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20 de Febrero de 2014

Lo que queda de la millonaria colección de autos de Pablo Escobar

“La lujosa colección de autos de Pablo Escobar fue símbolo de su ostentación y liderazgo en el mundo del hampa y la primera que sufrió las consecuencias de sus múltiples guerras. Sólo queda la chatarra y la historia que cuenta”, reza un cartel ubicado en su casa museo.

Por Redacción
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Si hay algo que hizo Pablo Escobar en su vida fue derrochar dinero. Construyó un zoológico y su propia cárcel y ofreció incluso pagar la deuda externa de Colombia, por lo que en este listado no podía faltar su colección de autos clásicos avaluada en 300 millones de dólares, según consigna el portal Deautos.com.

El primer automóvil que adquirió el “Patrón del Mal” fue un Renault 4, sin duda el más convencional de toda su flota. Este exitoso vehículo a nivel sudamericano fue utilizado por Escobar para realizar sus primeros viajes ilícitos a Ecuador.

Con uno muy similar al anterior, previo a convertirse en el “Zar de la cocaína”, se atrevió a incursionar en el automovilismo deportivo. Gustavo Gaviria, su primo y socio principal, lo motivó a conformar el equipo “Depósito Cundimarca”, que auspiciaba Bicicletas Ossito, la marca del hermano mayor de Pablo. De esta manera, en 1979 corrió la Copa Renault y el Premio Marlboro, en el autódromo Ricardo Mejía de Bogotá.

Una vez convertido en el séptimo hombre más rico del mundo, según la Revista Forbes, y uno de los más grandes asesinos en la historia global, su flota dio un salto de calidad sustancial.

Entre sus autos más destacados se encuentra uno de los más buscados por los coleccionistas: el Porsche 356. Según sus biógrafos, este era su preferido. El motor no contaba con demasiada potencia (75 CV), pero gracias a sus finas líneas exteriores aún ostenta el título de uno de los deportivos más atractivos de todos los tiempos.

Mercedes-Benz también estuvo entre las filas del “Patrón” con dos de sus mejores autos: el 300 SL Roadster, la variante descapotable del icónico “Alas de Gaviota” y el 600 tipo limusina, que se desplazaba gracias a un motor V8 de 6.3 litros de cilindrada. Tan exclusivo era el modelo que otros propietarios de este modelo fueron John Lennon y Elvis Presley.

No podía faltar en esta enumeración, su Roll-Royce Phantom 20´s, uno de los más lujosos. Se trataba del New Phantom, construido antes de 1929 y correspondiente a la primera generación (ese año lo suplantó el Phantom II) de uno de los autos clásicos más elegantes y uno de los que más le costó conseguir a Escobar, según cuenta la leyenda.

Las fábulas colombianas cuentan que Escobar compró el auto de Al Capone, aunque él mismo lo haya desmentido públicamente. Era un Cadillac de la década del ´30 que montaba un impresionante motor de 16 cilindros en “V” y, supuestamente, estaba continuamente equipado con una ametralladora. El narcotraficante habría confesado a sus cercanos que lo obtuvo en Medellín tras varios tiros.

Lejos de los lujos, camionetas Toyota Land Cruiser fueron los vehículos elegidos por el colombiano para ser utilizados por su ejército privado para combatir a la subversión y al Estado y como entrenamiento de sus escoltas.

“La lujosa colección de autos de Pablo Escobar fue símbolo de su ostentación y liderazgo en el mundo del hampa y la primera que sufrió las consecuencias de sus múltiples guerras. Sólo queda la chatarra y la historia que cuenta”, reza un cartel ubicado en la Hacienda Nápoles convertida en el Museo Casa Pablo Escobar como testimonio de lo que queda de esos 300 millones de dólares.

Fotografías: www.deautos.com

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