigos y la mayoría de los mismos ocurrieron entre 1965 y 1985.
Esos casos han costado ya a la Iglesia Católica a nivel internacional más de 2.000 millones de dólares, según informaron los expertos estadounidenses Michael Bemi y Patricia Neal.
Sobre las personas que sufrieron abusos, Bemi y Neal señalaron que todavía no existe un estudio a nivel mundial, pero que sólo en EEUU se estiman unas 100.000, a las que hay que sumar los cientos de víctimas de los casos denunciados en Irlanda, Alemania, Australia, Austria, Bélgica, Brasil, Canadá, Chile, India, Holanda, Filipinas y Suiza, entre otros países.