Obama analiza acción "en solitario" sobre Siria tras rechazo de Londres
En el ámbito internacional, Obama ha continuado los contactos con mandatarios extranjeros y hoy habló con la canciller alemana Angela Merkel, que se suma a las conversaciones con los jefes de Gobierno de Reino Unido, Francia, Canadá y Australia.
El presidente estadounidense, Barack Obama, y su equipo de seguridad explicó hoy al Congreso los objetivos y la justificación para una eventual intervención militar en Siria, algo que podría decidir en solitario tras el rechazo del Parlamento británico a la participación del Reino Unido.
Varias fuentes del Gobierno estadounidense citadas por la cadena CNN y el diario The New York Times coincidieron en asegurar que Obama optaría por una intervención en Siria, incluso si sus aliados británicos decidieran respetar la voz del Parlamento y no participar en el castigo al régimen de Bachar al Asad.
La ronda de consultas que inicio la Casa Blanca con el Congreso se dio hoy al tiempo que el Parlamento británico rechazaba las razones del Gobierno de David Cameron para intervenir en Siria.
Pese al contratiempo que supondría que el Reino Unido no se uniera a la “respuesta internacional” que ayer dijo buscar Obama, el presidente estadounidense podría seguir adelante y sin el consenso en el seno del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, algo que Washington tampoco espera que se dé debido a la oposición rusa y china.
Obama habló hoy personalmente con el presidente de la Cámara de Representantes, John Boehner, y el líder de la minoría republicana del Senado, Mitch McConnell, para explicarles la estrategia y las supuestas pruebas que justificarían un potencial ataque contra el régimen sirio.
Por la tarde, la asesora de Seguridad Nacional de Obama, Susan Rice; el secretario de Estado, John Kerry; el jefe del Pentágono, Chuck Hagel; el Director Nacional de Inteligencia, James Clapper, y el jefe del Estado Mayor Conjunto, Martin Dempsey, hablaron por teleconferencia con líderes del Congreso.
En Washington, el portavoz adjunto de la Casa Blanca, Josh Earnest, no quiso confirmar si Obama pedirá la autorización formal del Congreso antes de un eventual ataque, y se limitó a decir que el Gobierno está manteniendo una “robusta” comunicación con el Legislativo.
Según las Resolución de Poderes de Guerra, el presidente debe notificar con 48 horas de antelación al Congreso el inicio de una acción militar y necesitaría la aprobación del Legislativo en caso de que la intervención se alargara más de 60 días, aunque no sería la primera vez que el Ejecutivo decide acciones militares sin el sello del Legislativo.
Pese a asegurar ayer que no hay una decisión tomada, Obama ya da por hecho que el régimen de Al Asad está detrás del ataque con armas químicas a gran escala del pasado 21 de agosto y con ese objetivo la Casa Blanca presentará en breve un resumen de las pruebas que han recabado los servicios de espionaje estadounidense.
Por el momento, Obama ha conseguido el apoyo público de senadores con gran peso, como el demócrata Robert Menéndez, presidente del Comité de Exteriores del Senado, quien consideró que el de Siria es “un caso convincente para actuar” militarmente, aunque de manera “limitada”.
En el ámbito internacional, Obama ha continuado los contactos con mandatarios extranjeros y hoy habló con la canciller alemana Angela Merkel, que se suma a las conversaciones con los jefes de Gobierno de Reino Unido, Francia, Canadá y Australia.
Antes del rechazo del Parlamento británico, la portavoz adjunta del Departamento de Estado, Marie Harf, afirmó que los tiempos para actuar no están determinados por el Consejo de Seguridad, donde Washington dan por hecho que no habrá consenso, ni por la actividad parlamentaria de Londres.
“Nosotros tomamos nuestras propias decisiones con nuestros plazos, pero seguiremos en contacto cercano con nuestros aliados, entre ellos el Reino Unido”, indicó la portavoz.
Al margen de la política y la diplomacia, Estados Unidos siguió hoy acumulando poder militar en el Mar Mediterráneo.
A los cuatro destructores estadounidense ya desplegados en el Mediterráneo oriental se les unirá próximamente un quinto, todos ellos con la capacidad de lanzar decenas de misiles crucero guiados por satélite a distancias superiores a los 1.600 kilómetros.