Obispo holandés propone que víctimas de abusos sexuales tengan su patrón
Se trata de Frans Schraven, quien siendo obispo de Zhengding (China) en 1937, se negó a entregar a mujeres chinas que estaban bajo su protección para ser explotadas como prostitutas por los invasores japoneses.
El obispo de la localidad holandesa de Roermond (sur del país), Frans Wiertz, ha propuesto que las personas que hayan sido víctimas de abusos sexuales tengan un santo patrón en la iglesia católica, informa hoy el portal de noticias DutchNews.
Wiertz defiende que el antiguo obispo de la provincia neerlandesa de Limburgo Frans Schraven, que fue asesinado en China en 1937, sea declarado patrón de las personas que hayan sufrido este tipo de abusos.
Schraven, que era por aquel entonces obispo de Zhengding (un condado próximo a Pekín), rechazó entregar a varios cientos de mujeres chinas que estaban bajo protección de las autoridades católicas para ser explotadas como prostitutas por los invasores japoneses.
Los japoneses no se llevaron a las mujeres pero ejecutaron a Schraven y a otros ocho católicos.
Este fin de semana la iglesia católica de Holanda entregó al Vaticano documentación sobre Schraven para que el papa Francisco decida si debe ser beatificado.
En un sermón la semana pasada, el obispo Wiertz señaló que Schraven podría ser considerado eventualmente “santo patrón de las víctimas de los abusos”.
Además, se refirió a los casos de abusos sexuales dentro de la iglesia que han salido a la luz en los últimos años y afirmó que Schraven era “un ejemplo para todos”.
“El obispo Schraven nos mostró que la iglesia siempre necesita a personas que sigan el camino correcto, que condenen los abusos y que quieran dar sus vidas si es necesario”, indicó.
Si el papa Francisco determina que Schraven murió como un mártir, puede ser beatificado “sin necesidad de que haya realizado ningún milagro”, destaca el portal de información.
Entre 10.000 y 20.000 menores holandeses fueron víctimas desde 1945 de abusos sexuales por parte de religiosos católicos, una práctica que era conocida por una jerarquía eclesiástica cuya mayor preocupación era evitar el escándalo, según un informe presentado en diciembre de 2011 impulsado por el exministro neerlandés Wim Deetman.
Poco antes, una comisión jurídica independiente designada para tratar los abusos sexuales en el seno de la iglesia católica holandesa que las víctimas fueran indemnizadas con compensaciones entre los 5.000 y los 100.000 euros.